¿Quién irá al cielo?

   

  Si usted va a las calles con esta pregunta, recibe las más variadas respuestas. Éstas van desde “¡El cielo ni siquiera existe!” a “¡Todas las personas buenas van al cielo!”. Pero a muchos, más bien les da vergüenza si se les habla tan directamente de la muerte, o sea de lo que sucederá después de la muerte. Y eso que es una de las cosas más trascendentales que tienen que ver con cada ser humano. Es solamente asunto de tiempo que llegue la hora. El momento llegará. Ya sea hoy, en una semana, en un año, o en treinta.

¿Alguna vez te encontraste frente a una tumba, arrepentido de no haber hablado una vez más con el ahora fallecido, de no haberlo preparado de antemano para la “vida después de la muerte”? Nadie pensaba que pudiera morir tan rápidamente…

¡Los seres humanos, vivimos en un gran y continuo peligro de muerte! Ya desde el momento del nacimiento nuestra vida está en peligro. Y esto es un asunto muy serio. Aquí en la tierra decidimos si iremos al cielo o no. Si pasaremos la eternidad junto al todopoderoso y eterno Dios en el cielo, en medio de toda belleza y perfección, o si estaremos para siempre separados de Él, sufriendo los tormentos del infierno.

Está bien, pero para saber quién irá necesitamos una fuente segura. En las personas no podemos confiar. La Biblia es la única fuente absolutamente segura. Entonces, para poder saberlo, debemos preguntar en primer lugar a la Biblia.

 

¿Quién no irá al cielo?

 

En varias partes la Biblia dice con toda claridad que todos los seres humanos somos pecadores. En Romanos 3:23, por ejemplo, dice: “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios…” Pecado es todo lo que no corresponde a la voluntad de Dios. Quizás, cuando usted escucha la palabra “pecado”, piensa en robo, asesinato, u otras cosas semejantes. Pero también una mentira es pecado. ¿Ha mentido alguna vez, o quizás no ha dicho exactamente la verdad? Nunca me he encontrado con un niño que no haya admitido haber mentido alguna vez. ¡Cuánto más nosotros los adultos!

El juicio de Dios en Romanos 6:23 es claro e inequívoco: “Porque la paga del pecado es muerte…” La Biblia no deja lugar a dudas acerca de eso. Ningún pecador irá al cielo cuando llega la hora de morir. Pero entonces, ¿quién estará allí?

 

¿Quién irá?

 

Dios sabía que no existiría ninguna persona que fuera tan perfecta que pudiera comparecer ante los ojos de Dios sin ninguna mentira, sin ningún pecado. ¿Quizás, entonces, él pasaría las cosas por alto? ¡No! La justicia de Dios no permitiría en absoluto pasar las cosas por alto. “Borrón y cuenta nueva” – ¡no existe para Dios! La justicia exige que el culpable sea castigado. Necesitábamos, entonces, un representante. Uno que tomara nuestro lugar y pagara por nosotros. Dios nos ama tanto, a tí y a mí, que envió de lo Suyo, lo mejor que tenía, a Su Hijo, para que todos los que en Él crean, no se pierdan mas tengan vida eterna (Juan. 3:16). La primera condición para poder ir al cielo, es la fe. Con razón, podrías preguntar ahora: “¿Y eso es todo?” ¿No necesito una membresía en una iglesia? ¿O buenas obras, o una vida ascética? La Biblia dice: ¡No! La fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, es suficiente. Quien se arrepiente de sus pecados y los confiesa, recibe el perdón. El Hijo de Dios ha pagado todo por ti en la cruz del Gólgota.

Y ahora llegamos al último y el más importante de los puntos:

¿Irás tú?

 

Ya hemos aclarado quien no estará presente en el cielo, y quién sí estará. Pero, podría ser que tú fueras uno de los que no hallará lugar en le cielo. Pues, con solamente saber quién participará en el arrebatamiento, no es suficiente. Si no has dejado que el Señor Jesucristo entre en tu corazón, entonces tú no participarás. No vas a estar presente cuando suene la última trompeta, y Jesucristo venga a llevar a Sus hijos para estar con Él en su hogar. El saber sin la consecuencia del hacer, es peor que la falta de conocimiento. ¡Conoces el camino! ¿Has dado ya el primer paso y te has convertido en un hijo de Dios? ¡Si has tardado en responder a esta pregunta, entonces apresúrate ahora todo lo que puedas! ¡Confiesa tus transgresiones, tus pecados a Jesucristo, y reclama Su muerte sacrificial para ti! Invítalo a entrar en tu vida y dale la dirección de la misma.

Una sugerencia más:
¡Hazlo ahora, porque mañana podría ser demasiado tarde!
¡Nos vemos en el cielo!