Estamos acostumbrados a ver esta señal en los cruceros de calles, de ferrocarril, etc.
En el curso de la vida hacemos altos frecuentes: cada día, cada semana, y cada año.
Para descanso, reflexión y rectificación.
Hoy es, pues, una palabra oportuna.
I. Para el pecador
Algunos “no saben cesar de pecar” 2Pe. 2:14.
Es difícil detenerse en el camino del mal, como en un deslizadero; pero el que no lo hace va a la ruina.
Dios te llama al arrepentimiento. Cristo te detendrá y sostendrá.
Podrás principiar vida nueva. ¡Joven, es tiempo! ¡Anciano, no es demasiado tarde!
II. Para el peregrino cristiano
Necesitas descanso. ¡Siéntate! Medita y acuérdate: de las bendiciones de Dios y de tus fracasos, para que te hagas más humilde.
Rectifica el rumbo. Quizá te has descaminado moralmente; has descuidado tu brújula. ¡Vuelve al camino!
Renueva tu comunión con Dios. Jer. 6:16.
III. Para el obrero
Preguntas que deben hacerse: ¿Qué he hecho? Si has logrado algo, gózate; pero da la gloria a Dios.
¿Qué he dejado de hacer? Muchas oportunidades perdidas; muchos deberes incumplidos.
¿Qué haré este nuevo año? Tiempo es de formar planes.
¿Cuánto tiempo me resta? “El tiempo es corto” y es preciso redimirlo.
Tras este “¡Alto!”, sigue adelante.
Si hay dificultades invencibles: Éxo. 14:13;
si es obscuro el porvenir: Sal. 62: 5;
si la maldad parece triunfar: Sal. 37: 7.
¡ALTO, y vuélvete a Dios!