Lectura: Romanos 10:1-13
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
—Romanos 10:9.
Con el titular «Amante de los autos enterrado en uno deportivo» la columna de periódico abrió con estas líneas: «Si hay alguna autopista al cielo, George Swanson podría llegar a las puertas de perlas a la última moda. Fue enterrado en su auto deportivo blanco.» Su esposa, Carolyn, dijo: «Mucha gente dice que se lo quieren llevar consigo. Bueno, él se lo llevó.»
Sí, hay una autopista que lleva al cielo, pero no se puede viajar por ella en un auto deportivo después de la muerte. Hay que llegar a esta autopista mientras se está vivo, y se llega depositando nuestra confianza en Jesucristo.
En Romanos 10:1-13, Pablo afirmó que el camino al cielo no es difícil de encontrar ni de entrar. Está justo en frente de nosotros en la Palabra de Dios. Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (Jn. 14:6). Él murió por nuestros pecados, venció el poder de la muerte con su resurrección, vive en el cielo como nuestro Abogado e Intercesor, y coloca en la autopista al cielo a todo el que confía en Él como Salvador y Señor.
El que te entierren o no en un auto deportivo no importa en absoluto. La autopista al cielo empieza de este lado de la muerte y la entrada es fácil de hallar. La Biblia dice: «Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo (Ro. 10:13). ¿Estás en el camino correcto?
Para llegar al cielo
debes seguir el camino de la cruz.
-HVL/NPD