Envejeciendo
por Dale Evans Rogers
Señor, tu sabes mejor que yo que estoy envejeciendo y que algún día seré viejo.
Guárdame de ser hablador, y particularmente de la fatal costumbre de pensar que debo decir algo respecto a cada tema y en cualquier ocasión.
Líbrame del anhelo de tratar de arreglar los asuntos de los demás.
Mantén mi mente libre de la enumeración de los interminables detalles… dame alas para ir derecho al grano.
Pido la suficiente gracia para escuchar las historias de los sufrimientos de los demás. Ayúdame a soportarlos con paciencia.
Pero sella mis labios respecto a mis propios dolores y sufrimientos. Ellos van en aumento y mi amor por repetirlos se torna más dulce con los años.
No me atrevo a pedirte que mejores mi memoria, pero sí te pido por una creciente humildad y un decreciente engreimiento cuando mi memoria parece estar en desacuerdo con las memorias de otros.
Enséñame la gloriosa lección de que en ocasiones puedo estar equivocado.
Mantenme razonablemente dulce. No deseo ser un santo.. Con algunos de ellos se hace muy difícil vivir… pero una anciana (o anciano) agrio es una de las obras maestras del diablo.
Hazme pensativo, pero no taciturno; útil pero no mandón.
Es una pena no usar el vasto caudal de mi sabiduría, pero tú sabes, Señor, que al final quisiera tener algunos amigos.
Concédeme la capacidad de ver cosas buenas en lugares inesperados y talentos en personas incapacitadas. Y dame la gracia, Señor, de poder decírselo a ellos.