Los Dos Testigos
Texto: Apocalipsis 10:1—11:14 Enfoque: Apocalipsis 11:1-14
Versículo clave:
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”.
Apocalipsis 11:3
Dios no se quedará sin testigos. En este c aso había dos testigos valientes y piadosos proclamando su Palabra. Los testigos también se necesitan en el mundo hoy.
UNA PRIMERA MIRADA
Después del sonido de la sexta trompeta, hay un intervalo en el cual suceden dos cosas sumamente relevantes. Estos eventos se relatan en el capítulo 10 de Apocalipsis. Primero, Juan ve a un ángel con un librito abierto. Entonces oye los juicios de los siete truenos. Justo cuando está a punto de escribir de estos juicios, una voz del cielo le dice que los selle. Juan hace como se le indicó y no sabemos más sobre el juicio de los truenos.
Esto nos enseña que nuestro conocimiento de los eventos de los últimos tiempos es incompleto. Sin conocer estos juicios, a lo mejor sólo tenemos tres de las cuatro partes del juicio final de Dios sobre la tierra. Sí conocemos acerca de los sellos, las trompetas y las plagas, pero todo lo que sabemos sobre los truenos es que existen. Esto debería impedir que alguien piense que es un experto y que tiene todas las respuestas a los misterios de Apocalipsis.
Lo segundo que sucede es que a Juan se le dice que tome el librito de mano del ángel y se lo coma. El libro será dulce mientras Juan lo mastica pero luego se torna amargo en el estómago. Hasta este momento, Juan había sido un observador y un reportero. Ahora, llega a ser parte de la acción. Se le pide que juegue un papel activo en los eventos que siguen. Su primera tarea es medir el templo.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
I. La obra de los testigos
Apocalipsis 11:1-6
1. Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.
2. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
3. Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
4. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.
5. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boda de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.
6. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fi n de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
La medida del templo es extremadamente importante. Claramente éste es un templo terrenal, erigido en Jerusalén. El versículo 8 claramente identifi ca esta ciudad. El acto simbólico de medida ocurre en Ezequiel y Zacarías y más adelante en Apocalipsis. En todos los casos, la medida es una manera de hacer o de establecer un derecho de propiedad. De esta manera Dios dijo que el templo le pertenecía. Debemos tener en mente que la visión del templo de Salomón construido también fue la visión de la aparición de la gloria Shekinah de Dios.
Sin embargo, Juan no debía medir el patio exterior. Esto se les da a los gentiles, y ellos tendrán control de eso durante cuarenta y dos meses o tres años y medio (versículo 2). Esto es importante porque en 1 Corintios 6:19 leemos que ahora el corazón de un individuo creyente es el templo de Dios. Aunque esta verdad no es exclusivamente para los gentiles, y hay un plan de salvación para todos, la mayoría de los cristianos a través de los siglos han sido gentiles.
La aritmética básica nos dice que 3½ es la mitad de siete. Esto divide el periodo de siete años profetizado por Daniel en dos periodos de 3½ años con 42 meses cada uno. También se da el número exacto de días, 1260. Esto nos enseña que un año profético no es igual al año solar de 365 ¼ días que conocemos, sino de 360 días. Ese es un número importante que hay que tener en mente en la media que vamos interpretando la profecía de Daniel. Dios no acomoda su profecía a nuestro concepto del calendario del siglo XXI.
Durante este periodo de cuarenta y dos meses, suceden algunas cosas interesantes e inquietantes. En su gran sermón en Listra, Pablo declaró que Dios no se había quedado sin un testigo. Aún en el confl icto del Periodo de Tribulación, Dios enviará testigos a los hombres esperando que algunos oigan y se arrepientan. Dios recuerda la misericordia aún en la ira. El ministerio de estos dos testigos es exponer las mentiras y la decepción del Hombre de pecado.
Observe que claramente se establece la labor de estos testigos, pero no la identidad. Muchas personas se centran en quiénes son los testigos; la Biblia concentra su atención en lo que hacen. Su identidad no será importante para aquellos que los oigan; el mensaje que prediquen sí.
Estos testigos están bajo la divina protección de Dios, y no pueden detenerse ni silenciarse hasta que su obra se termine.
