Estudio Bíblico: Juan 18:1-40

Se Entregó a Sí Mismo

Texto: Juan 18:1-40 Enfoque: Juan 18:1, 2, 12-14, 24-28, 33-40

Versículo clave:
“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”.
Juan 18:36

Aunque estaba en control absoluto, Jesús por voluntad propia se entregó a sí mismo a las fuerzas enemigas. Se sometió a la voluntad de Dios para venir a ser nuestro Salvador. Aunque a ratos es difícil, siempre es correcto obedecer la voluntad de Dios.

UN VISTAZO PRELIMINAR

Para entender los eventos de este pasaje tenemos que entenderla enseñanza de Juan 10:17, 18. Jesús dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”.
Jesús vivió su vida en obediencia a la voluntad de su Padre.
Él nos enseñó a seguir sus pasos. Él claramente declaró que había recibido un mandato de que debía poner su vida y luego volverla a tomar. Cuando Jesús fue al huerto y fue traicionado, arrestado, negado, juzgado y condenado, Él no fue víctima de las circunstancias fuera de su control. De hecho, Él estaba en control directo de cada uno de estos eventos.
Una de las verdades más liberadoras que podamos jamás comprender es que Dios tiene un plan para cada vida (Efesios 2:10). Si un hijo de Dios acepta este hecho, las pruebas y las
tribulaciones caerán en su lugar y podrá estar seguros que todo lo que suceda es por el bien máximo (Romanos 8:28).
Fácilmente Jesús pudo haber evadido estas dificultades. Él pudo haber invertido el curso de cualquiera de ellas.
Deliberadamente hizo lo que hizo como una decisión de obedecer la voluntad de su Padre. Ésta era la hora para la cual había venido al mundo, y Él la enfrentó con la resolución y la fuerza interior que le da a todo el que verdaderamente confía en Él.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. Jesús se entregó a sí mismo a la traición

Juan 18:1, 2
1.Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.
2.Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.

La historia de la humanidad comenzó en un huerto, el Huerto del Edén. Adán pecó y fue echado de ese huerto y es interesante que el viaje de Jesús a la cruz para redimir a la humanidad perdida comenzó cuando Jesús entró a un huerto. La historia de la humanidad también encontrará un cumplimiento en un huerto (Apocalipsis 21:22).
Jesús entró en el Huerto de Getsemaní, localizado al pie del Monte de los Olivos. Como está implícito en los nombres, el Monte de los Olivos consistía en una gran arboleda de árboles de olivo. Al pie del monte había un huerto que tenía un trujal para los olivos. Getsemaní literalmente significa “prensa de aceite”. Cuando Jesús estuvo en Jerusalén éste fue uno de los lugares favoritos donde iba. Judas Iscariote sabía esto y también sabía que después de la cena de la Pascua, Jesús seguramente llevaría a sus discípulos a este lugar de oración.
Jesús había completado el discurso que había comenzado en el aposento alto y había llevado a sus discípulos al torrente de Cedrón y a este huerto. Judas Iscariote había seguido a Jesús por unos tres años, pero Judas jamás supo lo que Jesús era ni qué estaba haciendo. Nos sorprende lo que les dijo a los principales sacerdotes acerca de Jesús. Evidentemente, Judas esperaba que los discípulos pelearan. Trajo una gran compañía de hombres armados con él. El beso fue para señalar solo a Jesús de entre la multitud, como si Jesús fuera a tratar de esconder su identidad de cara a un arresto inminente.
Si Judas le hubiera estado prestando atención a Jesús, él habría sabido que Jesús de voluntad propia dio su vida por sus ovejas. Él hubiera comprendido que todo el ministerio de Jesús había estado señalando a este momento. Qué triste para Judas haber perdido por completo el objetivo de la enseñanza de Jesús.
Para ser un discípulo hay más que sólo llegar a los cultos y sentarse toda una lección o todo un sermón. Si usted tiene un oído para escuchar, entonces préstele atención a lo que el Espíritu Santo le está diciendo a su corazón.
Jesús valientemente se presentó a sí mismo ante esta multitud. Jesús habló con tal autoridad y fuerza que los soldados cayeron al suelo. Tres palabras de verdad dichas con autoridad literalmente pusieron a esta multitud en el suelo.
Jesús estaba en completo control de esta situación y tenía el poder para hacer cualquier cosa que quisiera.
Jesús demostró que Él estaba al mando. Él le preguntó a la multitud a quién estaban buscando. Ellos le contestaron y Jesús nuevamente se identificó claramente, y en el proceso protegió a sus discípulos. Él le dijo a la multitud que ya habían encontrado a Jesús de Nazaret y que podían dejar ir a los demás.
Pedro, tal vez recordando su declaración anterior que jamás abandonaría al Señor, sacó su espada y se lanzó sobre un hombre llamado Malco. Pedro le cortó la oreja a Malco, pero Jesús rápidamente sanó a este hombre herido y le ordenó a Pedro que guardara su espada.
De nuevo vemos que Jesús estaba en control sumiso de esta situación.

