Separados de Cristo es imposible llevar una vida pura y santa.
Phillips Brooks
2 Corintios 6:14-7:1
¿Cómo podemos ser puros en este mundo impío? Primero, debemos reconocer que Dios nos ha dado una naturaleza diferente a la del mundo.
En 2 Corintios 6:14 Pablo pregunta: «¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?» Si usted es creyente, la luz de la salvación de Dios brilla en su corazón. Jesucristo dijo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12).
Aunque físicamente estamos en la tierra, nuestra morada eterna está en el cielo. Por medio de Jesucristo Dios ha purificado nuestra vida. En medio de la oscuridad del mundo solo la luz de Cristo resplandece en nosotros.
Dios mandó al pueblo de Israel a mantener la luz de las lámparas del templo encendidas día y noche. Sólo el mejor aceite de oliva debía ser utilizado en ellas. Sin embargo, el pueblo empezó a alejarse de su devoción al Señor y cambió el aceite por uno más barato, como resultado el templo se llenó de humo y las paredes se llenaron de hollín.
Esto mismo nos sucede cuando no nos guardamos puros delante del Señor. Creemos que nuestro compañerismo con el mundo no nos perjudicará, pero sí lo hará. Pida al Señor que le haga ver cualquier impureza que haya en su vida y la limpie, para que sea puro en un mundo impuro.