La Economía De La Vida
Sal. 90:12
Contar es la primera cosa que se aprende en aritmética, y de las primeras que se enseñan al niño. Contar bien nuestros días es cosa que debemos procurar con empeño; pero pocos aprenden a hacerlo. De contar bien depende el usar bien la verdadera economía. Consideremos, pues, esto de contar nuestros días:
I. Algunas cosas que demuestran la importancia de contarlas bien
1. Nuestros días son nuestro capital. Es la posesión de que depende toda otra. Sin embargo, se cuenta con más afán el oro.
2. Son pocos: un suspiro, una sombra, una yerba, una nube, un sueño.
3. No se recobran los perdidos. El dinero se puede recobrar, los días jamás.
4. ¡Cuánto depende de su uso! El carácter, el éxito, la eternidad.
5. Se nos pedirá cuenta de ellos. ¿Cómo la daremos, si no la llevamos?
II. ¿Cómo los cuentan algunos?
1. Por números. Estos nos dicen si se aprovechan. Muchos días sin provecho nada valen.
2. Por riquezas. La vida: la oportunidad de enriquecerse (Mat. 16:26).
3. Por placeres. La vida es para gozarla. El placer su único fin. ¡Gran necedad!
4. Por sus aflicciones. ¿De qué sirve sufrir?, si en esa escuela no aprendemos nada?
III. ¿Cómo quiere Dios enseñarnos a contarlos?
1. Por sus bendiciones que nos da. Muchos las olvidan, o las menosprecian.
2. Por las oportunidades de hacer bien y servirlo. Algunos sólo piensan en las oportunidades de enriquecerse o gozar.
3. Por nuestro crecimiento espiritual. Por las gracias que hemos hecho nuestras por él por la fe y la consagración cristiana.
IV. Sabiduría que adquiere el que los cuenta de este modo
1. Aprende a amar y servir a Cristo.
2. Aprende a no dejar que se pierda su tiempo. Aprovecha sus oportunidades; jamás aplaza.
3. A estar siempre gozoso. Contemos nuestros días. ¿Cuántos han pasado? ¿Cuántos nos quedarán? ¿Qué uso haremos de los que nos restan?
¡Que Dios nos enseñe a contarlos como en su presencia!