Sacrificio Vivo – Una Verdad Bíblica
Como cristianos, somos llamados a ofrecer nuestra vida a Dios como un «sacrificio vivo.»
El apóstol Pablo nos ayuda a entender esta verdad en su carta a los creyentes en Roma:
Así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1-2)
Entonces, ¿cómo nos presentamos verdaderamente a Dios como un sacrificio vivo? Resumidamente, debemos morir a nuestra vida pasada. Este concepto es maravillosamente presentado en este poema anónimo…
Cuando eres olvidado, abandonado, o te hacen sentir insignificante, y el descuido no te hiere ni te duele, sino que tu corazón está feliz siendo hallado digno de sufrir por Cristo;
Eso es morir al yo.
Cuando hablan mal de tu bondad, cuando tus deseos son contrariados, cuando hacen caso omiso de tu consejo, cuando tu opinión es ridiculizada, y tu rehúsas dejar que el enojo surja en tu corazón, o rehúsas hasta el defenderte, sino que lo recibes todo en un silencio lleno de paciencia y amor;
Eso es morir al yo.
Cuando amorosamente y pacientemente soporta cualquier desorden, cualquier irregularidad, cualquier molestia; cuando puedes enfrentar cara a cara el despilfarro, la insensatez, la extravagancia, la insensibilidad espiritual, y soportarla como Jesús lo hizo;
Eso es morir al yo.
Cuando te contentas con cualquier comida, y ofrenda, cualquier vestimenta, cualquier clima, cualquier sociedad, cualquier soledad, cualquier interrupción por la voluntad de Dios;
Eso es morir al yo.
Cuando nunca te interesa referirte a ti mismo en conversaciones o historias acerca de tus buenas obras, ni tienes sed de elogios, cuando realmente amas el ser un desconocido;
Eso es morir al yo.
Cuando puedes ver a tu hermano prosperar y satisfacer todas sus necesidades, y honestamente regocijarte con él en espíritu sin sentir envidia, ni cuestionar a Dios, mientras que tus propias necesidades son mucho mayores y atraviesas circunstancias desesperadas;
Eso es morir al yo.
Cuando puedes recibir corrección y reproche de alguien de menor talla que tú y aún así puedes someterte humildemente, tanto interior como exteriormente, sin que ninguna rebelión o resentimiento surja en tu corazón;
Eso es morir al yo.
(Tomado de: allaboutgod.com)