LAS BONDADES DE DIOS EXISTEN
DESDE LA ETERNIDAD
Y HASTA LA ETERNIDAD,
SIN EMBARGO,
LA ESCRITURA NOS DICE
QUE SON NUEVAS CADA MAÑANA.
Señor misericordioso y fiel, por causa de tu gran amor no he sido consumido, pues tu compasión jamás se agota. Cada mañana se renueva; ¡muy grande es tu fidelidad!
Por lo tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!» Señor, tú eres bueno con quienes en ti confían, con todos los que te buscan (Lam. 3:22-25).
Sin duda tú, Jesús, cargaste con mis enfermedades y soportaste mis dolores, pero nosotros te consideramos herido, golpeado y humillado por Dios. Fuiste molido por mis iniquidades; sobre ti cayó el castigo que me trajo paz, y gracias a tus heridas, Señor Jesús, he sido sanado (Isa. 53:4-5).
(por Beth Moore)