Reflexiones Sobre La Justicia De Dios (Salmo 7)

SALMO 7
«REFLECCIONES SOBRE LA JUSTICIA DE DIOS»

I. La Justicia de Dios Definida VVI,2.
II. La Justicia de Dios Demostrada. VV, 3-5.
III. La Justicia de Dios Experimentada.

SALMO 7
«REFLEXIONES SOBRE LA JUSTICIA DE DIOS»

Este Salmo que pasamos a estudiar, lo vamos a dividir en tres partes:

I) La Justicia de Dios Definida.
II) La justicia de Dios Demostrada.
III) La Justicia de Dios Experimentada.

Vamos entonces a mirar punto por punto y en detalle este Salmo tan maravilloso que estamos seguros nos dará gran satisfacción.

I) La Justicia de Dios Definida.

a) El nos da a conocer cual es la base de su confianza: «Jehová Dios mío, en ti he confiado…» Es decir, que la base de su confianza la vemos en el Vr. 1 con los nombres de Dios: Jehová, el redentor. Dios, el creador. El redentor y el Creador, en el cual ha confiado. La confianza que David tiene no es meramente en un Dios abstracto, sino en un Dios tangible, personal al cual lo puede individualizar por su nombre.

b) En segundo lugar, podemos mirar la confianza de David. Dijimos que la base de su confianza está radicada en los nombres de Dios. Ahora la confianza de David está basada en que él la deposita, de acuerdo al Vr. 1 en la obra de Dios: Jehová Dios mío, en ti he confiado; sálvame de todos los que me persiguen y líbrame». El no piensa salvarse por sí mismo; no piensa escabullirse, él espera en Jehová. Entonces su confianza se ve reflejada en lo que Dios puede hacer por él en vista de las circunstancias por las que atraviesa. Notamos entonces que en estas reflexiones sobre la justicia de Dios, David basa su confianza en el nombre de Dios; en el carácter de Dios, el creador, el redentor, y luego profesa la confianza en una manera firme pues se abandona en las manos de Dios. dice: «…sálvame de todos los que me persiguen…» Luego vemos que la confianza de David se establece en el temor de Dios: «No sea que desgarren mi alma cual león, Y me destrocen sin que haya quien me libre» (vr.2). David no solo deposita su confianza en Dios sabiendo que él ha de obrar en su vida, sino que ahora, en una manera directa coloca su temor en la providencia de lo que Dios puede hacer. David es muy claro, tiene miedo de ser destruído y ese miedo se lo cuenta a Dios. Deposita sobre Dios toda su confianza, sabiendo que ha de actuar en justicia para beneficio de su vida.

Vemos pues hasta ahora en la introducción de este Salmo, que David nos explica que la justicia y la libertad vienen de Dios. Leemos en el evangelio: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». (S.Juan 8:32). En el mismo evangelio, Cap. 17:17 el Señor nos explica qué es la verdad: «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad».

II. La Justicia de Dios Demostrada.

Luego en los Vrs. 3-5 David nos presenta el argumento del porqué él deposita su confianza en la justicia de Dios. En primer lugar, nos hace ver su integridad delante de Dios: «Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad; se he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), persiga el enemigo mi alma, y alcáncela,; huelle en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo.» Vemos que David deposita completa integridad en las manos de Dios. Debemos hacer mención en este punto de nuestro estudio, que este Salmo fue escrito en la ocasiónque David era intensamente perseguido por Saúl (1a. Samuel Caps. 24-26). Al ser perseguido en forma constante, David vio sobre sí mismo la carga de un enemigo implacable; un enemigo que no tenía causa para perseguirlo, un enemigo al fin contra el cual no había necesidad de estar defendiéndose. Por eso Dios, en su propia sabiduría y en su propia justicia, lo levantó, y es entonces que David presenta el argumento de esta reflexión sobre la justicia de Dios.

a) El dice, lo primero que yo debo exhibir es mi integridad delante de Dios: Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo…persiga el enemigo mi alma y alcáncela…» (Vrs.4-5) ¿No es esta una actitud maravillosa? Cuando las dificultades nos asechan y nos acosa, podemos mirar con integridad a nuestro Dios y decirle: Señor, si hemos hecho mal, destrúyenos. Tener una conciencia limpia es algo maravilloso; tener una conciencia clara en nuestros pensamientos es algo muy caro y muy precioso de contar. Pensemos en la manera en que David enfrenta las circunstancias y él dice de una manera clara y firme delante de Dios que no ha hecho ningún mal. Podríamos entonces preguntar junto con David: ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de estas circunstancias?

