Lectura: Romanos 5:12-6:4
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera..
— Ro. 6:1-2
Es posible iniciar una discusión hablando o hasta defendiendo lo que Dios ha dicho, y al mismo tiempo terminar con creencias que nos permitan desodebecerle. Por ejemplo, al principio de la creación, Satanás hizo deslizar a Eva y la llevó a una discusión religiosa. Simplemente le preguntó qué había mandado Dios respecto al árbol prohibido, pero la condujo a una conclusión fatal (Gn. 3:1-6).
El apóstol Pablo temía que pudiésemos repetir el error de Eva. En su carta a los cristianos de Roma les advirtió que se cuidaran de no llegar a conclusiones erradas. Él quería que los creyentes se regocijaran en la gracia de Dios y en el don gratuito e inmerecido de la salvación (Ro. 5:12-21). Pero Pablo sabía que algunos podrían sugerir equivocadamente que puesto que Dios es tan lleno de gracia, no tenemos que seguir ninguna regla, y que podemos hacer todo lo que queramos (6:12, 15, 16).
En contraste con lo que le sucedió a Eva y a muchos otros, Jesús nos dio un ejemplo de cómo evitar ser arrastrados a conclusiones erradas. Él respondió a las tentaciones de Satanás refiriéndose a las Escrituras y afirmando en cada caso su compromiso con Dios (Mt. 4:1-11).
En toda discusión religiosa, mantén la Palabra de Dios en el centro; así no llegarás a conclusiones equivocadas.
NADA DEBILITA MÁS LA VERDAD QUE TORCERLA.
-HWR/NPD