….olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Filipenses 3:13 y 14
¿Alguna vez se ha fijado en el entusiasmo de los jugadores y entrenadores de los equipos de fútbol? A veces se hace difícil decidir quién muestra más entusiasmo: si los jugadores que están en el campo o los entrenadores que dirigen al equipo desde la banca.
Todos estamos de acuerdo en que este entusiasmo es explosivo y pasajero. Por lo general, un jugador profesional no juega más de 10 años y se han dado casos de entrenadores que han sufrido un infarto cardiaco o han tenido que retirarse de la profesión por razones de agotamiento mental. Son personas que han confiado en sus propias fuerzas.
Uno de los errores más comunes que cometen los creyentes en el servicio del Señor, es tratar de hacer las cosas confiando en sus propias fuerzas y no el poder del Espíritu Santo. El enemigo se aprovecha de esa trampa para desanimar a los obreros que empiezan con mucho entusiasmo pero luego pierden de vista el verdadero propósito.
El fruto abundará siempre y cuando le demos al Señor el primer lugar en nuestra vida.
Debemos proseguir al «premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» y dejar que Él haga su obra por medio de nosotros. Eso en sí es una recompensa.
«Para el que ama, el servicio nunca se convierte en esclavitud». J.L. Masse