Mensaje a Pérgamo— La Iglesia Mundana (Ap. 2:12-17)

Texto: Apocalipsis 2:12-17

Versículo clave:
“Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.” Apocalipsis 2:13

Objetivo: Párese firme por Cristo, su vida, su mensaje, y su justicia. No tolere ningún compromiso con el mal en doctrina ni en práctica. Exalte el nombre de Dios por encima de todo nombre.

UNA PRIMERA MIRADA

Satanás tiene dos maneras de detener al pueblo de Dios. Él intentará silenciarnos con hostilidad y persecución, y si eso no funciona, nos atraerá y tentará, alejándonos de la senda de justicia y hacia los caminos del pecado. Él usa la violencia del león rugiente o el engaño de los ángeles de luz. Opuesto a la iglesia perseguida de Esmirna, la iglesia en Pérgamo estaba minada de prácticas corruptas, las cuales eran salidas desviadas de la clara enseñanza de la Palabra de Dios.
Pérgamo era la capital romana de Asia. Se ubicaba a unos ochenta kilómetros (aprox. 50 millas) al norte de Esmirna y era el centro de la adoración pagana. Ahí también había un templo a César. A un lado del cerro mirando hacia la ciudad estaba el gran altar de Zeus. Éste era una silla, o trono, doce metros (40 pies) de alto el cual miraba hacia la ciudad. Puede que esta sea la referencia hecha al “trono de Satanás” (Ap. 2:13) mencionada en la introducción a esta carta.
La iglesia en Pérgamo enfrentó una forma diferente pero efectiva de persecución. Ellos habían sucumbido a la tentación de tomar la senda oportuna en lugar de permanecer fiel a la Palabra de Dios. En aquel entonces la Palabra de Dios llegaba a través de la enseñanza de los apóstoles. Ésta era dada a través de varias cartas que fueron escritas a las iglesias y circularon a otras iglesias. En estas cartas así como en los evangelios, las iglesias tenían un patrón para su servicio. Nosotros todavía tenemos ese patrón, y haremos bien en aprenderlo y atesorarlo.

UNA MIRADA MÁS CERCANA

I. El elogio de Cristo [Apocalipsis 2:12, 13]

12. Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos fi los dice esto: 13. Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.

En las primeras palabras de todas estas cartas recibimos un vistazo del remedio necesario para cada una de ellas. Jesús enfatizó que Él es el único que tiene la espada de dos fi los. Obviamente ésta es una referencia a la Palabra de Dios (He. 4:12).
La Palabra de Dios es de dos fi los en el sentido que corta de dos maneras distintas. Puede penetrar nuestros corazones y tocar nuestras emociones. La Biblia literalmente nos despierta a la realidad. La Biblia es el único lugar donde encontramos la verdad sobre las cosas tal y como son. Todas las demás fuentes de información se confunden con los pensamientos de los hombres. Dios es el realista supremo; ve las cosas y las personas como son, y trata con ellos basándose en esa realidad.
Dios comunica a nuestras mentes la verdad que no conocíamos antes y a nuestros corazones sentimientos que ni sabíamos que podíamos sentir. La Palabra toca tanto la razón como la conciencia.
Jesús comenzó elogiando a esta iglesia por las fortalezas que allí había. Primero, declaró que se habían negado a renunciar a su perspectiva correcta de la persona de Cristo. No habían negado su nombre. Casi toda herejía comienza con una negación de la deidad de Jesús, y esta iglesia se había sostenido fuerte a la verdad, que Jesús era exactamente quien decía ser. Él era el Hijo encarnado de Dios. Dios vestido en carne humana vino a morar entre los hombres. Aunque nuestras mentes tengan dificultad para comprenderlo, Jesús era enteramente Dios y enteramente humano. Esta iglesia se mantuvo en esa enseñanza.
Lo hizo arriesgando las vidas de sus miembros. No renunciaron a Jesús aun cuando Antipas, un testigo fi el, fue condenado a muerte. Nosotros no sabemos mucho sobre Antipas, pero se cree que fue el primer mártir cristiano en Asia. Él pagó el precio final por sus convicciones cristianas.
Los paganos eran politeístas, creyendo en muchos dioses, y podían aceptar la idea de Jesús entretanto los cristianos no dijeran que Jesús era el único Dios. La proclama cristiana de que sólo había un Dios y un Mediador entre Dios y los hombres, y que éste era Jesús, enfureció tanto a los paganos que comenzaron a matar a los cristianos.
Es elogiable que esta iglesia se aferrara a esta doctrina, pero en otras áreas lamentablemente les faltaba arrepentimiento, y lo necesitaban.

