Lectura: Colosenses 1:24-29
Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Colosenses 1:29.
Un día, mientras leía la Biblia, me vino este pensamiento: «No permitas que la vida te pase. Deja que la vida pase a través de ti.»
La primera frase me describía como si yo fuese una T, pues tendía a ver la vida como algo que venía hacia mí. Me sentía como un blanco desgastado. Estaba usando toda mi energía para protegerme de los dardos de las pruebas de la vida.
Pero la segunda frase, «deja que la vida pase a través de ti», presentaba un enfoque diferente. En vez de evadir los fieros dardos de la vida, había de dejar que la vida y el amor de Dios fuesen canalizados a través de mí, bendiciéndome al tiempo que bendecían a otros.
Decidí convertirme en la tubería de Dios. Entonces podría vivir más eficazmente para Él.
Algunos días vuelvo a ser un blanco, pero pronto se me acaba el amor y el poder para bendecir a otros. Luego, por medio de la confesión, la fe y la obediencia, me conecto de nuevo a mi centro celestial de suministro y reanudo mi capacidad de vivir como una tubería.
En su carta a los Colosenses, Pablo mencionó muchos problemas que tenía en ese momento. No obstante, estaba decidido a ser un canal de bendición permitiendo que Dios obrase por medio de él.
¿Y tú? ¿Eres un blanco o una tubería? Es un desafío de Dios y una elección para cada creyente.
Dios te bendice para que bendigas a otros.
--JEY/NPD