DIOS LA UNICA ESPERANZA (SALMO 2)
I. Como Príncipe o Rey.
II. Como Mediador.
III. Como Consejero.
SALMO 2.
«LA UNICA ESPERANZA»
Tres aspectos del carácter de Dios podemos ver en este Salmo:
1) Dios hablándonos como Príncipe o Rey.
2) Dios actuando como mediador.
3) Dios rebelándose como consejero.
I) (VV1-6) La única esperanza para la humanidad es ver a Dios como Rey, como Príncipe. Es cuando Dios actúa como Rey y Príncipe que podemos ver nuestra naturaleza pecadora y al mismo tiempo descubrimos la actitud de las naciones hacia él (vrs. 1-2). En el vr. 2 encontramos la actitud natural de las naciones del mundo con relación al Dios y Padre de los cielos. «…Se levantaron los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido…» Estas son las dos características más notables que podemos ver en el mundo de naciones poderosas: Se juntan, consultan, tratan de ver cómo aplacar a la Iglesia de Cristo. De tal manera toman consejo entre ellos para aplacar de una manera total al Dios de los cielos y a su ungido, su Hijo. Esta es entonces la actitud de las naciones del mundo en contra de un Dios que se revela como Príncipe y como Rey.
Ahora miremos la actitud de las naciones en un carácter de rebelión en contra de la ley de Dios y en contra del Hijo de Dios. En el vr. 3 leemos: «Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas». Independencia es lo que busca el hombre ¿verdad? «El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte». (Vrs. 4-6). Vemos aquí la actitud común de las naciones y de los individuos que las integran, rebelarse contra la ley de Dios. Rompamos sus ligaduras y vivamos una vida completamente independiente de la ley de Dios. Echemos de nosotros sus cuerdas y que nada nos detenga a hacer lo que pensamos. Eso es lo que el hombre piensa. ¿Cuál es la reacción de Dios cuando ve a las naciones en una actitud de rebelión en contra de su ley y de aquel que la estableció, su Hijo? Creemos que el vr. 4 es bien claro. Vemos entonces que Dios actúa como Príncipe y como Rey, y trata de comunicar ese carácter de su vida, ese afecto de su actitud a las naciones del mundo. Como resultado encontramos una reacción de rebelión. Esa rebelión entonces nos muestra la naturaleza del pecado que existe en el corazón y en la mente de los individuos de cada nación. Vemos que cuando Dios se muestra como el Soberano, entonces el hombre reacciona en su carácter natural y pronuncia las exclamaciones que hemos leído en el vr. 3. Como una vez me dijo un señor al cual le estaba explicando acerca de la ley de Dios: «Al diablo con tantos ritos, todo es lo mismo». Quizás el lector ha tenido la experiencia de hablarle a alguien de ese evangelio puro, sano y santo; de esa ley de Dios que fortifica nuestros huesos y edifica nuestra vida. ¿Y qué fue lo que cosechó como fruto de haber puesto tiempo y trabajo en exponer al Dios de la Biblia? : «¡Oh, no me venga a mí con esas cosas, yo soy libre, nadie ha de ponerme ataduras, yo pienso lo que quiero, yo tengo mi Dios». Eso es lo que dice la gente ¿verdad? Muchos dicen: «Sí, yo creo en Dios» Y cuando se les pregunta, ¿Qué Dios? dicen: «En el mío, yo se que existe alguien que ha manufacturado este universo, alguien con un cerebro genial que ha hecho todo lo que existe, pero yo tengo un concepto de ese Dios propio, personal, y es el mío». Como si en verdad existieran millones y millones de dioses. ¿verdad? Imaginémonos que cada uno de los habitantes de la tierra eligiera un Dios, ¿qué notaríamos? Notaríamos que no sabríamos a quien adorar. Aquí entonces en este Salmo se nos presenta la única esperanza para el hombre y la mujer que realmente buscan con sinceridad a Dios.
