Lectura: Tito 2
Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras….
Tito 2:7.
El espíritu de consideración y las buenas obras discretas de los creyentes en Jesús puede causar un tremendo impacto en aquellos que no creen en Él. Un poco de amabilidad les dice mucho más a algunos que una feroz predicación.
Una pequeña congregación de creyentes en Japón puso en práctica este principio. Estaban planificando la construcción de un santuario. Después de que el arquitecto terminó los planos, aquellos hermanos fueron por todo el vecindario mostrando las pruebas y preguntando a todos si tenían alguna objeción. Nadie objetó nada.
Sin embargo, unos meses más tarde, antes de que comenzase la construcción, se enteraron de que un hombre sí tenía algunas inquietudes. Le visitaron de nuevo y descubrieron que el hombre estaba preocupado porque la estructura le iba a obstruir la luz del sol que llegaba a su patio. ¿Discutieron aquellos creyentes con el hombre? No. ¿Se quejaron porque no lo dijo antes? No. La junta de la iglesia le pidió al arquitecto que modificase los planos. A un costo adicional considerable, el arquitecto diseñó los planos de nuevo con un techo más bajo. El sorprendido vecino se puso muy contento porque no perdería la luz del sol.
En nuestro mundo violento y centrado en los derechos, la amabilidad hacia los demás parece fuera de lugar. Pero es siempre apropiada para nosotros los cristianos (Tit. 2). Y puede ser un poderoso testimonio.
Un cristiano es un sermón viviente.
DCE/NPD