La idolatría es una práctica rechazada por Dios. Tal vez pudiéramos pensar que no hay ningún problema con ella, pero espero que este material no solo muestre que si hay problema, sino que también nos ayude a evitar este pecado contra Dios (1 les. 1:8-9)
Ídolos en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento se dice mucho más de lo que pudiéramos pensar con relación a la idolatría. Juan advirtió “Hijitos, guardaos de los ídolos”(l Jn. 5:21). De la junta en Jerusalén, una de las cosas escrita en la carta fue “que se aparten de las contaminaciones de /os ido/os”(Hech. 15:20) Pablo advirtió a los corintios “os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea… idólatra… con el tal ni aun comáís”(l Cor. 5:11), y además les advirtió “Ni seáis idólatras”(1 Cor. 10:7) A los efesios escribió ‘”ningún… avaro, que es idólatra” no tiene “herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efe. 5:5), mas bien “tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” como escribió Juan (Apoc. 21:8)
Pablo vio la ciudad de Atenas “entregada a la idolatría” (Hech. 1 7:1 6) Y muchas ciudades en la actualidad están casi completamente entregadas a este mismo pecado. Pablo dijo la “avaricíá que es idolatría” (Col. 3:5) ¿Por qué entonces debería haber toda esta advertencia en contra de la idolatría en el Nuevo Testamento? Porque es pecado delante deDios.
Los de Tesalónica cuando se convirtieron a Dios abandonaron la idolatría (1 Tes. 1:9).
Cuando los hombres se alejan de Dios, entonces es cuando caen en la idolatría (Rom. 1:18-32) Dios y los ídolos no van juntos (2 Cor. 6:16)
Ídolos en el Antiguo Testamento
Hay mucho que decir acerca de la idolatría en el Antiguo Testamento. Nosotros podemos enterarnos de la actitud de Dios hacia este pecado mediante el estudio de varios pasajes del Antiguo Testamento.
Todos los vecinos del pueblo de Dios tenían a sus ídolos y esto fue un problema para Israel. Los filisteos tenían a Dagón, los ecronitas tenían a Baalzebub, los moabitas tenían a Quemos, los amonitas tenían a Moloch o Milcom; los fenicios tenían a Astarte y los cananeos tenían a Baal y Astoret. Sin importar que tan sinceros fueran ellos en su alabanza, Jehová Dios no aceptaba su adoración.
Algunas personas piensan que si de corazón sincero adoran a los ídolos entonces el Dios todopoderoso acepta para sí tal adoración, pero este razonamiento es una contradicción a lo que Dios dice de la idolatría en la Biblia.
Una de las primeras referencias en el Antiguo Testamento de los ídolos es cuando Raquel robó las imágenes de Labán (Gén. 31:19) Sin embargo, probablemente la ocasión más conocida es cuando Aarón hizo un becerro de oro fundiendo los aretes de oro y luego confeccionándolo con una herramienta de tallado. Entonces Israel hizo sacrificio y adoración al becerro fundido (Ex. 32). Esteban predicó de este mismo tema en Hech. 7:40-43.
Dios le habló a Abraham para sacarlo de entre los adoradores de ídolos (Gén. 12:1-3, los. 24:2)
Cuando Israel se preparaba para entrar a la tierra prometida, Dios a través de Moisés les advirtió acerca de hacer “imágenes talladas” cualquiera que fuera “macho o hembra” de bestia, ave y pescado, y que no deberían levantar sus ojos para adorar el sol, la luna o las estrellas (Deut. 4.15-19). A Israel se le instruyó para que destruyeran los altares de las siete naciones de Canaán cuando ellos entraron a ella, quebrarían sus imágenes, romperían sus altares y quemarían sus imágenes talladas con fuego (Deut. 7:1-5, 25; 1 2:3) A aquellos de Israel que sacrificaran a “otros dioses” y adoraran ya fuera “el sol, la luna, o cualquiera de la multitud del cielo” se decía de ellos haber “cometido abominación” y deberían de ser “apedreados hasta que murieran” (Deut. 17:2-5) . Dios dijo que los ídolos de madera, piedra, plata y oro eran una abominación (Deut. 29:16-17)
Una vez que Israel estuvo en la tierra de Canaán desobedeció a Dios y sirvió a los ídolos. Después de la muerte de Josué los “hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová…
Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban a sus alrededores”. Estos eran los dioses de Baal y Astarot (Jue. 2:11-1 3).
