¡El Que Tiene Que Estar Ahí Soy Yo!
Lectura: Marcos 15:22-39
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. . . .
–1 Pedro 3:18.
Un misionero estaba hablando a una tribu remota de un pueblo que nunca había escuchado hablar de la vida y el ministerio de Jesús. El jefe de la tribu estaba sentado en la fila del frente escuchando intensamente todo lo que el misionero decía.
Cuando la historia de Jesús llegó a su punto culminante y el jefe escuchó lo cruelmente que crucificaron a Cristo, no pudo aguantarse más. Se levantó bruscamente y gritó: «¡Pare! ¡Bájelo de la cruz! ¡Soy yo el que tiene estar ahí, no Él!» Había comprendido el significado del evangelio; entendió que era pecador y que Cristo no tenía pecado.
Cuando consideras esa escena del Hijo de Dios clavado en una cruz en agonía y sus heridas sangrando, ¿puedes decir de corazón: «¡Yo tengo que estar ahí!?» Entonces, da un paso más y pon tu confianza en Él como Salvador para que puedas decir junto con Pablo: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. . .» (Gá. 2:20).
Jesús tomó nuestro lugar y murió para nuestro provecho. Puesto que llevó nuestros pecados, abrió el camino para llevarnos a la comunión con el Padre. Si te identificas con Cristo y crees que murió por ti, Dios te identificará a ti con Cristo y te dará Su justicia.
¿Puedes decir: «¡Soy yo el que tiene que estar ahí!»?
JESÚS OCUPÓ MI LUGAR EN LA CRUZ PARA DARME UN LUGAR EN EL CIELO.
/ Tomado de NPD