El Don Inefable
2Corintios 9:15
Pablo habla aquí de donativos: los que reunían las iglesias de Macedonia y Acaya para auxiliar a los pobres de Jerusalén. Los de Macedonia habían sido generosos (8:1-4); y Pablo exhorta a los de Corinto a tener lista su ofrenda para el tiempo de su visita. La inspiración de tal generosidad era la gracia de Dios manifestada en Jesucristo. Por eso termina con el v. 15 glorificando a Dios por su don inefable: Cristo.
Este versículo nos recuerda:
I. Que Cristo es un don de Dios al mundo
1. Muchos dones recibimos individualmente: sustento, vida, bienes materiales.
2. Como naciones: un suelo rico, héroes, directores.
3. Pero la humanidad, el mundo en general, ha recibido dones que no son para bien de sólo unos pocos, sino de todos los que saben aprovecharlos: sabios, inventores, legisladores, escritores, artistas, profetas: que no son dados a un pueblo, sino a la humanidad.
4. Sobre todos ellos, Jesucristo. Ninguno de carácter más universal, pues es don del que han podido participar todas las generaciones, todos los pueblos, todas las edades: pasadas, presentes y futuras. Como todo don expresa:
1). Buena voluntad. El canto de los ángeles. Dios quiere el bien para sus criaturas; aun para los pecadores.
2). Amor. El mensaje de Juan 3:16. A veces un don pequeño expresa un amor grande. Mucho más el de Dios en Cristo.
3). Deseo de acercamiento. Dios quiere tener relaciones con los hombres. Vino en Cristo a visitarnos.
Es la escala de Jacob. Por él vamos al Padre.
II. Es un don inefable
Indescriptible, inenarrable, extraordinario. No hay lenguaje bastante expresivo para dar idea de su valor.
1. Lo es el amor que expresa. Inmerecido, infinito. “Excede a todo conocimiento.” “De tal manera…” Si no hay palabras bastantes para expresar el amor maternal, menos el de Dios.
2. Lo es la naturaleza del Don: Dios mismo se nos da: es Dios dando a su Hijo. El universo entero vale menos.
3. Lo son los bienes que lo acompañan. Con él nos da “todas las cosas” (Rom. 8:32). Perdón, vida, paz, salvación. Son bienes permanentes, posesión inalienable. La eternidad no bastará para contar los bienes que en el Don de Dios recibimos.
III. Es el don que inspira gratitud. “Gracias a Dios”
El niño pequeño no sabe agradecer; pero según se va dando cuenta del bien que recibe y del amor que lo da, se despierta en él la gratitud.
Aprende a decir: “gracias”, a sentir la gratitud. Debemos expresar nuestra gratitud:
1. En la aceptación del Don. Por la fe. Muchos no lo recibieron.
2. En palabras de reconocimiento. Sal. 107: 2. “En todo dad gracias.” Esta práctica nos hace felices.
3. En correspondencia de amor y fidelidad. Sin esto nada valen las palabras: serían hipócritas.
4. Expresada en servicio. Así lo hicieron los de Macedonia. Así glorificaban a Dios, y hacían que otros lo glorificaran. Vv. 12, 13.
Igual cosa debemos hacer nosotros. ¡Cuán poco damos para su causa y para alivio de los necesitados! Recordemos… 1Ju. 3:16-18.
Conclusión:
¿Qué haces con el Don de Dios? ¡Acéptalo! ¡Aprécialo! ¡Agradécelo! Da, y date al Señor.
me gusto la manera que explican lo de Don inefable,me contesto mi pregunta que tenia acerca de la definicion. Gracias.