Bruce Marchiano fue crucificado con Cristo años antes de colgar de una cruz por cerca de 9 horas. Fue la razón por la que pudo colgar de ella y resistir por todo ese tiempo en un día borrascoso en Marruecos. A eso se debe que el resultado de su trabajo ha sido tan conmovedor y efectivo; a eso se debe que su ministerio exista.
Marchiano es conocido por haber desempeñado el papel de Jesucristo en la producción en videocasete de El Evangelio Según Mateo. Muchos conocen la película simplemente como Mateo, la presentación del primer evangelio al pie de la letra. La película presenta a un Jesús amoroso, solícito y emotivo: muy distinto a la representación de majestad real y solemne que casi siempre se ofrece en película. Ha contribuido a llevar a miles al conocimiento de Cristo, frecuentemente teniendo a Marchiano en el púlpito presentando su testimonio y haciendo el llamamiento a recibir a Cristo.
Eso es lo que sucede cuando el Señor usa a los creyentes para hacer una película acerca de Cristo.
«No puedo explicar cómo todos personificamos temor y temblor, dice Marchiano desde su hogar en Los Ángeles. Teníamos tanto temor de echar a perder todo pero el director simplemente escuchó y obedeció al Señor como jamás antes había yo visto a un hombre hacerlo. Y el resultado fue una nueva revelación de la realidad de Jesús, de una realidad que atrae tanto a la persona de 100 años como a la de 10».
Marchiano, que aceptó a Cristo en 1989, y el director Regardt Van Den Bergh, eran recién convertidos cuando filmaron la película. Van Den Bergh ya tenía cierto prestigio como realizador de películas en Suráfrica. Después de buscar por todo el mundo encontró a Marchiano, el último actor en ser entrevistado. Unas siete semanas después, en enero de 1993, Marchiano posaba frente a las cámaras en el Norte de África.
¡Silencio! Jesús en la cruz, toma dos. ¡Luz, cámara, acción!
En el libro En los pasos de Jesús, publicado en 1997, Marchiano dedica un capítulo al día tan especial en el cual representó a Cristo crucificado. En una colina árida en las afueras de Quarzazate, Marruecos, con una multitud de artistas, extras, personal y público en general. Marchiano se sometió al ejercicio riguroso de acercarse a la cruz y colgar de ella. Para darle más realismo, colgó sólo de las cuerdas del travesaño.
Con el rostro cubierto de maquillaje y sangre artificial, Marchiano tuvo cierta dificultad con la representación quizá más exacta de la crucifixión de Cristo hasta la fecha. Siguiendo el relato bíblico que estuviera tan apegado a la letra como fuera posible sin hacerse acreedor a la clasificación X por violencia, Van Den Bergh tuvo en Marchiano un Cristo muy «desfigurado» (Isaías 52:14) hasta el grado de que los personajes le tiraron de la barba (Isaías 50:6).
«El Señor quiso que nos apegáramos a la realidad. Pero dentro de esa realidad -y lo hicimos más real de lo que yo jamás haya visto- ni siquiera llegamos a tocar la superficie. El hecho de conocerlo nos permite comenzar a valorarlo como es debido, dice Marchiano. Recuerdo la primera vez que vi la escena. Estaba sentado frente al televisor y el director lo conectó; fue unos meses después de haberla filmado. Me quedé sentado llorando a lágrima viva y sólo pude decir: ‘No tenía ni la mas remota idea . . .’»
Muy bien. ¡Silencio! Jesús sana al leproso, toma uno. ¡Luces, cámara acción!
La rúbrica de la serie «Mateo», es la sonrisa constante de Marchiano, la sonrisa de nuestro Salvador. Marchiano y Van Den Bergh tuvieron la misma visión de un Jesús feliz y vibrante, que amaba a la gente que vino a salvar. Abraza, besa, estrecha a todos entre sus brazos; hasta toma del brazo a un fariseo anciano mientras caminan juntos. ¿Acaso no se preocupaba también por sus almas?
Sin embargo, la toma que ha desatado más polémica y crítica ha sido la de la sanidad del leproso en Mateo 8:1-4. En ella un leproso tímido pide el toque sanador del Señor Jesús. Después, el hombre ya limpio, extasiado derriba al suelo al Señor y ambos se abrazan. El hecho de ver al Señor rodando por el suelo ha sido demasiado fuerte para algunos.
«Es algo fascinante. También ha sido ofensivo, no diría que para muchos, pero sí hay algunos que se han ofendido bastante. Y en general han sido los «expertos», el tipo de individuos que son teólogos de torre de marfil, dice Marchiano. Pero a la vez esa sola escena probablemente ha sido responsable de la salvación de más personas que cualquier otra escena de la película. Así que nada ha cambiado en 2,000 años. Él es piedra de tropiezo para los eruditos, pero salvación para los niños».
