Lectura: Daniel 4:18-37
…y él puede humillar a los que andan con soberbia.
—Daniel 4:37.
Después de sesenta anos y seis millones de visitantes, el zoológico de Milán, en Italia cerró sus puertas. Los activistas de derechos de los animales protestaron porque las condiciones del zoológico no eran adecuadas para los animales que se hallaban enjaulados allí. Pero cuando sacaron a los animales, el lugar se llenó de personas que no tenían hogar. Cientos de ellos comenzaron a introducirse a hurtadillas en las cuevas bajo el manto de la oscuridad en busca de descanso nocturno.
Irónicamente, el zoológico estaba situado sólo a cinco minutos de camino a pie de uno de los distritos de compras más caros de toda Europa. Dentro de un perímetro de 400 metros de las cuevas, las tiendas de los diseñadores de modas italianos llenaban toda una calle y atraían a grandes gastadores de todo el mundo.
Es triste ver cómo algunas personas viven como animales. Pero, ¿quién estaba más alejado de la imagen de Dios, los que se refugiaban en el zoológico o los grandes gastadores a unas cuantas manzanas de distancia?
El poderoso rey Nabucodonosor había sido advertido en sueño que comería hierba con los animales a menos que cambiara sus caminos llenos de orgullo y pecado. El profeta Daniel le dijo que dejara de pecar y que fuera misericordioso con los pobres (4:27).
Padre, perdónanos por nuestro orgullo. Ayúdanos a no vivir como animales sino como personas creadas a tu imagen.
Nunca estamos tan vacíos como cuando estamos llenos de nosotros mismos.
-MRD II/NPD