Dios dio su Libro para el pueblo, y no únicamente para privilegiada jerarquía, es principio fundamental de nuestra santa religión. Una vez sentado este principio, la cuestión que naturalmente se presenta luego es ésta: ¿De qué modo debe procederse en el estudio de las Escrituras a fin de sacar de él el mayor provecho posible? La respuesta es sencilla: cotéjese todos los pasajes de la Biblia que tengan relación con el asunto que se trate de aclarar, invocando previamente el auxilio del Espíritu Santo, y se descubrirá con gusto que el mejor comentario de la Biblia viene así a ser la Biblia misma.
Para un estudio de esta especie absolutamente necesario es una Biblia en lenguaje vulgar, y un manual como el que ponemos ahora al alcance de los que hablan español. En esta Concordancia las referencias se hacen por temas: tómase un asunto cualquiera, y se agrupan todos los textos con él relacionados. Quiérese saber, por ejemplo, quién era David. Se busca en la Concordancia la palabra DAVID, con letras mayúsculas, y debajo de ella se encuentran indicados, en debido orden, todos los pasajes que tratan de ese varón eximio.
O deséase averiguar qué enseña la Biblia acerca de la SANTIFICACIÓN. En la Concordancia se encuentra, debajo de esa palabra, una lista completa de los textos que versan sobre la materia.
Esta obra es una concordancia temática. Su contenido se basa no tanto en las palabras que encontramos en las Sagradas Escrituras, como en sus temas, sus asuntos, sus “personas, lugares y materias” como dijera la frase explicativa del título original. (Desde luego todos los asuntos tratados se encuentran en orden alfabético.)
La utilidad de una concordancia temática salta a la vista, especialmente para el predicador y la persona que quiere preparar temas con base bíblica, porque este libro le ayudará a encontrar lo que la Biblia dice acerca de aproximadamente 20.000 asuntos.
He aquí, entonces, una herramienta hábil y útil para el pastor, el predicador, el maestro de escuela dominical, o cualquier estudiante serio de la Biblia.
Vivimos en una época de muchas preguntas. El mundo que nos rodea ofrece sus respuestas en abundancia, pero no siempre son confiables; las respuestas autorizadas las encontramos en la Biblia. Utilicemos el presente tomo como auxiliar para conducirnos a esas respuestas divinas. Y una vez encontradas, prediquémoslas y practiquémoslas.