b) El segundo paso de su argumento es su humildad delante de Dios (Vrs.3-5). Esta humildad está basada en que él demanda la justicia de Dios sobre su vida. Es decir, no presenta un argumento de justificación, en ninguna manera, lo único que David presenta son sus circunstancias y su caso, y como no puede ver nada malo en ello, entonces, se relaciona con Dios y le pide que actúe y se muestre tal cual Dios lo sabe hacer.

c) En tercer lugar, vemos la conciencia que él tiene delante de Dios (Vr.5). David de esta manera clara y precisa esta mostrando lo que él es. No tiene otra alternativa que ganarlo o perderlo todo. Es un hombre consciente delante de Dios. No hace mitad de camino con Dios y la otra mitad con el diablo. De ninguna manera, el fue que puso su vida y sus intenciones delante de Dios. Es cierto que tuvo muchas faltas, altos y bajos como cualquiera de nosotros, pero Dios pasó por encima de esas fallas, porque vio en David la figura de un hombre sincero, de un hombre honesto. En 2a. Corintios 2:14 leemos: «Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento». Una conciencia clara, nítida de lo que hablamos; lo que decimos y lo que manifestamos es ni más ni menos que la verdad. ¿Estamos de acuerdo? La justicia y el honor que son de Dios, son las joyas más preciosas en la vida del hombre.

III. La Justicia de Dios Experimentada.

Ahora bien, veamos acerca de la conclusión que David hace a esa reflexión sobre de Dios.

 a) La primera conclusión es que tengamos confianza en la justicia de Dios (Vrs. 5, 8, 9, 11). ¿No es esto tener confianza en la justicia de Dios? Toda la experiencia que David tiene en la vida son problemas, dificultades, angustias y ansiedades por las cuales él pasó. Concluye que todo eso que sucedió lo afirmó más en la justicia que él demandó.

b) En segundo lugar, agrega que esa confianza se manifiesta cuando dice: «Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón». (Vr.10) Recordemos lo que un escudo significaba para un guerrero en los tiempos de David: La protección. Mi protección está en Dios, y aclara lo que le espera al impío: «Si no se arrepiente, él afilará su espada…» (Vr. 14-16). En otra palabra, David dice: «Yo no tengo que hacer nada; el que produce maldad, maldad recogerá».

c) Finalmente, David nos exhorta a gozarnos en la justicia de Dios: «Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el altísimo». (Vr.17). Recordemos que en el libro de los Hechos de los apóstoles en el Cap. 16: 11-40, encontramos narrado un episodio remarcable para la vida del apóstol Pablo. Allí se nos narra el encarcelamiento de Pablo en Filipos. La Escritura nos dice que Pablo y Silas que estaban presos, cantaban himnos de alabanzas a Dios en aquel calabozo: «El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo». (Vr.24). A veces nos preguntamos ¿cómo reaccionaríamos a un momento de depresión, a un momento de tristeza, a un momento de angustia o de ansiedad? He aquí un momento terrible. Pablo y Silas habían zarpado de Troasy llegado a Filipo desde la ciudad de Neápolis y estaban entusiasmados en predicar la palabra de Dios y compartir con aquellos amigos la verdad del evangelio. ¿Cuál fue el pago? : Una cárcel, en el calabozo más profundo y todavía con sus pies en el cepo. Sin embargo, Pablo y Silas no pensaron en sus circunstancias, sino que pensaron y se reflejaron en la justicia de Dios. Ellos entendieron que esa era una oportunidad más para predicar el evangelio. ¿Cómo lo hicieron? En primer lugar, hemos leído que ellos oraron y en segundo lugar, cantaron. (Vr.25). Es decir, se despreocuparon de los problemas, los trasladaron a la persona de Cristo y se ocuparon de alabar a Dios, confiando que Su justicia no los iba a defraudar.

IV. CONCLUSION:

Para concluir, pensemos en esto: La justicia de Dios no nos va a defraudar. David fue perseguido, maltratado, listo para ser quemado, cortado en pedazos si Saúl lo hubiera podido hacer. Sin embargo El en este Salmo que hemos estudiado, reflejo enteramente su futuro en la justicia de Dios. Eso le dio a David estabilidad, dominio propio y responsabilidad. ¿Estaremos dispuesto a imitar a David y darle gracias a Dios por el ejemplo que nos ha dejado? Quiera Dios que este estudio nos haga reflexionar en la justicia de Dios que nunca nos abandona.

(Programa radial con Gabriel Otero)