Durante el tiempo de los jueces, Israel servía a Dios por un tiempo, después se volvían a los ídolos hasta que eran librados por el juez (Jud. 2:16-3:7)
Las esposas de Salomón lo llevaron a la idolatría (1 Rey. 11:1-8) Cuando él murió, Jeroboam dividió el reino y estableció “dos becerros de oro”uno en Dan y el otro en Bet-el (1 Rey. 12:28-29) Todos los reyes del reino del Norte caminaron en su pecado, de la misma manera que un buen número de los reyes del reino del Sur. De esta manera uno lee de Judea “se edificaron lugares altos, estatuas e imágenes de Asera, en todo collado alto, y bajo todo árbol frondoso” (1 Rey. 14:21-23)
Además leemos más adelante del pueblo de Dios que no solo adoraron ídolos, sino que también “hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego, y se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira” (2 Rey. 17:16-17) Israel estaba en decadencia cuando se apartó de Dios y adoraba ídolos quemando sus propios hijos como sacrificio a algún ídolo.
Ezequías fue uno de los reyes buenos de Judá. El destruyó los ídolos “e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel” (2 Rey. 18:4) Esto le ayuda a entender del porque no tenemos las cartas autografiadas de Pablo.
Manasés no siguió el camino de Ezequías su padre y levantó altares para Baal, hizo un tabernáculo, adoró a la multitud del cielo, construyó altares para ellos, sacrificó a sus hijos en el fuego y colocó una imagen tallada en la casa de Dios (2 Rey. 21:1-1 3) Manasés reinó 55 años.
Amón reinó 2 años, y después reinó el buen rey Josías. El cual sacó fuera del templo los utensilios de Baal y los quemó. Quitó a los sacerdotes idólatras. Sacó del tabernáculo de Jehová la imagen de Asera y la quemó fuera de Jerusalén. Destruyó las casas de los sodomitas. Josías hizo todo lo que estaba dentro de su poder para destruir completamente la alabanza a los ídolos de entre la gente de Dios (2 Rey. 22-23)
Israel fue llevado a cautividad por los Asirios y Judá muy pronto estaría bajo la cautividad de Babilonia por su pecado.
Isaías dijo que al alabar a los ídolos la gente alababa “la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos” (Isa. 2:8; vea también 44:12-17). Él dijo que los dioses ídolos no pueden salvar (Isa. 45:20; 47:12-1 5)
Jeremías no estaba discutiendo acerca del árbol de navidad sino de un ídolo en el capítulo 10:1-5.
Ellos aun sacrificaban a los ídolos en los techos de sus casas (Jer. 19:13)
En Ezequiel 8:16-18, el profeta vio hombres en la casa del Señor adorando al sol. El profeta también dice de aquellos que han “sacrficado sus hijos a sus ídolos” (Eze. 23:39)
Habacuc vio en los ídolos “que no hay espíritu” en ellos (Hab. 2:19)
¿Qué es un ídolo?
Un ídolo es la representación mediante una imagen de escultura, u otro medio, de una persona o animal o cosa, a fin de hacer de ello un objeto de adoración, o bien la morada de una divinidad.
Una simple definición de un ídolo sería cualquier cosa que viene a colocarse entre el hombre y Dios. Ahora con esa definición, ¿Cuántos de nosotros somos idólatras?. A lo mejor no nos inclinamos ante Baal, pero si ante un instrumento musical, un balón de fútbol, o programa de televisión, cuando deberíamos de estar participando de la Cena del Señor. Nos gastamos muy poco o nada de tiempo en adorar a Dios ya que estamos siguiendo a nuestros ídolos.
Muy pocos nos inclinamos a Baal, pero cuantos nos inclinamos ante la familia, el trabajo, posesiones, deporte, pasatiempo, etc. Estas cosas de por si no representan maldad o pecado, pero si nos dejamos envolver por ellas y las elevamos a primer término en nuestra vida entonces ya son un ídolo, pues han ocupado el lugar de Dios.
Veamos pues que no seamos idólatras como el pueblo de Israel, pues si ellos no escaparon a la ira de Dios nosotros tampoco. ¿Por qué querer ser castigado, en vez de ser bendecido por Dios?