II. La crítica de Cristo [Apocalipsis 2:14, 15]

14. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. 15. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

Había dos errores terribles y mortales en la iglesia de Pérgamo. Uno era la doctrina de Balaam y el otro era la doctrina de los nicolaítas.
Leemos sobre Balaam en Números 22-25 en el Antiguo Testamento. Balaam era un profeta contratado por el rey moabita, Balac, para maldecir a Israel cuando Israel atravesaba Moab camino a la tierra prometida. Dios intervino, y Balaam no pudo maldecir directamente a Israel. De hecho, Dios reveló la gloria y el poder de Israel directamente a Balaam. Sin embargo, Balac insistía en maldecir a Israel, así que a pesar de la revelación directa de Dios al respecto, Balac y Balaam idearon un plan para detener el avance de Israel.
Ambos invitaron a los israelitas a una fi esta religiosa centrada en Baal, un dios adorado por los moabitas. La fiesta involucraba idolatría e inmoralidad y era una contradicción directa a las leyes específicas de Israel. Sin embargo, era una ocasión estatal y los judíos asistieron y participaron. Éste fue el primer incidente registrado de Israel adorando a Baal de alguna forma. Esta flojera de principios El dejar de lado las normas llevó a los hombres de Israel a cometer fornicación con las mujeres de Moab. Esto trajo la ira de Dios sobre Israel porque esta inter-relación amenazaba con destruir la integridad de la nación. Como resultado de la plaga que hubo veinticuatro mil personas perdieron sus vidas.
El error de Balaam es el compromiso sutil que nos pide renunciar a la verdad por conveniencia política. Es la actitud de “seguir la corriente y llevarnos bien” que vemos a menudo. Puesto de manera clara, nunca es correcto hacer lo malo y jamás es malo hacer lo correcto. Si creemos la verdad y la predicamos, entonces todo lo demás es una mentira. Como se declara claramente en 2 Corintios 6:14, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”. No hay ningún lugar donde la verdad y el error puedan reunirse y limar sus diferencias. Cualquier intento de compromiso con la idolatría o con cualquiera otra cosa que Dios específicamente ha prohibido, sólo llevarán a la debilidad y a la muerte del pueblo de Dios. Ésta es la doctrina de Balaam.
No obstante, una palabra de precaución hacía falta aquí. Nosotros tenemos que estar en el mundo pero no somos del mundo. No debemos aislarnos en nombre de la pureza doctrinal. Más bien debemos de ir a todo el mundo y predicar la verdad a todos los que nos encontremos. Sin embargo, en el proceso no debemos compartir las obras malas. Así como la ilustración antigua claramente declara: “se supone que el bote esté en el agua pero no que el agua deba estar en el bote”.
El segundo gran error en Pérgamo era que algunos de quienes pertenecían a esta iglesia mantenían la doctrina de los nicolaítas. Jesús es claro aquí; él aborrece esta doctrina. El término nicolaíta literalmente significa “conquistadores de gente”. Eran los gobernantes que se auto promovían en la iglesia de Pérgamo. En Éfeso también nos encontramos con personas así. Estos son los guardianes de la moral y el comportamiento de otros creyentes, los cuales se auto-señalaban. Lamentablemente, hay gente así casi en todas las congregaciones. Ellos piensan que Dios los ha señalado para andar tras las cosas suyas, y que deben establecer las políticas y determinar la conducta de otros creyentes. Esta práctica niega dos enseñanzas importantes y relevantes del Nuevo Testamento.
Una es el sacerdocio del creyente. No hay nada ni nadie que se interponga entre el creyente como individuo y Jesús. Usted no necesita que nadie le indique la voluntad de Dios. Jesús nos la indicará personalmente a cada uno de nosotros. Cada creyente individualmente tiene una relación personal con Jesús y Él guiará a sus ovejas a través de la Palabra de Dios y de la obra del Espíritu Santo de Dios. Nadie tiene derecho de usurpar la autoridad de la Palabra y del Espíritu ni de tomar el lugar de estas fuerzas en la vida de otro creyente.
La segunda enseñanza desmentida por los nicolaítas es la libertad de conciencia. Nosotros hoy no escuchamos mucho sobre esto, pero nuestros antepasados se lo tomaban muy en serio. La libertad de conciencia significa que sólo usted tiene el derecho de determinar lo que cree. Nadie tiene derecho de dictarle lo que usted tiene que creer sobre nada. Todo ser humano como individuo se pondrá de pie delante de Dios y dará cuenta de las cosas que él o ella cree. No hay abogados defensores en el juicio. Nosotros somos hechos a la imagen del Dios mismo en forma humana, y como tales, somos soberanos en nuestras decisiones. Tenemos un derecho dado por Dios para decidir, aún si estamos equivocados en nuestras decisiones. Nadie tiene derecho de decidir por nosotros.
En Pérgamo, quizás algunos líderes con buenas intenciones habían decidido que no era tan malo llevarse con Roma. ¿Qué daño podría haber con ofrecerle a César un pequeño incienso en un altar? Después de todo un pequeño compromiso podría permitirnos lograr que algunos romanos pensaran como nosotros. Esta práctica vino a ser la norma de esta iglesia, aunque el fiel Antipas había sufrido la muerte antes de comprometerse.
Como usted puede ver éstos son errores sutiles fácilmente irreconocibles. Ésta es otra herramienta de Satanás para destruir la influencia y la obra de las iglesias del Señor.