II. Jesús se entregó a sí mismo al arresto

Juan 18:12-14
12. Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron,
13 y le llevaron primeramente aAnás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.
14. Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

Después, la banda que había llegado para arrestar a Jesús lo ató y lo llevó ante Anás, el suegro de Caifás, el sumo sacerdote.
Si examinamos estos versículos, fácilmente podemos ver cuan alejados estaban los judíos de la ley. Dios dio instrucciones específicas sobre cómo un sumo sacerdote debía ser escogido y cuánto podía servir. Pero los judíos habían convertido este oficio en un trabajo político repartido como una recompensa por servicio a los romanos. Anás había sido derrocado por los romanos pero antes que dejara el puesto había asegurado la posición de sumo sacerdote para Caifás, su yerno. Ninguno de estos hombres tenía el derecho legítimo de fungir en estos altos puestos.
De manera interesante, el hombre quien había sido traído delante de ellos era el verdadero sumo sacerdote de Israel.
Ninguno de estos hombres malvados lo reconoció. Ellos ya habían decidido cómo terminaría esta audición.Antes que Jesús fuera traído a este tribunal informal, Caifás había decidido que un hombre, Jesús, debía morir por el pueblo.
Caifás no comprendió cuan cierto estaba su veredicto. Él estaba pensando en política; pero Dios lo estaba usando para llevar a cabo un principio eterno. Dios estaba a cargo, aún de los pensamientos malvados de los hombres engañados.
Como el resultado ya estaba determinado, Anás estaba buscando alguna evidencia que ameritara la pena capital. Este juicio buscaba una razón para ejecutar a un prisionero inocente que en realidad no había sido acusado de nada.
Todo esto estaba de acuerdo con el plan de Dios. Jesús estaba en control de todos estos eventos. Para una persona de afuera pudo haberle parecido que Anás y Caifás estaban a cargo aquí, pero la verdad era que las cosas iban precisamente según el plan maestro de Dios.

III. Jesús se entregó a sí mismo al rechazo

Juan 18:24-27
24.Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
25. Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose.Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? Él negó, y dijo:No lo soy.
26. Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?
27.Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.

