Lectura base: 1 Corintios 13
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” (1 Corintios 13:1,13).
Algunas personas pensarían que es extraño que en la lista de los factores que salvan a los matrimonios, el amor esté ubicado en el puesto número tres, detrás del compromiso y comunicación! Pero en realidad, tanto el compromiso como la comunicación preceden al amor cuando hablamos de una secuencia lógica. Si usted no está totalmente comprometido con alguien, esa persona no tiene tanta importancia como para que usted se comunique. Y si usted no se comunica con alguien en un nivel profundo, el amor comienza a marchitarse y a morir.
Un matrimonio puede existir sin amor. Miles de hombres y mujeres logran estar casados sin amarse. Pero es una existencia, mecánica, agotadora, muy lejos de nuestras expectativas y de la provisión de Dios.
El Dr. David Olson, un especialista en matrimonios y familias de la Universidad de Minesota, cree que aquellos que permanecen casados sin amor, la gran mayoría, son infelices por propia decisión.
Antes del matrimonio, el amor es una convicción tan sobrecogedora y abrumadora que simplemente no se puede vivir sin la persona que se ama. El estar ante su presencia nos causa desmayo. Se venera el piso por donde ella o él camina. Sí eso es amor. O por lo menos pensamos que eso es amor. Enviamos tarjetas de San Valentín, flores y mensajes expresando el hecho de que no podemos vivir sin el otro. Existe romance, fe, optimismo, aceptación, esperanza, y estimulación sexual! Pensamos que eso es amor!
Luego usted se casa. Cuán rápidamente las cosas pueden cambiar. Recuerdo una conversación en donde el esposo decía que ya no sentía el amor de su esposa. Con lágrimas y amargura ella contestó, “Cómo puedes decir eso? Limpio la casa, me ocupo de los niños, lavo y plancho y dices que no te amo!”
Qué es el amor? Me hice esa pregunta cuando una joven pareja llegó a mi oficina por consejería. El esposo había tenido un hijo con una mujer que trabajaba en su oficina. Sin embargo, me di cuenta que en la hebilla de su correa estaba escrita la palabra A M O R. Con mucha frecuencia el amor se deletrea L U J U R I A.
La clase de amor que mantiene junto a un matrimonio, el tipo de amor que Pablo describe en 1 Corintios 13, es un compromiso serio, una decisión, un lazo emocional que decide suplir las necesidades de la otra persona.
Cuando pensamos en el amor, con frecuencia lo relacionamos con fuertes emociones juveniles, el caminar juntos tomados de las manos o abrazados. Pero también lo relaciono con el serio compromiso de nuestros padres y abuelos quienes cuidan de su pareja cuando la otra persona ya no puede cuidarse por sí sola. Recuerdo al Dr. Robert C. McQuilkin quien dejó a un lado una carrera significativa y renunció al cargo de Presidente de la Universidad de Columbia para cuidar de su esposa quien padecía el mal de Alzheimer. Ese es el compromiso verdadero de un amor maduro.
El verdadero amor no es afectado por la tentación, tampoco disminuye con las marcas del tiempo, es el mismo aunque las personas envejezcan y ya no sean lo que fueron años atrás.
El amor, como el fuego debe ser alimentado cada mañana, permanece vivo con palabras amables, expresiones cariñosas y gentiles, con actos gentiles como sacar la basura y hacer la cama. Es importante expresar amor, pero más importante es demostrarlo.
Está interesado en salvar su matrimonio? Lea con su cónyuge 1 Corintios 13, luego pídale a Dios que el amor sea restablecido en su hogar y en su corazón.