Lectura: Romanos 5:12-21
Ya que el aguijón de la muerte es el pecado. . . . Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
–1 Corintios 15:56, 57.
Hace muchos años, mientras caminaba en el campo con mis dos hijos pequeños, una abeja picó al mayor justo encima del ojo. Él rápidamente se la quitó y se tiró en la yerba pataleando y gritando. Apenas se había alejado la abeja de mi hijo mayor cuando fue directamente hacia el menor y comenzó a zumbar alrededor de su cabeza. El niño trató de esconderse en la yerba alta y comenzó a gritar pidiendo ayuda. Lo cargué y le dije que no se preocupara, pues la abeja había perdido su aguijón.
Esa abeja en particular sólo puede picar una vez. Deja su aguijón en la víctima y se hace inofensiva. Así, llevé a mi hijo menor a donde estaba el mayor y le mostré el pequeño aguijón negro en la ceja de su hermano y le dije: «Esta abeja todavía puede zumbar y asustarte, pero no tiene poder para hacerte daño. Tu hermano se llevó el aguijón.»
En 1 Corintios 15:56, el apóstol Pablo dijo que el aguijón de la muerte es el pecado. Pero Jesús se llevó el aguijón por nosotros cuando murió en la cruz en lugar nuestro. La muerte ya no tiene poder para hacernos daño porque Jesús se llevó su aguijón.
La muerte puede «zumbar» a nuestro alrededor y asustarnos, pero no puede hacernos daño. No tenemos que temer el juicio de Dios. Todo lo que la muerte puede hacer es abrir la puerta a la gloria. –Doctor M. R. De Haan
LA MUERTE PUEDE ALARMARNOS, PERO NO PUEDE DAÑARNOS
/ Tomado de NPD