Se dice que en una ciudad, un joven muchacho buscaba novia.
Una novia que fuera la adecuada para él.
Pensó y dijo: «en el único lugar donde puedo encontrar una esposa que no se enoje, que no me reclame, que me deje salir a divertirme, que haga el quehacer de la casa, que llegue a ser buena madre, que me atienda bien, y no me reproche todo lo que haga es en la iglesia, tiene que ser una cristiana.»
Pasados los días se cruzó por un templo y miró por la ventana, y pensó: «este es el lugar donde encontraré a mi futura esposa», entró y siguió congregándose allí.
Una joven del barrio donde estaba esa iglesia, también buscaba novio. Un novio/esposo que no la golpeara, que no le gritara, que no la obligara a cuidarlo y atenderlo, que fuera sumiso, que fuera responsable, y que la dejara hacer a ella lo que quisiera. Pensó que el modelo de novio que quería, solamente podría ser satisfecho por un cristiano. No lo pensó dos veces y entró a aquella iglesia.
Aquel joven y esta muchacha se conocieron y se unieron en matrimonio pensando que cada cual era lo que buscaba.
No puedes imaginarte lo desastrosa que fue esa unión.
Dice la Palabra que busquemos primeramente el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás será añadido.
El buscar nuestra propia conveniencia puede traer serios y grandes problemas.
Si, tenemos que buscar el reino de Dios y su justica!! Aun cuando el mundo nos quiera buscar pareja y nos quieran hacer sentir mal cuando nos recuerdan que a esta edad ya es hora de estar casado, Pero a palabras necias, oidos sordos. Lo demas cera añadido!!!