Jesús le había específicamente dicho a Pedro que Él no podía seguirlo en este momento (Juan 13:36). Él le había dado una oportunidad de retirarse en el huerto; pero Pedro estuvo siguiendo la multitud en vez de oír a Jesús. Jesús sabía todo esto y también había predicho que Pedro lo negaría tres veces la misma noche.
Como muchos de nosotros, Pedro tenía temor, pero también tenía curiosidad de ver cómo saldrían las cosas. Fue tras la multitud y trató de mezclarse entre ella para observar y ver lo que estaba sucediendo. Jesús fue llevado de la casa de Anás a la casa de Caifás. Anás no tenía capacidad oficial de juzgar a Jesús, así que Jesús fue enviado a Caifás para ser enjuiciado.
Este juicio religioso era una parte necesaria del proceso que terminaría en la sentencia de muerte.
Anteriormente, Pilato les había quitado a los judíos el poder de ejecutar prisioneros; así que para que Jesús fuera condenado a muerte, debía presentarse ante una corte romana. El paso preliminar fue la comparecencia ante Caifás.
Fuera de la casa, una sierva le preguntó a Pedro si él era un discípulo. La gramática usada aquí indica que la sierva esperaba una respuesta negativa, y Pedro negó a Cristo al negar ser un discípulo.
Pedro se quedó cerca de la fogata y de nuevo se le acercaron.
Otro siervo le hizo la misma pregunta.
La tercera pregunta vino de los parientes de Malco. Este hombre había visto muy bien a Pedro porque probablemente estaba de pie con Malco cuando Jesús fue arrestado.
En este punto, Pedro comenzó a maldecir y jurar. Esto no necesariamente significa que Pedro usara lenguaje sucio o profano. Él estaba tratando de enfatizar su mentira. Él estaba en juicio, así que juró obediencia para convencer a sus acusadores de que su mentira era cierta.
No fue hasta ese momento que el gallo comenzó a cacarear como Jesús lo había predicho.
Como muchos, Pedro encontró fácil mentir que sencillamente decir la verdad. Jesús todavía estaba en control. Jesús no sólo sabía todo esto; Él le había dicho a Pedro lo que sucedería.

IV. Jesús se entregó a sí mismo al juicio

Juan 18:28, 33-38
28. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua.
33. Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
34. Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
35. Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36.Respondió Jesús.Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
37. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús:Tú dices que yo soy rey.Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
38.Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo:Yo no hallo en él ningún delito.

Estos judíos estaban tratando de darle muerte a un hombre inocente, pero todavía estaban preocupados en cuanto a entrar al pretorio gentil para que no fueran profanados y no pudieran comer la pascua. El amor del ritual había sustituido al amor de verdad y justicia.
Pilato acusó a Jesús de traición, o sea, de decir que Él era rey de los judíos. Los judíos fueron abandonados en este momento para que tuvieran otro rey aparte del señalado por los romanos.
Jesús se negó a contestar esta pregunta, preguntando cómo la vino a preguntar Pilato. Pilato le dijo a Jesús que su propia nación lo estaba acusando.
Entonces Jesús le dijo a Pilato la verdad y Pilato rápidamente la ignoró. Jesús de hecho era un rey y tenía un reino, pero no era de este mundo. Pilato reconoció la autoridad.
Los judíos estaban bajo los romanos y Pilato estaba bajo el emperador. Jesús estaba diciéndole a Pilato que su reino era de parte de Dios y que ninguna autoridad terrenal tenía control sobre Él.
Pilato no pudo comprender lo que Jesús le estaba diciendo y le preguntó de nuevo si Él era un rey. Pilato quería una explicación simple a una situación complicada. Jesús gentilmente le explicó aún más quién era Él, de dónde venía y hacia dónde iba.
Jesús declaró que Él estaba diciendo la verdad y quien fuera de la verdad lo oiría y entendería lo que Él estaba diciendo.
Pilato claramente casi no entendió la verdad. La pregunta de Pilato reveló que no conocía la verdad.
Como muchos que son confrontados con la eternidad, Pilato decidió irse y desestimar todo el asunto. Él declaró que no había encontrado culpa en Jesús. Pilato no quiso enfrentar su propia mortalidad, y no quiso tener nada más que ver con Jesús.
Pilato pensó que Él estaba a cargo y que podía hacer lo que quisiera. Pero no lo estaba. Dios estaba a cargo y este juicio no terminaría hasta que Jesús fuera encontrado culpable.

V. Jesús se entregó a sí mismo a la condenación

Juan 18:39, 40
39. Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
40. Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo:No a éste, sino a Barrabás.Y Barrabás era ladrón.