III. La corrección de Cristo [Apocalipsis 2:16, 17]

16. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. 17. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

El remedio en Pérgamo era sencillo. La iglesia tenía que arrepentirse y cambiar esta actitud y estas prácticas. Los miembros necesitaban renunciar al espíritu de compromiso de Balaam y los nicolaítas. Tenían que renovar su firmeza por la verdad. Si seguían en sus malos caminos, Jesús prometió que intervendría directamente y lucharía contra aquellos que estaban promoviendo el error.
Cuando nos encontramos yendo en la dirección equivocada, lo primero que necesitamos hacer es detenernos. Todas estas cartas son un llamado para que estas iglesias se detuvieran y tomaran en consideración lo que estaba sucediendo a su alrededor. Lo improbable siempre comienza con una auto-evaluación. Sólo cuando sabemos dónde estamos es que podemos pretender saber a dónde ir después.
Jesús no quería que esta gente ignorara los peligros verdaderos del pecado espiritual. Jesús tiene una espada y está dispuesto a usarla si es necesario.

UNA PALABRA FINAL

Así como en todas las demás cartas, la amonestación a oír y atesorar este mensaje es para individuos. Sólo cuando los individuos que conforman una iglesia escuchan el mensaje de Dios, ese mensaje puede producir un cambio. Sólo cuando los individuos de una congregación se arrepienten de sus pecados y buscan el perdón del Señor, esa congregación puede ser perdonada. No hay tal cosa como la moralidad corporativa. Un grupo grande de pecadores sigue siendo un grupo de pecadores. No son más justos como grupo que lo que son como individuos. Lo mismo se aplica a la sabiduría. Las personas insensatas en grupos grandes son realmente peligrosas. Los hombres no se hacen sabios repentinamente porque un gran número de ellos se reúna.
Jesús sí ofrece una promesa maravillosa a aquellos que oigan y atesoren su mensaje. Él prometió darles el maná escondido y una roca blanca. La referencia al maná es obvia. Jesús una vez dijo que él había almacenado recursos que lo sostenían (Jn. 4:32). Él pondrá a disposición este alimento espiritual para aquellos que venzan la tentación de Satanás.
La roca blanca podría ser una referencia a una forma que usaban los romanos para decidir asuntos. En una bolsa se colocaban dos piedras, una blanca y una negra. Una sería sacada, y si era la piedra blanca, el caso se decidía a favor del demandante. Si se sacaba la piedra negra, se perdía la apelación. La piedra blanca era símbolo de una victoria ilimitada y de acceso a todas las situaciones. La piedra blanca era la marca de la victoria.
El mundo no comprenderá ni agradecerá nuestra firmeza a la verdad. Si insistimos que la Biblia es la Palabra de Dios y que las religiones hechas por los hombres están equivocadas; sentiremos la espada de la persecución. Sin embargo, las cosas que obtenemos en Cristo sobrepasan en gran manera cualquier precio que podamos pagar por mantenernos firmes en la verdad. Ésta es la promesa de consuelo que le da Jesús a esta iglesia atribulada.

PARA DISCUSIÓN

1. Debido a los muchos cultos paganos en Pérgamo, ¿cree usted que la iglesia haya sido tentada a llegar a un acuerdo con el mal y la inmoralidad?
2. ¿Hay tentaciones semejantes para el pueblo de Dios hoy?
¿De qué manera somos tentados de manera similar?
3. ¿Cuál fue la solución del Señor para la iglesia de Pérgamo?
¿Servirá esta misma receta para nosotros hoy?
4. Hable sobre las maneras en que su iglesia podría fortalecerse en la doctrina y en la práctica.

 Devocionales Diarios

M. — Llamado a ser apartado, 2 Corintios 6:14-18.
M. — Nombre sobre todo nombre, Efesios 1:20-23.
T. — Verdaderos vencedores, 1 Juan 5:1-5.
W. — Evada el consejo de Balaam, Números 31:15, 16.
T. — ¡Retén! 2 Timoteo 1:13.
F. — ¡Contended ardientemente por la fe! Judas 3, 4.
S. — La clave es el arrepentimiento, Hechos 17:30, 31.