Porqué Murió
Lectura: Isaías 53:1-10
Mas él herido fue por nuestras rebeliones . . . y por su llaga fuimos nosotros curados. –Isaías 53:5.
Jesús murió para que nosotros pudiésemos vivir. Su muerte en la cruz del Calvario no fue un accidente ni una sorpresa para Dios. Fue una necesidad absoluta en su plan para nuestra salvación.
El Señor declaró que la muerte es la pena para los que pecan (Gn. 2:17), y toda persona nacida desde Adán y Eva ha pecado (Ro. 3:23). No obstante, por amor, Él anhelaba rescatarnos. Dios no podía limitarse a decir: «Siento lástima por ti. Te amo. Te voy a salvar de todas maneras, voy a ignorar tu pecado y a olvidarlo.» No, un Dios absolutamente santo y justo no podía tratar el pecado tan a la ligera. La pena por el pecado debe pagarse; la culpa debe eliminarse.
He aquí la maravilla de todo: Jesucristo, el Hijo de Dios, tomó nuestro pecado, lo llevó al Calvario, pagó la pena, y resucitó al tercer día. Jesús, Aquel que fue absolutamente sin pecado, llevó la culpa de nuestro pecado como lo profetizó el profeta Isaías (Is. 53). Su resurrección fue la prueba de que el Padre aceptó su sacrificio y de que se hizo justicia.
Eso sucedió hace 2.000 años, mucho antes de que tú y que yo naciésemos. Dios lo preparó todo. Todo fue por gracia. Todo lo que tenemos que hacer es recibir lo que Él ha preparado. La oferta de Dios hoy es que «todo aquel que en Él cree [en Jesús] no se pierda, mas tenga vida eterna» (Jn. 3:16).
¿Tienes vida eterna? Por eso murió Cristo.
LA JUSTICIA Y LA MISERICORDIA DE DIOS SE JUNTARON EN LA CRUZ.
/ Tomado de NPD