Lectura: Efesios 4:17-32
Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
—Efesios 4:24.
Mi sobrino Santiago había terminado su campamento de entrenamiento de reclutas de la infantería de marina y se había convertido en uno de los pocos que con orgullo podía decir: «¡Soy un infante de marina!» Su padre me estaba enseñando algunas fotos de su graduación y me señaló una en la que Santiago estaba relajado y sonriéndole a la cámara. «No debí haber tomado ésta -dijo-. Santiago me dijo que podía meterse en problemas por tomarse una foto como esa en uniforme.»
Aparentemente, el código de conducta de los infantes de marina se extiende más allá de las funciones formales, hasta incluir la manera en que se toman fotos. Un infante de marina es «una nueva persona», y esto debería ser evidente en la forma de comportarse las veinticuatro horas del día. Claro, esto no quiere decir que nunca pueda relajarse ni sonreír, pero debe haber algo diferente en su comportamiento sólo porque es un infante de marina.
Lo mismo sucede en la vida cristiana. Las nuevas directrices, que aplican las veinticuatro horas del día, incluyen no mentir (Ef. 4:25), no dejar que nuestra ira nos haga pecar (v. 26), no darle al diablo oportunidad para que nos influya (v. 27), no robar (v. 28), no hablar deshonrosamente (v. 29), no contristar al Espíritu Santo (v. 30), evitar la malicia (v. 31), y ser benignos (v. 32).
De la misma forma que un infante de marina tiene una responsabilidad constante de mantener una imagen de la Infantería de Marina, así debemos nosotros recordar que representamos a JesúsÉ todo el tiempo.
Cristo no está buscando seguidores a medio tiempo.
-JDB/NPD