Dos ranas, una optimista y otra pesimista, cayeron al mismo tiempo en dos vasijas que contenían leche.
La rana pesimista dice: “No puedo salir de este cacharro, porque las paredes son muy lisas. No puedo respirar en la leche, voy a asfixiarme, estoy perdida.”
Y, en efecto, se asfixia y muere.
La rana optimista no sabe tampoco qué hacer; pero como es optimista trata de hacer algo y se agita en todos sentidos.
Como se está moviendo continuamente, bate la leche con tanto vigor que ésta se transforma en mantequilla.
La rana entonces se sienta sobre la mantequilla y puede respirar libremente.
Esto prueba que quien posee un carácter optimista hace siempre algo, aun cuando no sepa qué hacer para salir en una situación difícil;
pero sigue luchando y confiando en Dios y él es poderoso para hacernos “más que vencedores.”