Los hombres tratarán de hacerles daño a estos testigos, pero de sus bocas saldrá fuego y destruirá a quienes quieran hacerles daño. A estos testigos se les da un poder sorprendente sobre el universo físico. No sólo tienen el poder para destruir a sus enemigos, sino que tienen el poder de detener las precipitaciones en la tierra, convertir el agua en sangre y traer plagas, si así lo consideran necesario. Estas cosas nos recuerdan de las plagas en Egipto antes del éxodo. En ese caso, como con estos dos testigos, todos estos milagros no harán que los corazones de los hombres se vuelvan al Señor.
II. La muerte de los testigos
Apocalipsis 11:7-10
7. Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
8. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucifi cado.
9. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
10. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
Nada detendrá la obra de los testigos hasta que su testimonio se termine. Esta es la última oportunidad para que la raza humana se arrepienta y confíe en el Señor, y Dios no permitirá que estos hombres dejen de dar su testimonio.
Pero cuando el testimonio se cumpla, la bestia, Satanás mismo, ascenderá del abismo librará una batalla contra estos dos hombres, los vencerá y finalmente los matará. Imagine una guerra literal, no contra una nación ni un ejército, sino contra dos hombres. Estos hombres han estado diciendo la verdad sobre las maravillosas mentiras de Satanás y ahora a él se le permite destruirlos.
Se da específi camente la ubicación de su ministerio. Sólo hay un lugar en la tierra que calza con la descripción del versículo 8 y ese es Jerusalén, Israel.
Cuando estos testigos sean muertos, se llevará a cabo una gran fi esta por toda la tierra. La única manera en que los incrédulos saben celebrar es haciendo una fi esta. Los hombres se niegan a enterrar los cuerpos de los testigos y los exhiben para que todo el mundo los vea durante tres días y medio. Esto hubiera parecido imposible hace unos años, pero ahora con la comunicación satelital, fácilmente podemos entender cómo el mundo entero podrá ver estos cuerpos muertos.
Es un lamentable comentar que en el continuo descenso de la atmósfera moral del mundo, se observe que en este momento los hombres realmente se alegren por la muerte de otros. Se desata una celebración mundial que incluye diversión e intercambio de regalos todo porque a estos testigos se les ha dado muerte. El aborrecimiento de Cristo y todo lo que Él representa ha llegado a un punto culminante. Es asombroso que ésta sea una tradición de burla desconocida para Juan pero muy común en nuestros días. La celebración que rápidamente nos llega a la mente cuando pensamos en intercambio de regalos, es navidad, nuestra celebración del nacimiento de Jesús. La malvada celebración de la muerte de los últimos testigos, enviados para advertirles a los hombres sobre la destrucción que estaba por venir, también involucra intercambio de regalos.
III. La gran victoria de los testigos
Apocalipsis 11:11-14
11. Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.
12. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
13. En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
14. El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.
Los hombres tienen algún poder y Satanás tiene gran poder, pero Dios tiene el poder absoluto. Dios tiene la última palabra aquí. Por tres años y medio la obra de estos testigos ha sido percibida por el mundo como un tormento. Estas dos voces solitarias han sido impedimento para el completo gobierno del anticristo. Desde la perspectiva de la humanidad pecaminosa, el Hombre de pecado tendrá la respuesta a todos los desastres producidos por la apertura de los sellos y el sonido de las trompetas. Los tiempos de destrucción podrían corromper nuestro juicio y nublar nuestra visión. Esto sucederá para que el mundo entero vea como enemigos a los hombres que Dios ha enviado a predicar la verdad. En menor grado esto ya está sucediendo.
Muchos incrédulos, e incluso algunos creyentes, ven la verdad de la Palabra de Dios como un impedimento a su disfrute de la vida.
Después que los testigos hayan estado muertos en las calles de Jerusalén por tres días y medio, el espíritu de vida proveniente de Dios vendrá nuevamente sobre ellos. El hecho de que no fueran sepultados y el regreso del espíritu a ellos sugiere que no murieron violentamente. Tal vez por la forma en que Satanás los mató sus cuerpos quedaron casi intactos. Claro, no lo sabemos con certeza; pero sí sabemos que Dios les da vida nuevamente.