Pilato, optando por agradarles a los judíos y evadir mayor conflicto salió con lo que él creyó ser una brillante solución a un dilema. Él recordó una costumbre judía que en la pascua un prisionero podía ser liberado y perdonado. Pilato optó por sacar a un hombre particularmente malo llamado Barrabás y darles a los judíos la opción de matar a Barrabás, quien merecía morir, o a Jesús quien era inocente.
No cabe duda que Pilato creyó que era casi seguro que Jesús sería liberado y que Barrabás sería crucificado. Observe como Pilato hizo la pregunta; pero los judíos, con los corazones llenos de ira, demandaron que Barrabás fuera liberado y que Jesús fuera crucificado. Incluso rogaron que su sangre fuera sobre ellos y sobre sus hijos. Éste fue el prejuicio irrazonable y la ira que a menudo enfrentan los inocentes hoy día.
Jesús no se resistió. Él pudo haber terminado esto en ese momento; pero fue sumiso, aún hasta la muerte y esa era la horrible muerte de cruz.

UNA PALABRA FINAL

La cruz trata mucho más que de un hombre inocente a quien se le dio muerte por un capricho de políticos poderosos. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestros pecados. Él completó la justicia de Dios y vino a ser el Salvador de todos los que creyeran en Él. Puede que sintamos lástima por la agonía de Jesús, pero no somos salvos por hacerlo. Somos salvos cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y ponemos nuestra fe personal en Jesús. Lo que estaba sucediendo aquí no era el falso arresto y el juicio de un hombre inocente; era el plan de Dios por los siglos.
La cruz es literalmente el eje de la historia. No cabe duda que el único hombre que entendió esto ahí fue Jesús. Sólo Él sabía realmente lo que estaba sucediendo ahí, y estuvo dispuesto a someterse a la voluntad de su Padre y humildemente aceptar el plan de Dios para su vida y para su muerte.
Al hacerlo, Él vino a ser un modelo para todo el que le siguiera. Si fuéramos como Jesús, nosotros también aceptaríamos el plan de Dios para nuestras vidas y comprenderíamos que Él nos está guiando hacia lo mejor del tiempo y la eternidad. Humildemente nos someteremos, tanto a nuestras cargas como a nuestras bendiciones. Especialmente seremos sumisos a Dios cuando nuestros así llamados amigos nos traicionen y nuestros verdaderos acompañantes nos abandonen. Seremos sumisos cuando seamos acusados injustamente e incluso sentenciados y matados por crímenes que no hayamos cometido.
Jesús granó una gran victoria. Estos otros hombres habían pasado al abismo de la historia, y excepto por Jesús, nosotros no conocemos sus nombres. Pero Jesús todavía vive y Él todavía salva las almas de todos los que vienen a Él en fe.

PARA DISCUSIÓN

1. ¿Cómo sabemos que Jesús por su propia voluntad fue a la cruz?
2. ¿Qué hizo que Pedro pasara de estar dispuesto a morir por Cristo a negarlo? ¿Cómo sucedió esto? ¿Puede sucederle a la gente hoy día?
3. ¿Por qué debería usted por voluntad propia entregarle su vida a la voluntad de Dios?
4. ¿Seguir a Cristo incluye una voluntad propia para sacrificar y ceder nuestros deseos a los de Él? ¿Por qué sí o por qué no?

 

Devocionales diarios


D. —Murió por voluntad propia, Mateo 26:52-54.
L. —Traicionado y arrestado, Juan 18:3-11.
M.— Rechazado y abandonado, Juan 18:15-23.
M.— El alarde vacío de Pedro, Mateo 26:33-35.
J. — Orando y durmiendo, Marcos 14:32-42.
V. — El reino de su Hijo, Colosenses 1:12-14.
S. — Mi Rey, Salmos 2:6-12.


5 Replies to “Estudio Bíblico: Juan 18:1-40”

  1. v.5 cuando el YO SOY esta conmigo todo lo que te atemoriza se derrumba y cae, y hay una proteccion

  2. gran comentario,lo del huerto relacion con Adan intoduccion del pecado ahora jesus jesus el que dara su vida por nosotros los pecadores y tener una oportunidad de ser parte de su reino,y cristo curo a uno de sus atacantes,una leccion de que debemosde preocuparnos por los demas,y saver pernonar a nuestros opositores,gracias,espero tener comunicacion con ustedes

  3. muy agradecido por este estudio , es de gran ayuda, Dios lo continue bendiciendo por su trabajo.

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