TIENES UNA ALTERNATIVA:
NO ESTÁS OBLIGADO A HACERLO A LA MANERA DE DIOS. PERO TE ASEGURO
QUE NO LLEGARÁS MÁS ALTO QUE EL ALTÍSIMO.
Señor, según tu Palabra, cuando el rey Uzías se hizo más poderoso, el orgullo lo llevó a la desgracia. Se rebeló contra el Señor, Dios de sus antepasados. (2 Crón. 26:10 .
Tu Palabra también nos habla del tiempo en que el rey Ezequías se arrepintió de su orgullo y lo mismo hicieron los habitantes de Jerusalén. Por tanto, el Señor no volvió a derramar su ira contra ellos durante los días de Ezequías (2 Crón. 32:26).
Por favor ayúdame, Señor, a no permitir que el orgullo sea mi perdición. Gracias por perdonarme cuando me arrepiento de la soberbia de mi corazón.
Ciertamente, tus ojos están sobre los altaneros para humillarlos, pero tú, mi Señor y mi Dios, salvas a los humildes (2 Sam. 22:28).
(por Beth Moore)