Cuando públicamente estos hombres son traídos a la vida, oyen una voz diciéndoles que su obra sobre la tierra ha terminado y son llamados de vuelta al cielo. Sus enemigos ven esto suceder y no tienen el poder para detenerlos. Esta es la vindicación final del testimonio de los dos testigos. Dios en efecto está diciendo amén a lo que ellos han predicado por los últimos tres años y medio.
Cuando los testigos abandonan Jerusalén, en el lapso de una hora hay un gran terremoto en la ciudad y un tercio de la ciudad es destruido. Siete mil hombres mueren en este momento. Este terremoto es fácil de imaginar debido a la gran falla geológica que pasa a través del valle del Río Jordán. Un pequeño giro en las placas tectónicas que conforman nuestra tierra fácilmente podría hacer que esto suceda.
Aquí hay una demostración previa del poder absoluto de Dios. Los hombres no tienen respuesta al poder resucitador de Dios sólo temor. Los hombres que ven esto tienen temor, y le atribuyen estas obras a Dios. La gran celebración que se había desarrollado por días, ahora termina de repente. Las promesas del Hombre de pecado fi nalmente son reveladas como mentiras completas; no obstante, el mundo no se vuelve a Dios. A pesar de todo lo que Dios ha hecho, los hombres siguen negándolo, y el último ay y las copas aún faltan por venir.
UNA PALABRA FINAL
La maravillosa verdad enseñada aquí es que, de una u otra manera, éste es el destino de todos los que creen en Jesucristo.
La muerte es el gran enemigo de la raza humana, invade a todas las familias y toca todas las vidas. Cuando la muerte llega, los hombres pueden llorar la muerte, o puede celebrarla, pero de cualquier forma, no pueden cambiar lo que haya sucedido.
Dios ha soltado en el mundo un poder que puede invertir el curso del último enemigo, y del peor. Dios resucitará a los muertos a la vida. Nosotros moriremos, pero después de la muerte seremos nuevamente resucitados a través de la resurrección del poder de Jesús. La diferencia entre Jesús y todos los dioses falsos y salvadores del mundo estriba en el simple hecho de cómo llegó Jesús aquí y cómo se fue. Jesús nació de una virgen. Ningún otro ser humano puede decir eso. Jesús murió públicamente y fue resucitado. Ningún otro ser humano ha tenido esa experiencia.
La tumba de Jesús está vacía y eso hace toda la diferencia del mundo.
No debería sorprendernos que Dios cuide de los suyos aquí o que el mundo esté aterrorizado cuando lo haga. ¿Cuál poder sobre la tierra puede oponer resistencia al Dios que trae a los muertos de nuevo a la vida? La humanidad perdida quiere creer que la muerte es el fin, que todo lo malo y lo bueno terminan cuando los hombres mueren; pero la verdad es que la muerte sólo nos mueve de un reino a otro. Nuestros cuerpos perecerán pero nuestras almas vivirán. Aunque la humanidad perdida vea la muerte como una aniquilación, hay aún un temor mayor de que nuestras almas sobrevivan a la muerte y que después de la muerte nos esté esperando, ya sea una recompensa eterna o un castigo eterno. Nuestro destino es la muerte, pero el regalo de Dios es la vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
PARA DISCUSIÓN
1. Fuimos diseñados para glorifi car a Dios. ¿De qué maneras podemos glorificarle hoy?
2. ¿Cómo puede el mundo entero ver los cuerpos de los dos testigos en Jerusalén (Ap. 11:9)?
3. ¿Cómo atormentaban los dos testigos a los moradores de la tierra (versículo 10)?
4. ¿Cómo reaccionaron los habitantes de la tierra cuando los testigos fueron resucitados?
Devocionales diarios
D. — El templo de la tribulación, Daniel 9:24-27.
L. — El pequeño libro, Apocalipsis 10:1-11.
M. — La abominación de la desolación, Mateo 24:15-20.
M. — Aclamando ser Dios, 2 Tesalonicenses 2:3, 4.
J. — Elías vendrá, Malaquías 4:5, 6.
V. — La promesa de la resurrección, Romanos 8:11.
S. — Sean testigos, Hechos 1:8.