Lectura: Juan 15:9-17
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.
Proverbios 17:17.
Tengo un amigo que se llama Nelson. Trabajamos juntos, jugamos juntos, lloramos juntos, y muchas veces nos reímos juntos. Nuestra amistad sigue creciendo.
Hace poco Nelson me dijo que quería que condujese su funeral si moría antes que yo. Yo le contesté: «¿Por qué no esperas unos años más para pedirme eso? Podría desilusionarte y podrías cambiar de parecer.» «Oh no –respondió– eso no va a suceder. No puedes desilusionarme más de lo que me has desilusionado ya.»
Nos reímos mucho, pero comencé a ponderar su comentario. ¿No es eso lo que significa ser un verdadero amigo, es decir, conocer el lado decepcionante de la vida de una persona y seguir aceptándola? Salomón describió esa clase de amigo como alguien «más cercano que un hermano» y alguien que «ama en todo tiempo» (Pr. 18:24; 17:17). Todos necesitamos alguien así en nuestras vidas.
Jesús quiere ser esa clase de amigo para nosotros. Cuando reconocemos nuestra desobediencia pecaminosa, le pedimos perdón y nos sometemos a Él. Él entonces viene a ser nuestro Salvador y Amigo. Puesto que cargó con la pena por nuestros pecados en la cruz, nada de lo que hayamos hecho, o podamos hacer, lo alejará de nosotros.
Jesús es un amigo sin el cual no puedes estar. ¿Es amigo tuyo?
Cristo es el amigo más fiel y verdadero que puedas tener.
--DJD/NPD