LA BIBLIA NO ES SIMPLEMENTE UN LIBRO que se lee para informarse. Se lee para transformarse. Las palabras de la Biblia son la misma Palabra de Dios y ellas transforman el corazón de usted cuando medita en ellas. Eso es lo que la Biblia afirma de si misma: Es un tesoro perfecto que nos transforma, nos ilumina, nos juzga, nos prepara y nos hace crecer.
Medite en su significado para su vida y permítales penetrar en su corazón. Eso es lo que la Biblia misma dice que hagamos.
MEDITACIÓN EN LA PALABRA DE DIOS
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8).
¿Dónde halla su lugar la Palabra de Dios? En su boca y en su corazón. En Josué 1:8 “este libro de la ley” se refiere a los cinco libros de Moisés, desde Génesis hasta Deuteronomio. Pero el mismo mandamiento puede extenderse a todos los libros de la Biblia, toda la Palabra de Dios. El mandamiento es que ella no debe apartarse de su boca. En otras palabras, debe formar parte de su vocabulario todo el tiempo. Usted debe hablar de la Biblia y de las cosas que a ella se refieren en todo mandamiento.
¿Cómo puede ocurrir eso? Ocurrirá cuando usted medite en ella noche y día. Es un principio sencillo. Si usted satura su mente y sus pensamientos con la Palabra de Dios, eso saldrá en sus palabras. Si usted satura su mente y pensamientos con otras cosas, ellas saldrán igualmente en su conversación. El libro de Proverbios nos dice que como el hombre piensa en su corazón habla la boca” (Mt. 12:34). Si su corazón está lleno de la Palabra de Dios, eso es lo que va a salir de su boca. Antes que eso pueda suceder, tiene que llenar su corazón de la Palabra. Por eso es tan importante la meditación.
Cuando usted medita, al leer un versículo una y otra vez y analizar su significado, él comienza a llenar su corazón. Por eso creo que Dios nos dio un libro y no un vídeo de música. Un vídeo de música simplemente vuela, saltando de un ángulo al siguiente, bombardeándolo con imágenes y luego termina. Aun la mejor película solamente lo envuelve como una ola y luego se retira. Nuestra experiencia con ella es fugaz. Pero las palabras en una página están detenidas allí de modo permanente. Se puede volver a la misma página, al mismo versículo, una y otra vez y seguir meditando en él. Se puede comparar con otros versículos. Se puede sintetizar lo que dicen varios versículos e interpretarlos cuidadosamente. Eso es meditación; no un encuentro momentáneo con la verdad, sino una inmersión en ella. Poner su Palabra en un libro fue la mejor manera en que Dios nos pudo poner en nuestras manos una herramienta que nos enseñara a meditar.
Si usted medita en la Biblia noche y día, eso comenzará a salir de su boca. Su palabra será “siempre con gracia, , sazonada con sal”, como dice Pablo (Col. 4:6). Será el tipo de conversación que edifica a los demás en vez de aplastarlos (1 Co. 14:26; 1 Ts. 5:11).
El propósito de meditar en los mandamientos de Dios es: “para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito”. El propósito no es solo el conocimiento sino la obediencia. Aquí la promesa es que la meditación finalmente producirá un cambio de actitud porque nuestro corazón estará saturado de la Palabra de Dios. David pide en el Salmo 19:14: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío”. Él está pidiendo: “Oh Jehová, gobierna y guarda la meditación de mi corazón”. ¿Por qué? Porque eso es lo que se va a ver en mi comportamiento.
Mientras la Biblia lo moldea como cristiano, ella trae bendición. Promete que si medita en la Palabra, habla de la Palabra y vive la Palabra, su camino será prosperado y tendrá éxito. Ese es el verdadero “evangelio de la prosperidad”, no el falso mensaje de que Dios quiere que todos se vuelvan ricos rápidamente. Dios no promete prosperarlo solo porque usted desea cosas. Dios promete bendecir su vida espiritual y sus esfuerzos espirituales con éxito mediante la profunda comprensión y aplicación de las Escrituras.
Extraído del libro, “El corazón de la Biblia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz