Peleando Juntos Contra La Incredulidad
por John Piper
Hebreos 10:19-25; 3:12-14
¿Cómo Prospero en el Ministerio?
Yo sobrevivo y prospero en el ministerio porque Dios me ha rodeado con gente que ora por mí y me exhortan a continuar en la pelea de la fe. Si no te sientes apoyado así en tu fe o en tu trabajo, nosotros queremos ayudarte a cambiar. La Biblia enseña que sobrevivir y prosperar en una vida de fe y amor depende de que los cristianos se apoyen unos a otros y se motiven a amar. Sin la construcción conjunta e intencional de la fe, perdemos nuestro celo, nos desviamos de Dios, nos volvemos insensibles al engaño del pecado, y si alguien no nos rescata (Santiago 5:19; Judas 23), encallamos en nuestra supuesta fe y nos perdemos en la incredulidad.
Recibí una tarjeta de un hermano del ministerio hace más o menos una semana que me ayudó a crecer en mi fe y me dio esperanza y ánimo para continuar. No estaba dirigida a mí. Estaba dirigida a Cristo. Era una oración.
Querido Señor,
Glorifícate a ti mismo, Salvador nuestro, a través de movernos a nosotros, una familia de creyentes, a orar como nunca antes. Que encontremos deleite y enriquecimiento en una nueva intimidad de conversación contigo. Que nuestras iglesias experimenten nueva salud y vitalidad. Y permítenos, a través de una liberación de tu poder de intercesión, que confinemos las fortalezas de oscuridad en nuestro país y alrededor del mundo. Que tu nombre sea respetado y reverenciado en todas partes. Dale especial orientación a tu siervo, John, mientras el lucha con el discernimiento de los problemas urgentes acerca del futuro de Bethlehem. Aún en la incertidumbre, provee la seguridad de tu dirección para que su paz no sea inamovible.
Tu siervo Bill
Puede ocurrir a través del correo. Dios hace que esto suceda cada vez más. Eso es lo que queremos ver esta mañana.
Batallando Contra la Incredulidad y Peleando la Batalla de la Fe
La semana pasada vimos, de Romanos 4:20, que creer —creencia que glorifica a Dios—está orientada hacia el futuro. Es un Banco de las promesas de Dios. Todas las promesas de Dios fueron compradas para los pecadores creyentes en un acto que ocurrió en el pasado, siendo éste la muerte y resurrección de Jesús. Pero la creencia que glorifica a Dios no solamente se enfoca en esos actos; está fundada en ellos, y después mira hacia las promesas que Jesús nos trajo, y su esperanza está basada en las promesas, y se mueve en una vida de fe. La fe está orientada hacia el futuro. Es una esperanza del corazón en las promesas de Dios.
Después vimos que este tipo de creencia es la raíz del amor y la justicia. Gálatas 5:6, “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” La raíz de todo el amor y la bondad es la creencia en las promesas de Dios.
Y vimos el otro lado de esta verdad: la INCREDULIDAD es la raíz de todo pecado.
Esto nos llevo a la conclusión de que la máxima prioridad en la vida cristiana es aprender a luchar contra la incredulidad y pelear la batalla de la fe. Nos debemos deshacer de la noción de que antes de ser cristianos, estábamos peleando por la fe y luchando contra la incredulidad, pero que ahora que somos cristianos podemos relajarnos porque la batalla ha terminado; Soy un creyente; he ganado la batalla. Ese es un pensamiento erróneo. Te deja muy vulnerable a la sutileza de la incredulidad. Al final de su vida, Pablo mira hacia atrás, a varias décadas de ser cristiano y dice (en 2 Timoteo 4:7), “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” Él peleó la buena batalla para mantener su fe toda su vida cristiana.
El Papel de Otros Creyentes en la Batalla de la Fe
Y una de las formas en las que peleó fue en rodearse de creyentes que oraran por él y lo exhortaran. ¿Sabías que Pablo siempre viajaba con un equipo? No era un hombre solitario. Estaban Barnabás y Silas y Timoteo y Lucas y Aristarco y Marcos y Epafras, entre otros. La única vez que se vio forzado a ir a Atenas por sí solo, su espíritu casi se rompe por la maldad abrumadora que había ahí, e inmediatamente llamó a Timoteo a que se le uniera.
Te puedes dar una idea de que la fe de Pablo (y la fe de otros ministros) nunca necesitó de refuerzos humanos. Pero pon atención a 2 Corintios 7:5-7,
Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más.
Pablo necesitaba la colaboración de sus amigos cercanos para que lo ayudaran a reforzar su fe cuando el miedo empezaba a tomar la delantera en su vida. Nosotros necesitamos la misma colaboración. Eso es lo que está detrás de la Visión 20:20
Cinco Puntos en Hebreos 10:24-25
Ahora, veamos nuestro texto en Hebreos 10:24-25. Quiero dar cinco puntos breves sobre estos dos versículos.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
1. Reunirse
Se nos ordena congregarnos.
El tipo de reunión parece ser una que permite algún tipo de exhortación mutua y de animarnos los unos a los otros. No está hablando acerca de escabullirse a un servicio en la iglesia, y luego salirse rápidamente. Está hablando acerca de una reunión en la cual le dices algo a alguien que le va a ayudar a ser más amoroso y donde alguien te dice a ti algo que te va a ayudar a ser más amoroso, y a tener más fuerza para hacer buenas cosas.
Es por esto que creemos tan firmemente en el ministerio de grupos pequeños en la iglesia. Ahí está el principio de “unos a otros” que requiere de interacción personal con la gente a un nivel muy significativo. Venir a adorar los domingos en la mañana—tan importante como es—no es suficiente. Dios quiere que nosotros nos veamos cara a cara para que nos exhortemos y animemos los unos a los otros a continuar.
