Lectura: Isaías 59
Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.
Salmo 96:2.
Las condiciones que enfrentaba Isaías en su país eran impresionantemente similares a las nuestras hoy día. Abundaban la violencia, el engaño, la injusticia y la conducta autodestructora (Is. 59:3-8). En su búsqueda de las soluciones para sus problemas, el pueblo parecía una persona sin ojos que tropieza en la oscuridad (v. 10).
Hoy el público reacciona al crimen exigiendo una acción. Algunos políticos abogan por el control de armas; otros apremian a todos los ciudadanos observantes de la ley a portar un arma y aprender a usarla. Mientras tanto, gastamos billones para ampliar nuestras prisiones. El problema es que estos esfuerzos tratan sólo con los síntomas; no curan el mal de la sociedad.
Hoy, tal como en la época de Isaías, el verdadero problema detrás de los males de la sociedad es la rebelión contra Dios. Si la gente se arrepiente, Él muestra su misericordia. Si no se arrepienten, Dios traerá juicio.
Como ciudadanos cristianos deberíamos estar promoviendo lo que Dios dice que es recto y justo, pero podemos hacer mucho más. Puesto que sabemos que Dios tiene el control podemos proclamar las buenas nuevas de su salvación. Quizás no podamos efectuar grandes cambios en nuestra sociedad, pero podemos ser instrumentos de Dios para liberar personas individuales de la destrucción eterna.
En vez de seguir la multitud hemos de mostrar el camino.
--HVL/NPD