SALMO 9
UN HIMNO TRIUNFAL POR NUESTRA REDENCION
I. A Pesar de las Circunstancias
II. En vista de lo que Dios hizo por nosotros.
III. Debido a lo que Dios es para nosotros.
IV. CONCLUSION: ¿Cuál es la razón por la cual usted alaba a Dios?
SALMO 9.
«UN HIMNO TRIUNFAL POR NUESTRA REDENCION».
El Salmo que tenemos para nuestra consideración hoy nos habla de un himno triunfal por motivo de nuestra redención.
I. A PESAR DE LAS CIRCUNSTANCIAS.
a) En primer lugar. El Salmo nos dice que David tuvo que enfrentar enemigos: «Mis enemigos volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti». En la primera epístola del apóstol Pedro, Cap. 5:8 se nos invita a ser sobrios y velar, pues nuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente alrededor mirando a quien devorar. El es nuestro enemigo número uno y de ello debemos estar bien informados y bien asegurados.
b) En segundo lugar, el Vr. 12 nos habla de otra clase de enemigo: «Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los afligidos». En este caso el enemigo es la opresión, la aflicción.
c) En tercer lugar, el Vr. 15 nos dice: «Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; En la red que escondieron fue tomado su pie». He aquí una expresión que nos da a entender que hay individuos que tratan de ganarle a Dios o adelantarse a Dios. Vemos entonces la cruda realidad en la cual vivimos; vivimos en un mundo en el cual Satanás es el enemigo y toma diferentes formas, pero detrás de cada una de esas formas está el sello de su persona.
Debemos decir también que nos sentimos oprimidos, perseguidos y apresados por los pensamientos de otros. Nos sentimos engañados por otros y esta es la realidad en la cual vivimos. ¿Cantaríamos un himno triunfal ante una realidad semejante? Pues David lo hizo, por eso nos parece que este es el tema principal de este Salmo: Un himno triunfal a pesar de las circunstancias en que vivimos.
II. EN VISTA DE LO QUE DIOS HIZO POR NOSOTROS.
«Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas». La razón por la cual David tiene un himno triunfal es porque Dios le ha mostrado su obra poderosa y por eso él dice: «…contaré todas tus maravillas».
En el libro de Exodo Cap. 12, Dios instituyó la fiesta de la pascua entre los judíos como una señal en memoria por la libertad que les otorgó al sacarlos de la esclavitud en Egipto. En 1a. Corintios 11:23-21, encontramos allí la institución de la Cena del Señor la cual se celebra en memoria por lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del calvario, en su resurrección y hasta su gloriosa venida. Por ello entonces este Salmo representa pues, un himno triunfal de nuestra redención en base a lo que Dios hizo por nosotros.
«Reprendiste a las naciones, destruiste al malo, borraste el nombre de Ellos eternamente y para siempre». (Vr.5). Vemos que Dios realmente nos libertó con poder, con una mano poderosa, con una mano firme, con una mano de autoridad y entonces así Dios nos dio completa libertad. De allí que podemos decir que David escribió este himno triunfal por nuestra redención en base a lo que Dios hizo por nosotros en el trabajo de la salvación, y también podemos decir en la obra de nuestra liberación. «Pero Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio». (Vr.7). Dios no puede negarse a sí mismo y él debe dirigir todos los asuntos del mundo, por consiguiente vemos que: «El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud». (Vr.8). Ello entonces nos hace descansar en la justicia de Dios, y en la obra de Dios. Por lo tanto nos da suficiente base como paraalabar a nuestro Dios por lo que hizo por nosotros y ahí comienza el pensamiento final de agredecimiento que vemos en todo este Salmo.
