Lectura: Lucas 7:1-10
… Conforme a vuestra fe os sea hecho.
– Mateo 9:29.
No todos los cristianos ejercen el mismo grado de fe. Algunas personas parecen pensar que su problema es demasiado grande como para que Dios lo resuelva. Otros están seguros de que Dios es todopoderoso, pero no confían en que hará lo que es mejor para ellos. Aún otros afirman: «Yo sé que Dios puede, y confiaré en Él para que haga lo que ha prometido.» Estas diferentes actitudes oscilan de una fe débil y vacilante a una confianza firme que le toma a Dios su palabra y cree que Él es bueno.
A medida que estudiamos el ministerio de Jesús vemos grados variables de fe en aquellos que se acercaron a Él. Jesús expulsó un espíritu de mudez del hijo cuyo padre se tambaleaba entre la fe y la duda (Mr. 9:17-24). Sanó a un leproso que sabía que Jesús podía, pero que no estaba seguro de que lo haría (Mr. 1:40-45). Y sanó al siervo de un centurión que estaba tan seguro del resultado que le pidió a Jesús que simplemente dijese la palabra desde lejos (Lc. 7:1-10).
Estos ejemplos no enseñan que Dios siempre contesta según la fuerza de nuestra fe. Más bien enseñan que, en su sabiduría, Cristo responde a cualquier grado de fe. Su meta final es llevarnos a confiar en Él completamente de manera que podamos conocer la plenitud de su comunión. Debido a quien es Jesús, Él puede transformar la fe más débil en una fe fuerte.
Nuestra fe en Dios se hace más grande
a medida que reconocemos
la grandeza de nuestro Dios.
-DJD/NPD