El camino a la obediencia es el camino a la bendición.
El espíritu humano resuena de esperanza al oír una palabra de aliento.
Los desafíos de la vida están diseñados, no para quebrarnos, sino para inclinarnos hacia Dios.
La libertad no nos dá el derecho de hacer lo que nos agrada a nosotros, sino lo que agrada a Dios.
No puedes darle la espalda a Cristo si mantienes la mirada fija en El.
Para estar espiritualmente en forma, aliméntate de la Palabra y ejercita tu fe.
Con Dios, nadie se pierde entre la multitud.
Dios dá lo mejor a los que le dejan escoger a El.
Cuando la Biblia llega a formar parte de ti, es menos probable que te desmorones.
Todo lo que se necesita para arruinar una vida es negligencia.
Creer que Cristo murió es historia; creer que murió por mí es salvación.
Si Cristo viene hoy, ¿estarías listo para recibirlo?
El privilegio y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda.
Cuando mantenemos nuestra mente en Dios, Dios mantiene en paz nuestra mente.
El Señor usa herramientas pequeñas para llevar a cabo tareas grandes.
Los que tienen el corazón fijo en el cielo, no se aferrarán a las cosas de la tierra.
La luz que brilla con mayor alcance es más resplandeciente en casa.
Nosotros sembramos la semilla, pero Dios produce la cosecha.
No podemos conocer el futuro, pero sí al que conoce el futuro.
Para abordar los problemas de la vida, confía en las promesas de Dios.
Quien no conoce el temor de Dios, tampoco conoce la gracia de Dios.
No puedes glorificar a Dios y a tí mismo a un tiempo.
La salvación es milagro de un momento; El crecimiento, labor de toda una vida.
Cada día es un regalo de Aquel que sabe exactamente lo que necesitamos.
Hemos de ser canales de la verdad de Dios, no depósitos.
La resurrección es el «Amén» del Padre al «Consumado es» del Hijo.
La fortaleza de Dios es directamente proporcional a nuestra fatiga.