En la epístola de Santiago encontramos una expresión que diríamos de aliento para vida del cristiano. En el Cap. 4 vrs. 7 y 8 encontramos estas palabras: «Someteos, pues, a ios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.» Acerquémonos a Dios, aceptémosle como Soberano de nuestra vida. Esa es la primera esperanza del cristiano; la primera esperanza para un mundo sin esperanza; la primera solución para un mundo que no tiene paz: Aceptar sin condiciones la presencia de un Rey soberano.
(VV7-9) COMO MEDIADOR.
II) Este Salmo nos presenta entre los versículos 7-9 otro aspecto del carácter de Dios: Dios actuando como mediador. Notamos en el vr. 7 una declaración específica acerca de ello: «Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy». He aquí una declaración específica de quien es el mediador entre Dios y los hombres. Esto nos hace recordar a lo menos dos escrituras del Nuevo Testamento. En el libro de los Hechos en el Cap. 4 vr. 12 donde el apóstol Pedro testificando y predicando acerca del Señor Jesús, dice estas palabras: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos». También podemos tomar otra referencia en la primera carta que escribió el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo Cap. 2 vr.5. Pablo explicándole la grandeza de Cristo y de su obra mediatoria, le escribió las siguientes palabras: «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre». Vemos entonces que aquí contamos con una declaración específica de lo que Dios hace como mediador. Nos presenta a Aquel que ha de enlazar su santidad con nuestra humanidad pecaminosa y ha de purificar nuestras vidas a tal punto que nos ha de aceptar.
Seguidamente el salmista nos presenta una relación especial en el vr. 8: «Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra». En la epístola a los Romanos Cap. 1:3-4, encontramos esta declaración acerca del Hijo de Dios: «…acerca de su hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos…» encontramos aquí en este vr. 8, el privilegio que Cristo Jesús tuvo en su propia persona, pues en él está el poder total de Dios al haber resucitado de entre los muertos. Y ahora en el vr. 9 encontramos la reacción de este mediador actuando a través de un juicio específico: «Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás». En la epístola a los Hebreos Cap. 9:27-28 leemos: «Y de la misma manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan». Vemos entonces que el vr. 9 de este Salmo nos da las alternativas de la obra de Dios como mediador: Cristo, el cual ha de volver para juzgar al mundo. Pero también no solamente actuará como Juez sino que actuará como mediador, es decir como salvador de aquellos que confían en él.
En consecuencia, la obra de Dios como mediador nos presenta dos caracteres. El primero de ellos a un Dios justo, severo juez; el segundo a un Dios lleno de misericordia y de gracia. Uno depende del otro. Al ver a un Dios tan severo, santo y justo, nuestro corazón se marchita por el dolor de nuestro propio pecado. Dios entonces que es omnisciente, omnipotente, al momento que ve arrepentimiento se ofrece a nosotros como un Dios misericordioso, como un Dios que nos da lo que no merecemos, para que podamos entablar una relación mutua con él. a eso le llamamos gracia. Por esa razón, nosotros los cristianos presentamos a Cristo Jesús y enfatizamos su obra, su carácter, porque él es el centro de toda la esperanza cristiana. La iglesia no es el centro del cristianismo, los doctores en teología no son la parte central de la teología cristiana, sino Cristo mismo. El es la piedra angular y sobre él la iglesia está basada. Tenemos que admitir que vivimos en una época más maravillosa que la de David ¿verdad? Ahora el trabajo y la obra de Dios ha sido completado, y por el poder del Espíritu Santo podemos entender estas palabras: Que Jesús ha de volver como mediador por aquellos que le aceptan y creen ahora, pero que ha de volver como juez para aquellos que rechazan su obra.
