Lectura De La Biblia: Hebreos 1:1-4
«La mayor prueba de una verdadera amistad -escribe Andrés Murray – es la que muestra una confianza que nada esconde y que comparte los secretos más íntimos. Es una gran bendición ser siervo de Cristo. Él a menudo se refirió a sus discípulos como sus siervos. Pero ahora en su gran amor por nosotros él nos dice: ‘Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os la he dado a conocer'».
Desde el principio Dios siempre ha buscado la manera de darse a conocer a la humanidad: primero en el huerto de Edén y luego por medio de los profetas. Con el nacimiento de su Hijo, Dios dio inicio a una relación con el ser humano que nunca podrá ser truncada. El amor de Cristo por nosotros fue tan grande que él se despojó de su manto celestial para ceñirse una toalla y servir a los que había venido a salvar (Juan 13:1-17).
Cuando se vea tentado a pensar que al Señor no le interesa lo que pasa en su vida, recuerde el precio que él tuvo que pagar por usted. Él no vino a condenarnos sino a mostrarnos su amor. Antes de dejar la gloria Cristo sabía que le esperaba la cruz, pero aun así estuvo dispuesto a hacerse hombre para morir por nosotros. Pídale al Señor que le enseñe a ser más sensible a su gran amor.
«Qué gran distancia hay entre conocer a Dios y amarle». Blaise Pascal