El primer punto, entonces, es REUNIRSE en grupos pequeños.
2. Evita el Hábito de No Reunirte
El segundo punto es, no te metas en el hábito de no reunirte.
Éste es casi igual al punto #1, pero el versículo 25 parece darle un énfasis especial, y también yo. Dice, “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre.” La advertencia aquí es que no reunirse con otros cristianos en esta forma puede volverse habitual. Pregúntate a ti mismo ahora: ¿Estás en el hábito de ir solamente a reuniones grandes y anónimas en tu iglesia donde no casi no hay interacción personal o responsabilidad? ¿ Te sientes cómodo ahora con ese patrón de vida libre?
Muchos tendrán que contestar, sí. ¿Por qué? Porque ahora es un hábito. Es con lo que se sienten cómodos. De hecho, es tan normal que lo que estoy diciendo en este momento los amenaza. No quieren que se les diga que la Biblia insiste que están fuera de la voluntad de Dios cuando no se reúnen intencionalmente en un grupo pequeño designado para motivar en ellos amor y las buenas obras.
Así que mi segundo punto es: No te metas en el hábito de reunirte de esta forma. Y si estás en ese hábito ahora, decídete a destruirlo este año. Te queremos ayudar con la Visión 20:20.
3. Incrementa la Frecuencia y la Seriedad
El tercer punto es que la frecuencia y seriedad de tus reuniones debe incrementar mientras el Día del Juicio se acerca.
Al final del versículo 25 dice, “…y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Ése es el día de la Venida de Cristo al final de esta era. El estrés y los problemas y los peligros se van a incrementar mientras la historia se acerque a su fin. Habrá más actividad satánica, más maldad, más amenazas a tu fe y a tu amor.
Jesús dice en Mateo 24:11-12, “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Por eso es que debemos tomar las palabras de Hebreos 10:25 tan seriamente en estos tiempos. Si tu amor va a sobrevivir los ataques de Satanás y del mal, debes reunirte con aquellos que pueden animarte a amar y a las buenas obras. Ay! de la persona que crea que puede ser un lobo solitario mientras que el último Día se acerca.
Hagamos nuestra reunión para orar y exhortarnos más frecuente, seria, y urgentemente, mientras observamos la tormenta de tribulación y maldad.
4. Poder para Amar
Haz tus reuniones con otros creyentes específicamente para poder amar.
No seas sin intenciones cuando te reúnas. No digas solamente “La comunidad cristiana es buena, así que vamos a reuniros y platicar.” Eso es bueno. Y platicar es increíble. Pero los problemas son tantos en estos días que no se puede tener una actitud casual y relajada en las reuniones.
El versículo 24 dice, “Y considerémonos unos a otros para animarnos al amor y a las buenas obras.” Hay una meta clara. Nos reunimos para que cuando salgamos de las reuniones, tengamos más poder para amar, más recursos con los cuales amar, más motivación para amar, más sabiduría para amar y para hacer buenas obras, para que la gente vea nuestras buenas obras, como Jesús dijo, y que le den la gloria a nuestro Padre en el cielo. La gloria visible de Dios está en riesgo.
Y no solamente hay una meta clara, sino que hay también hay una urgencia intencional. La palabra “considerémonos” sugiere que busquemos formas en cómo ayudar a otras personas a obtener el poder de amar. No solamente nos metemos a una reunión pensando todo tipo de cosas mundanas. Venimos en una misión. Venimos “considerando”, escuchando, observando. ¿Qué necesita David esta noche? ¿Qué va a ayudar a Noël, mi esposa, ser más fuerte esta noche?
Así que el cuarto punto es: Se intencional cuando te reúnas. Ayúdense los unos a los otros en el amor y las buenas obras.
5. Fortalecer la Fe en las Promesas de Dios
El último punto es la respuesta a esta pregunta: ¿Cómo le das el poder a otra persona de amar y hacer buenas obras? ¿Cuál es la raíz del amor? ¿Cuál es la raíz de la justicia y de las obras verdaderamente buenas? La respuesta es creer en las promesas de Dios. Así que el quinto punto es: Haz que la meta básica de cada grupo pequeño sea fortalecerse en las promesas de Dios.
Esto está implícito en el versículo 23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para animarnos al amor…”Así que éstas dos cosas están relacionadas: animarse unos a otros en el amor, y ayudarse a mantener la esperanza en las promesas de Dios.
¿Cómo le ayudas a alguien a amar y hacer buenas obras aún con todos los obstáculos que encontrará en el trabajo y la casa? Respuesta: Construye su esperanza en las promesas de Dios. El amor crece en la raíz de la creencia en las promesas de Dios.
La Meta De Nuestra Exhortación
Mira finalmente al 3:12-13.
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Obsérvese claramente: La meta de nuestra exhortación es doble. Primero, en el versículo 12, es el corazón malo de incredulidad. Deberíamos hacer todo lo posible entre nosotros para ayudarnos a luchar contra la incredulidad en nuestro corazón. Es malo y puede llevarnos a caer lejos del Dios vivo. Segundo, en el versículo 13 la meta de nuestra exhortación es el engaño del pecado: “…para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.”
La relación entre estas dos metas es simple. Un corazón de incredulidad lleva al pecado. Y el pecado es lo opuesto del amor. Así que nuestra agenda en los grupos pequeños es clara. Nos debemos ayudar los unos a los otros a LUCHAR CONTRA LA INCREDULIDAD. Nos debemos ayudar en esta pelea de la fe. Nadie la ha terminado. Ciertamente, yo la necesito.
Y yo te pido que inclines tu cabeza ahora y le pidas al Señor que te revele tu necesidad también, y cómo debes actuar en esa necesidad.
By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org