Lectura: Mateo 6:25-34
Porque por fe andamos, no por vista.
—2 Corintios 5:7.
A menudo deseamos poder ver lo que nos espera a la vuelta de la esquina de la vida. Así podríamos prepararnos para ello, controlarlo o evitarlo.
Una persona sabia ha dicho: «Aunque no podemos ver lo que hay a la vuelta de la esquina, ¡Dios sí puede!» ¡Cuánto mejor y más tranquilizador es!
Hace poco mi nieta Emily, de diez años de edad, y yo estábamos hirviendo unos huevos para el desayuno. Mientras contemplábamos el agua hirviendo y nos preguntábamos cuánto tiempo tardarían para estar justo en su punto, Emily dijo: «¡Qué pena que no podamos abrirlos para ver cómo van!» Y yo estuve de acuerdo. Pero eso hubiese estropeado los huevos, por lo que no tuvimos más remedio que confiar en adivinar, sin ninguna garantía en los resultados.
Comenzamos a hablar acerca de otras cosas que nos gustaría ver pero que no podemos, como el mañana. Es una lástima que no podamos abrir el mañana, dijimos, para ver si será como nos gustaría que fuese. Pero entrometernos con el mañana antes de tiempo, al igual que abrir un huevo parcialmente cocido, estropearía tanto el hoy como el mañana.
Puesto que Jesús ha prometido cuidar de nosotros cada día -y eso incluye el mañana- podemos vivir por fe una día a la vez (Mt. 6:33, 34).
Emily y yo decidimos dejar el mañana seguro en las manos de Dios. ¿Y tú?
Sólo encontrarás problemas
si te agitas por el mañana.
-JEY/NPD