Desde la perspectiva de Dios nosotros vivimos nuestras vidas en una de dos manera: sabia o insensatamente. En los salmos, David escribe: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo 19: 7).
Alguna vez se ha preguntado usted: “¿Qué pretende Dios hacer en mi vida?” “¿Por qué tengo tantos pesares y dificultades?” “¿No podía Dios intervenir y cambiar mis circunstancias?” Dios puede cambiar cualquier cosa que nos afecte.
No obstante, con frecuencia un cambio de circunstancias no es lo que necesitamos. Nos urge alcanzar toda la sabiduría necesaria para hacer frente a los pesares y dificultades de nuestro mundo. También necesitamos comprometernos a perseverar si la vida se dificulta. Esto demanda sabiduría divina. Un buen número de personas se dan por vencidas cuando el camino es escabroso; tratan de encontrar medios fáciles y rápidos para vencer los desafíos que les presente la vida. Pero cuando surge el conflicto, Dios quiere que aprendamos a buscarlo y a confiar en su sabiduría.
¿Se necesita sabiduría sólo en momentos de dificultad? No. Si no logramos obtener la sabiduría de Dios para nuestras vidas, entonces hasta en momentos de bendición nos deslizaremos espiritualmente en nuestra devoción hacia Él. También correremos el riesgo de perdernos de lo mejor que Él tiene para nosotros.
He hablado con personas que están luchando tras de haber tomado una decisión equivocada. Muchos, con ojos lastimeros, han preguntado:
“¿Qué puedo hacer para cambiar todo esto?” “¿Cómo vuelvo a empezar después de haber caído en tentación?” “¿Hay esperanza para mí?”
La respuesta es ¡sí! Siempre hay esperanza si Dios ha tomado alguna parte. La manera de volver a empezar es con oración y devoción a Dios. Es entonces cuando podemos ser más vulnerables y abiertos con Dios. La oración brinda la oportunidad adecuada para obtener la sabiduría de Dios para cada situación que confrontemos.
Habrá ocasiones en que cometeremos errores. Aun así, podremos obtener sabiduría por medio de nuestros errores, especialmente si pedimos a Dios que nos muestre dónde nos desviamos.
Al estudiar la vida de David, en breve descubrimos que está rodeada de profundo amor y afecto por Dios. David también cultivó una vida sólida de oración. Él se deleitaba en meditar sobre el amor de Dios y no vaciló en buscar la sabiduría del Señor. Aunque parece que David pasó gran parte de su juventud huyendo de un rey envidioso que quería matarlo, también sabemos que Dios utilizó ese tiempo para prepararlo para gobernar a todo el pueblo de Israel. La paciencia y la fe llegaron a ser sinónimos de su vida.
Dios está muy cerca de nosotros. Él nos brinda la sabiduría que necesitamos aun cuando el dolor y el temor pongan limitaciones a nuestro corazón. Si nos volvemos a Él en fe y clamamos, Él nos capacitará para tomar decisiones sabias.
La fe es crucial para obtener sabiduría de parte de Dios. Si confrontamos una alternativa difícil o un desafío, Dios nos dará la sabiduría necesaria para tomar la decisión correcta, pero nosotros debemos creer que Él lo hará. Santiago escribe: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Santiago 1:5-6).
En varias ocasiones David pudo haberle quitado la vida a Saúl. Estuvo frente a decisiones muy serías, pero gracias a que había tomado el tiempo necesario para conocer a Dios y meditar en su Palabra, él supo optar por la decisión acertada. Se rehusó a hacerle daño alguno a Saúl, que era el ungido de Dios. Aunque Saúl merecía todo lo contrario, David le salvó la vida y Dios bendijo a David abundantemente porque no actuó con móviles egoístas.
La vida de David no estuvo libre de errores. Siempre que dejó de ejercer sabiduría, sufrió graves consecuencias. No obstante, David en general vivió una vida con sabiduría.
¿Cómo podemos obtener sabiduría de Dios para nuestras vidas?
- Obtenemos sabiduría al buscar a Dios. Si David llegaba a un punto en el que no sabía qué hacer, consultaba a Dios. Ahí es donde interviene la fe. Debemos creer, como nos instruye Santiago, que si consultamos a Dios hasta en el mínimo detalle, Él oirá nuestra oración y la contestará. Él contesta en una de tres formas: sí, no, o espera. Si Dios se queda en silencio debemos esperar hasta que nos indique que sigamos adelante.
- Dios jamás contradice su Palabra. La Escritura nos brinda soluciones para cada problema o decisión que confrontemos.