En su libro Marchiano relata cómo el hecho de seguir las pisadas del Señor Jesús transformó su manera de pensar. Aunque desempeñando un papel, se metió a fondo en su personaje; saturó su mente de las palabras del Señor en Mateo, memorizándolas con mucha anticipación. Hizo ejercicio con una piedra grande para que sus manos y sus brazos parecieran las de un carpintero del primer siglo. Y oró por largos meses: con su director, con miembros del equipo, a solas en su hotel, entre tomas; sin cesar. Como resultado, no es irónico que haya llegado a ser más semejante a Cristo.
«No puedo explicar la pasión, la pasión cada vez mayor, que siento por la gente. El Señor me concedió una experiencia muy singular: tener acceso a su corazón y a su entendimiento del valor de muchas cosas; y eso es algo ineludible, dice Marchiano. No sabría explicarlo; sólo sé que me atormenta -sólo pensar que una persona viva un segundo lejos del Señor- y eso es lo que me impulsa a hacerlo».
¡Listos para filmar! ¡Quiten a ese chivo de en medio! Jesús en el mercado, toma dos. ¡Cámaras! ¡Acción!
Una de las interpretaciones más difíciles para Marchiano fue la condena de Mateo 11:21-24, «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!» En retrospectiva quizá fue precursora de su ministerio en la actualidad.
Ocurrió el segundo día de la filmación. Marchiano no sabía cómo representar la escena, por lo que su único recurso fue orar. Se conmovió profundamente al ver a los extras y a la población de Quarzazate, pensando que al Señor debió habérsele partido el corazón cuando dijo a los que le rodeaban que iban en camino a un juicio severo. Ese momento dio inicio a su ministerio. Ahora él habla a miles de personas por todo el mundo diciéndoles que tienen esperanza en Jesucristo.
«Miro hacia atrás y recuerdo lo que me dijo (el actor) Dean Jones: «Bruce, no te enfoques tanto en lo que quieres que Dios haga en tu vida para que no te pierdas lo que Él está haciendo en tu vida’, dice Marchiano. Por eso tengo que examinar mi vida y decir: ‘Muy bien, ¿qué importa más, que yo actúe en una telenovela, o las almas?’ Y ahí está la clave».
Durante los últimos años Marchiano ha dedicado gran parte de su tiempo a ministrar. Viaja extensamente y ha hablado ante multitudes que van desde 8 personas hasta un estadio lleno. Una mujer le escribió que su hija rebelde, por quien ella había orado por años, aceptó a Cristo mientras veía Mateo. La muchacha llevó a su casa a un hombre que conoció en un centro nocturno, prendió el televisor por unos minutos y accidentalmente dio con la película. ¿Resultado? El extraño salió y entró Cristo.
Marchiano dice que su película ha tenido el mayor impacto como instrumento de salvación. Calcula que él personalmente ha visto a unas 100,000 personas aceptar a Cristo.
«Lo tratamos tan a la ligera que no nos damos cuenta de su magnitud. En general, eso es lo que más me obliga a sentirme humilde, así como lo más importante que haya visto y, gracias a Dios, continúo viendo».
¡Shhh! Silencio por favor. Última toma de Bruce/Jesús. El Cristo resucitado camina hacia el sol, toma uno. ¡Cámaras! ¡Acción!
Una de las escenas más impactantes ni siquiera formaba parte del guión. Fue algo posterior que se tomó meses después en Los Ángeles. Van Den Bergh necesitaba algo que demostrara que el Señor Jesús vive, por lo que Bruce una vez más tuvo que volver a ponerse la túnica y simplemente caminar, sonriendo, hacia el sol. El resultado conmueve profundamente el corazón de cualquiera, pues nos recuerda que tenemos esperanza para el futuro.
Marchiano ora por lo que Dios tenga en reserva para él. No ha firmado ningún contrato, pero los oficiales de «La Biblia Visual» planean que la tercera entrega (Los Hechos fue la segunda) sea el Evangelio según San Juan. Ha pedido a Marchiano que vuelva a desempeñar el papel de Jesús y él espera que «el gozo, el afecto, la pasión y la angustia» de Jesús puedan alcanzar «un nuevo nivel».
Bruce Marchiano sabe lo que es estar en la esquina de Hollywood y La Vid. Al decidir sacrificar en gran parte su carrera por el ministerio, Marchiano no ha posado ante las cámaras por más de un año. No espera volver a actuar sino hasta el proyecto del Evangelio según San Juan y aun así su itinerario seguirá lleno. Ahora está entregado a una misión, habiendo renunciado a Hollywood, heno y hojarasca a favor de un pedacito de cielo.
«Creo que cada uno tiene ante sí la misma decisión que tuvo Pedro, dice Marchiano. Pedro fue un individuo como usted y yo y el Señor le dijo: ‘Sígueme’. Cuando se negó a sí mismo fue que Pedro entró en lo que sin lugar a dudas fue la mayor aventura de cualquier ser humano en la historia, caminar día tras día, cara a cara con el Dios viviente».
Lindo testimonio el de Marchiano, Asi debiera ser cada cristiano…QUERIENDO DAR NUESTRO TODO….Espero su nueva pelicula….BENDICIONES.