Lectura: Efesios 5:22-33
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.
— 1 Co. 13:4
La buena comunicación es esencial para un matrimonio feliz. El poeta Ogden Nash parece haber dado con la fórmula correcta para ayudarnos a recordar cómo comunicar con efectividad. Nash, en su estilo propio escribió:
Si quieres que tu matrimonio burbujeé
con amor, en la copa de la amistad
Cuando no tengas razón lo has de reconocer
Y cuando la tengas, debes callar
En esa estrofa de cuatro líneas hay una verdad inmensamente útil, una verdad que está apoyada por las Escrituras.
Veamos los dos puntos principales. Primero, si estamos equivocados tenemos que admitirlo. No sólo el matrimonio sino todas las relaciones humanas se benefician de esta clase de honestidad (Pr. 12:22). Protegernos a nosotros mismos cuando estamos equivocados hace imposible la solución.
Por otro lado, si insistimos en que siempre tenemos la razón y tenemos miedo de dejar que nuestro cónyuge sepa que somos falibles, podemos llegar a ser personas con las que es igualmente difícil convivir. Según 1 Corintios 13:4, [el amor] «no es jactancioso, no se envanece». A nadie le gusta estar cerca de alguien que siempre parece estar dándose palmaditas de felicitación en la espalda.
Dos simples directrices para un matrimonio que agrada a Dios: admítelo cuando estés equivocado y guarda silencio cuando tengas razón. Es una buena forma de mantener la relación fuerte.
QUE TU HABLAR SEA MEJOR QUE EL SILENCIO;
DE LO CONTRARIO, GUARDA SILENCIO.
-JDB/NPD