Lectura: Lucas 13:1-5
…. ¿pensáis que eran más culpablesÉ? No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
— Lucas 13:4, 5.
Una mezcla de pensamientos y emociones me embargó cuando escuché que un avión se había estrellado cerca de Pittsburgh, Pensilvania, matando a todos los que iban a bordo. Me sentí aturdido. Muchas personas fueron introducidas de repente en la eternidad. Pensé en el pánico que sobrecogió a los pasajeros y tripulantes a medida que el avión se precipitaba hacia abajo. Me pregunté cuántos estarían preparados para encontrarse con el Señor. Mi corazón estaba con aquellos que tenían seres queridos o amigos viajando en ese vuelo.
Cuando me enteré que dos amigos míos habían volado a Pittsburgh una semana antes en la misma aerolínea, pensé en las palabras de Jesús que hallamos en Lucas 13:1-5.
¿Por qué murieron esas personas? No porque fueran mejores o peores que el resto de nosotros. Puesto que todos pecamos, ninguno de nosotros tiene derecho a pensar que somos demasiado buenos para morir de esa manera. No hay lugar para presumir de justicia propia. Tampoco hay lugar para quejas amargas. En nuestro mundo caído, la muerte nos llega a todos -de una forma u otra- en el tiempo de Dios.
Los desastres son un llamado al arrepentimiento. Nos deberían recordar nuestra necesidad de confesar nuestros pecados y volvernos a Jesús para salvación o renovar nuestro compromiso con Él.
Señor, ayúdanos a responder debidamente siempre que nos confronte una tragedia.
Nunca es demasiado pronto para arrepentirse,
pero pronto podría ser demasiado tarde.
-HVL/NPD