III. Finalmente, el salmista nos presenta a Dios en su trabajo de consejero (vr.10). Esa obra de consejero nos muestra cómo obtener consuelo, así como la obra de mediador nos revela que las Escrituras no se pueden violar, es decir, debemos respetar lo que está establecido por Dios. Ahora en la obra de Dios como consejero, vamos a ver cómo El se muestra a nosotros para que obtengamos consuelo. En los vrs. 10 y 11 leemos: «Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra, servid a Jehová con temor, y alegraos con teblor». Sería interesante que pusiéramos un círculo alrededor de la palabra «temor» y escribamos esta referencia bíblica, Job 28:28: «Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría….» Cuando dice el vr. 11 de este Salmo: «Servid a Jehová con temor…» quiere decirnos de acuerdo al pasaje de Job 28:28: Servid a Dios con Sabiduría. Ahora preguntémonos: ¿Qué es servir a Dios con sabiduría? o ¿Cómo podemos servir a Dios con sabiduría? La Biblia nos responde en el libro de Proverbios Cap. 8:13. La palabra «temor» ha sido traducida por muchos por la palabra «respeto», «reverencia», pero aquí encontramos la definición bíblica de lo que es servir a Jehová con temor o mejor dicho la definición de la palabra «temor», dice así Salomón: «El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco». O sea el temor de Jehová es aborrecer el mal. Una traducción más moderna sería apartarse del mal. El ser arrogante, estar lleno de orgullo, soberbia, el mal camino, la boca perversa, usar nuestra lengua en forma incorrecta.
Vemos entonces que la primera exhortación que encontramos de Dios como consejero es que nos apartemos del mal. «Servid a Jehová con temor…» Joven, maestro de escuela dominical, pastor, y amigo, esta es una exhortación para nosotros. Cuando servimos a Dios el primer requisito que se nos establece en las Escrituras es examinarnos a nosotros mismos para que dentro de nosotros se encuentre el temor de Jehová, no un temor místico, sino que sea real; una manera simple pero práctica de apartarnos del mal. El hecho de que yo sea pastor no me exime de que todos esos cualificativos que Dios quiere que yo elimine, estén constantemente a mi lado. Por el contrario, debo cuidar permanentemente mi andar, mi camino, y al hacerlo Dios sabe que lo estoy haciendo con sabiduría. No es cuánto del alfabeto hebreo o griego yo conozco lo que Dios valoriza como sabiduría, sino cuánto yo me mido con la rectitud y la santidad de su presencia.
En el vr. 12 leemos: «Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían». En otras palabras, debemos honrar al Hijo; debemos tener un espíritu de humillación y reconciliación. ¿Es eso lo que nosotros tenemos realmente? ¿respetamos al Hijo de Dios a tal punto de creer confesando con nuestros labios y creyendo con nuestra mente de que él realmente es el enviado de Dios, aquel que ha pagado el precio de nuestro pecad y consecuentemente su resurrección nos habilita a presentarnos limpios delante de Dios? ¿Hemos creído en esta obra del Hijo de Dios? La Escritura nos dice en la epístola a los Hebreos que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado. Cualquiera que lea ese versículo y sea judío comprenderá que esto es verdad. La ley del Antiguo Testamento aclaraba y demandaba que una ofrenda de un cordero debía ser presentada o una paloma, para que ese derramamiento de sangre pagara por los pecados del individuo que lo presentaba. En el Evangelio de Juan Cap. 1:29 dice: «El siguiente día vio Juan el bautista a Jesús que venía a El, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». ¿No es esto maravilloso?
Bien, ¿qué es lo que este Salmo nos enseñó? 1) Dios como ¿príncipe para que él nos muestre la naturaleza de nuestros pecados. 2) Dios como mediador para que él de esa manera nos revele que las Escrituras no se pueden violar; debemos respetarla. 3) Dios como consejero nos muestra cómo obtener un consuelo verdadero. ¿Cuál es la aplicación práctica que podríamos obtener como resultado de haber examinado este Salmo? Simplemente esta: Los hombres debemos confiar, como también obedecer a Dios. Dios nos bendiga para que esta única esperanza sea nuestra. Amén
(Programa Radial con Gabriel Otero)