- Obtenemos sabiduría al aprender a meditar en la Palabra de Dios. Si en realidad deseamos recibir bendición, debemos elevar nuestras peticiones a Dios por medio de la oración además de buscar dirección en su Palabra. La Escritura está estrechamente relacionada con los estilos de vida de la actualidad; no está fuera de moda. Por consiguiente, podemos confiar que la Palabra de Dios nos dé la orientación que necesitamos.
- Obtenemos sabiduría al aprender a obedecer los principios de la Escritura. Antes de que David pudiera actuar como rey, tuvo que aprender a obedecer a Dios. También tuvo que aprender a seguir la senda que Dios ponía delante de él. Esto quería decir que tuvo que someter sus deseos humanos al Señor. La obediencia de David habló elocuentemente de su amor al Señor.
- Obtenemos sabiduría como resultado de la oración. En la oración aprendemos a humillar nuestros corazones ante Dios. También aprendemos a estar quietos y escuchar su voz. Con demasiada frecuencia pasamos tiempo en oración hablando con Dios en lugar de escuchar su voz “apacible y suave”. A medida que oramos y leemos la Palabra de Dios, Él iluminará los versículos que pueden aplicarse a nuestra situación y que nos imparten la orientación que necesitamos.
- Obtenemos sabiduría observando cómo actúa Dios en nuestro mundo. A veces las circunstancias mundiales parecen incontrolables, sin embargo, Dios es soberano; Él tiene todo bajo su control. Aunque nuestras vidas se conmuevan con la muerte, el pecado y el dolor, Dios está sobre todo eso y Él hará que cada evento cumpla su objetivo. Él no duda en utilizar los adelantos tecnológicos para impulsar su obra de salvación sobre la tierra.
- Obtenemos sabiduría por medio del consejo sabio. Hable de sus problemas con un creyente en quien confíe, con un consejero o con un pastor. Una vez que le hayan dado su punto de vista o consejo, llévelo a Dios en oración. Si lo que le han dicho es de Dios, no violará ningún principio de Su Palabra.
- Obtenemos sabiduría al asociarnos con personas sabias. Casi todos saben si han recibido verdadera sabiduría. Sin embargo, pídale a Dios que le dé discernimiento para evitar ser engañado. Cerciórese de que su corazón concuerde con el mensaje de la Palabra de Dios. Usted puede impedir cualquier decepción o desengaño si implora a Dios que separe la verdad del error.
Buscamos sabiduría a fin de agradar a Dios y obtener su punto de vista en todo. Los requisitos para la sabiduría son:
Firme resolución de andar sabiamente. Nuestra motivación para lograr sabiduría debe comenzar y terminar con amor por Dios. Todos deseamos agradarlo, por consiguiente, lo buscamos y al aprender el camino de la sabiduría descubrimos que estamos siendo hechos conformes a la imagen de su Hijo.
Meditación en la Palabra de Dios. David nos dice que guardemos la Palabra de Dios (Salmo 119:11). Corrie ten Boom aprendió el valor de esta práctica. Durante la Segunda Guerra Mundial logró introducir unas pocas hojas de la Palabra de Dios en su celda del campo de concentración. Más tarde, escribió: “Antes jamás había orado como ahora. Y hablaba con Aquel que me comprendía, que me conocía y me amaba. En Él pongo todas mis cargas”.
Aprenda a ser sensible a las indicaciones del Espíritu Santo. Lo más sorprendente de la tarea de buscar la sabiduría de Dios es el hecho de poder aprender a escuchar su voz. Cuando el profeta Elías perdió la perspectiva, Dios le habló. No obstante, la voz del Señor no vino a su profeta por el terremoto ni por la tormenta. Vino en forma de un silbo apacible y suave. Al estar quietos –en nuestros pensamientos y emociones- Dios hablará a nuestros corazones como lo hizo con Elías. Él nos da la orden de “estar quietos y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10).
Creer que Dios es la fuente de sabiduría. La fe y la confianza son necesarias para obtener la sabiduría de Dios. El razonamiento humano nos fallará; sólo la sabiduría de Dios nos guiará con seguridad a través de la vida.
Tener valor para obedecer a Dios. La obediencia revela nuestro deseo verdadero de obtener sabiduría. La obediencia nos coloca firmemente en camino a obtener verdadera sabiduría. Si desobedecemos al Señor debemos hacer frente a las consecuencias de nuestros actos buscando su perdón.
Las bendiciones vienen sobre aquellos que obedecen a Dios. Por consiguiente, debemos ser valientes y seguir adelante por fe, confiando en que Dios haga que nuestra senda sea segura y firme.
Perseverancia. Cuando podamos decir: “Yo sé que estoy haciendo lo que es correcto. Por lo tanto, voy a mantenerme enfocado y continuar”, entonces estaremos aprendiendo a perseverar.
lo anterior solo puede ser inspirado por DIOS, Él es amor, es su naturaleza… gracias.