III. DEBIDO A LO QUE DIOS ES PARA NOSOTROS.
¿Cuál es el objeto de la alabanza de David? «Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón…» (VI) El objeto de la alabanza es Jehová. Ahora veamos la naturaleza o sea la forma en que David alaba al Señor: «Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón…» significa sin reservas, sin restricciones, no he de guardarme nada para mí, no ha de haber nada que yo quiera quedarme, algo que yo me quiera guardar como resultado de esta alabanza. Reiteramos entonces que el objeto de esta alabanza es Jehová y su alabanza es sin lugar a dudas sin restricciones; más aun, para esa alabanza de una razón preciosa: Las maravillas de Dios. Supongamos que alguien nos pregunta: ¿Podrían contar ustedes la obra de Dios? ¿Podrían contar ustedes las maravillas que ha hecho Dios en sus vidas? ¿Podrían decir qué cosas ha hecho Dios en sus vidas? ¿Podrían decir qué cosas ha hecho Dios para ustedes? Nosotros podríamos empezar con nuestra salvación. En la misma manera en que Dios salvó a Israel de Egipto, Dios nos salvó. Pero una manera simple de explicarlo sería yendo al libro de Efesios en el Cap. 2:1 donde Pablo da testimonio de la salvación espiritual: «Y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados…» Y luego los Vrs. 2 y 3 nos hablan del pasado de cualquier persona: «…en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás». Vemos entonces que el pasado de nuestra vida fue un pasado de pecado en el cual nosotros notamos que no había obra de Dios en nuestra vida. Pero Pablo no termina allí explicando su pasado: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)». (Vrs.4-5). Y esto simplemente debería despertar un himno triunfal de alabanza en nuestra vida a nuestro Dios. La obra de Dios en nosotros es que él nos da de comer cotidianamente, la obra que nos sustenta. Recordemos lo que dijo Jesús en el sermón del monte, evangelio según San Mateo Cap. 6:25 «Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?» (aconsejamos leer los Vrs. 25 al 34). Vemos entonces que David se inspiró en la obra preciosa de Dios para tener un himno triunfante de alabanza.
En el Vr. 13 David apela a la misericordia de Dios y demuestra su condición diciendo: «He aquí me humilló delante de tu presencia». Ahora en el Vr. 14 presenta un argumento positivo en esta oración; habla de una experiencia, reconoce que Dios ha sido su ayudador, pero también que Dios es la única esperanza y entonces actúa en una manera que expresa fe. Dice: «Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación». Tiempo presente, indica que él espera continuamente gozarse en esa salvación de Dios.
IV. CONCLUSION
Bien, los Vrs. 19 y 20 nos hablan de una conclusión en la cual se demuestra el motivo de esta oración: «Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti. Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres». David concluye pidiendo el honor de Dios sobre todas las cosas.
Vemos entonces en este Salmo un canto de triunfo por circunstancias que pasaron en la vida de David, y como a pesar de ellas David se sintió victorioso.
Por ello podemos decir que a pesar de la cruda realidad hay victoria. La cruda realidad es por el hecho de que tenemos enemigos, que somos oprimidos y que realmente hay individuos que nos quieren engañar. Pero esa realidad no puede detener la base por la cual alabamos a Dios, y esa base es su obra, la autoridad de hacernos sus hijos, como así también la bendición de que El permanecerá para siempre sobre nosotros. David en vista entonces de todo eso expresa su alabanza a Jehová, expresa la naturaleza de esa alabanza sin reservas y luego nos habla dela razón por la cual alaba a Jehová.
¿Hemos pensado en la razón por la cual alabamos a Dios? ¿Cuáles son nuestros objetivos, la casa, el automóvil, los hijos, el trabajo, la escuela, o el nombre de Dios? Pensemos cuando alabamos a Dios ¿le damos gracias por lo que él es, o le damos gracias por las cosas que nos da? Pensemos cómo le damos gracias a Dios, es decir, la manera natural en que le damos gracias, ¿le damos gracias a Dios reservándonos algunas cosas para nosotros, o depositamos esas gracias sin reservas?
Finalmente, ¿cuál es la razón por la cual le decimos, Señor, gracias? ¿Nos hemos fijado en el trabajo espiritual, en la obra espiritual que Dios ha hecho en nosotros? ¿Nos hemos dado cuenta del milagro de la salvación, y lo que esto costó a Dios para que nosotros la poseyéramos? ¿Hemos hecho de la salvación la razón primordial de nuestra gratitud a Dios? Muchas veces dejamos de lado algo tan primordial y tan precioso. Es de esperar que no sea así y que el estudio de este Salmo nos halla mostrado la manera de cantar victoria con Dios. Amén.
(Programa radial con Gabriel Otero)