Mi Dios tiene muchos nombres
Jesús, Adonai, Rabí, Maestro
Pero el nombre de todos más sublime
Es llamarle, amoroso Padre nuestro
Ser padre, es como ser sembrador
Que deposita simiente en fértil terreno
Ser, apoyo, sostén, ser forjador
Ser depósito de amor, por siempre lleno
Crear en los hijos el carácter, la moral
Es labor a veces difícil y esforzada
Enseñar a discernir el bien del mal
Y respetar la personalidad a ellos dada
Corregir con amor y el buen consejo
Cuando los errores cometen en sus vidas
Mostrando que no de balde se llega a viejo
Y apartar queremos de ellos las heridas
Es privilegio de sacrificio acompañado
Si queremos hacer el trabajo bien hecho
Y si vemos que el fruto no se ha dañado
Se revienta de orgullo nuestro pecho
Aunque en el camino hubiera un tropiezo
Y el hijo por error se hubiera descarriado
Amor de padre, no es palabras, es más que eso
Estar en su caída, con amor, junto a su lado
Repetir lo que aprendí del que fue mi viejo
Que supo de su amor siempre colmarme
Imitarle, ser como su imagen en un espejo
Porque de él; no podré nunca olvidarme
Porque Dios, siendo tan sabio y bondadoso
Me otorgó el titulo que más gusto me da
Porque para mi no hay nada tan honroso
Que cambiaran mi nombre, y me llamen, papá
Jose Caballero Blanco