¿Y si Jesús no se hubiese ido?
Lectura: Juan 16:1-15
… si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
— Jn. 16:7
¿Te has preguntado alguna vez lo que Jesús hubiese logrado si no se hubiese ido de esta tierra? Habiendo resucitado de entre los muertos tenía un cuerpo glorificado que podía atravesar puertas cerradas y estar dondequiera que quisiese sólo con pensarlo. Podría aparecer de repente en medio de una acalorada reunión administrativa de una iglesia local, resolver disputas doctrinales, y ¡unir a los cristianos!
Si estuviese físicamente presente, Jesús podría aconsejar a presidentes y primeros ministros, unir a árabes e israelíes, resolver disputas fronterizas, y detener a los terroristas. En entrevistas por radio y televisión, podría comunicar la opinión de Dios acerca del aborto, la homosexualidad y la eutanasia.
Sin embargo, Dios tenía un plan mejor. Escogió enviar al Consolador, el Espíritu Santo, quien haría lo que Cristo nunca pudo haber hecho si hubiese permanecido aquí. Jesús no puede estar en dos lugares a la vez, pero el Espíritu Santo sí. Él puede convencer al mundo de su mayor pecado: no creer en Jesús. Puede exaltar a Cristo como la única norma de justicia para todo lo que hacemos. Puede asegurarnos que el mal ya ha sido condenado y fracasará, aunque a veces puede parecer estar venciendo.
Jesús tenía que partir de esta tierra para que el Espíritu pudiese venir. No olvidemos nunca que el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas y en el mundo para glorificar a Cristo.
LO QUE JESÚS LOGRÓ POR NOSOTROS,
EL ESPÍRITU LO HACE EFECTIVO EN NOSOTROS.
-DJD/NPD