Lectura: Salmo 77
Con mi voz clamé a Dios y él me escuchará.
—Salmo 77:1.
Walter Cizsek, un cristiano en la antigua Unión Soviética, fue encarcelado y torturado por su fe en Cristo. Lo obligaron a tomar una decisión que le desgarró el alma: la cooperación o la ejecución. ¿Cooperar con mentirosos y asesinos? ¡Jamás! Pero, ¿sufrir una muerte agonizante? ¿Cómo podía él soportar eso?
Cuando estaba a punto de perder su fe en Dios, Walter comenzó a orar desesperadamente. A la larga pudo abandonarse completamente a la voluntad del Padre. Escribió que la voluntad de Dios no estaba «por ahí en alguna parte, sino en las situaciones en las cuales me encuentro. Lo que Dios quería era que yo aceptase esas situaciones de sus manos, que soltase las riendas y me colocase enteramente a su disposición». Con el poder de su gracia pudo hacer justamente eso.
¿Te has sentido alguna vez abandonado por Dios? ¿Te has sentido alguna vez como el salmista, que clamó en desesperación: «¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades?» (Sal. 77:9). La aflicción del salmista se alivió cuando recordó y meditó en las maravillosas obras de Dios y se dio cuenta de que Él tiene total control (vv. 10-20).
A medida que «soltamos las riendas» y nos colocamos enteramente a disposición de Dios, nuestros sentimientos de estar abandonados por Dios se desvanecerán.
Nadie que se abandone a Dios
se sentirá abandonado por Dios.
-VCG/NPD
Siempre, Siempre, EL TIENE EL CONTROL… Y si no nos abandonaramos en El..QUE HARIANOS ?