Febrero 12
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Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16-18
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Gozo – Oración – Acción de gracias
“Estad siempre gozosos” es una exhortación dirigida a aquellos que tienen una relación viva con el Señor Jesús y pueden alegrarse al tener la salvación eterna, porque él la adquirió para ellos mediante su sacrificio expiatorio en la cruz. También gozan al seguirle en su andar terrenal. Y cuando pasan por circunstancias tristes, los hijos de Dios pueden alegrarse igualmente, porque esas tristezas pertenecen siempre a lo terrenal, a la vida en este mundo, mientras su verdadero gozo se relaciona con el Señor y con “las cosas de arriba” (Colosenses 3:1).
El disfrute del gozo en el Señor proviene de la constante comunión con él, que se expresa
por medio de la oración. “Orad sin cesar” no significa orar consciente y permanentemente. No lo podemos hacer. Aquí se considera a la oración como una firme relación con el Señor y como la expresión de nuestra dependencia de él. Es una actitud interior en la que podemos permanecer siempre, tanto en el trabajo como en casa, en los momentos de ocio, etc.
La oración siempre debería estar ligada con la acción de gracias. El agradecimiento demuestra que oramos teniendo la actitud correcta. Si oramos sin agradecer, pronto estaremos impacientes e insatisfechos, al ver que nuestros pedidos no son contestados como lo habíamos pensado. Un creyente que no puede agradecer es desdichado.
Sin embargo, ¡cuántos motivos tenemos no sólo para agradecer, sino también para alabar y adorar a nuestro Salvador y Señor!
Febrero 13
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Y creó Dios al hombre a su imagen.
Génesis 1:27
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El hombre: ¿un autómata?
–No creo en un Dios que haya hecho algo tan malo, me dijo un vecino. –Pero Dios no hizo nada malo, le repliqué. La Biblia dice que al final de la creación, “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (v. 31). Pero el hombre se rebeló contra Dios. Así fue como se introdujo el mal en el mundo.
Mi interlocutor no se dio por satisfecho y prosiguió: –¿Qué Dios es este que creó a los seres humanos de tal manera que podían pecar?
Le contesté que Dios creó al hombre a su imagen, por lo cual éste llegó a ser su representante en la tierra. Le fue dada gran independencia; sin embargo, podía y debía obedecer, porque era una criatura y no Dios. Para él eso significaba vida, felicidad y gozo. Pero en virtud de su independencia fue desobediente, y esto lo llevó a la fatiga, la muerte y el juicio. Dios no creó al hombre como una máquina automática a la que se aprieta un botón y funciona según lo programado. Dios no quería que el hombre le sirviera automática y forzosamente:
–Sin embargo, todo esto me parece singular, dijo el hombre:
–Vea, repuse, no digo que lo entiendo todo. Para eso tendría que ser Dios. Pero una cosa sé: Dios no abandonó al hombre rebelde y, por ende, caído, a su suerte. Él envió a su Hijo Jesucristo a la tierra, y tengo la dicha de saber que Jesús murió por mí en la cruz del Gólgota. Por la fe en él soy salvo. Esta salvación también está a su disposición.
Febrero 14
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Habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa.
Hechos 19:37
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La meta de la predicación
Mucha gente considera que es erróneo enviar misioneros a los pueblos paganos, diciendo que conviene dejar a los nativos en la cultura en que viven.
Las personas –incluso los cristianos– que tratan de convertir a la gente a otra cultura o a una diferente manera de vivir, no son misioneros en el sentido bíblico. La misión de cada creyente es difundir el mensaje de la cruz, de la fe en el Señor Jesús, hablando del Salvador a otras personas y llevándolas a él. Cuando éstas se convierten y renuncian a ciertas cosas, porque reconocen que son contrarias a la Palabra de Dios, eso es la consecuencia de la predicación del Evangelio y no la meta de la misma.
Esto está ilustrado en el capítulo 19 de los Hechos de los Apóstoles. Allí leemos que quienes habían creído en el Evangelio trajeron sus libros de magia y, a pesar de su alto precio, los quemaron públicamente. Así se libraron del mal en el que habían sido enredados antes de su conversión.
El versículo del encabezamiento habla de un funcionario pagano que da testimonio de la conducta de los siervos del Señor. Predicaron sencillamente el Evangelio, sin atacar frontalmente la idolatría ni tratarla de insensatez. Como resultado de esa predicación, las personas que se convirtieron dieron la espalda a los ídolos voluntariamente.
Asimismo, no sirve criticar lo que está equivocado en el mundo y en la cristiandad; se debe mantener en alto la verdad por medio de las Escrituras y de una correcta conducta cristiana.
Febrero 15
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¿No te he escrito tres veces en consejos y en ciencia, para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad?
Proverbios 22:20-21
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La Carta
¡He aquí el cartero! Es un hombre a quien se aguarda, aun cuando las cartas son escasas en nuestros días en que el teléfono, el fax y el correo electrónico le han quitado un poco de su importancia. Sin embargo, ¡qué alegría recibir estas cartas manuscritas: noticias de un hijo que trabaja en el extranjero, sabios consejos de una madre, mensajes de amor de una novia, pequeñas misivas entre amigos! Pero para algunas personas, salvo prospectos y propaganda, el buzón permanece desesperadamente vacío. Si es el caso del lector, si dice: «¿Dónde están mis amigos? Me siento muy solo», quisiera recordarle que existe una carta especialmente dirigida a usted y que quizá todavía no la haya abierto, o si lo ha hecho, no le ha prestado mucha atención.
El Autor de esta carta desea llegar a ser su íntimo amigo, hablarle de sí mismo, de sus proyectos, porque sus pensamientos también le conciernen a usted. Hace revivir el pasado para proyectar luz sobre el presente y da aliento para el momento actual. Descubre el porvenir, multiplicando sus promesas (las que se han revelado exactas hasta hoy, porque nunca se equivoca). ¿Ya lo adivinó? Esta carta es la Biblia. Abra, pues, este libro; empiece leyendo los evangelios y comprenderá cómo Dios mostró su amor a los hombres. Envió a su Hijo único al mundo… para ser el Salvador del mundo… en propiciación por nuestros pecados (para borrarlos)… para que vivamos por él (1 Juan 4:14, 10, 9).
Febrero 16
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María… sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Lucas 10:39-42
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Reflexiones
El que cierra hoy sus oídos a los llamados de Dios se expone a que, después de su muerte, Dios cierre los suyos a su desesperación (Mateo 25:41-46).
***La Biblia no es un libro de literatura, de moral o de historia. Ante todo es el Libro en el que Dios habla a la conciencia y al corazón de los hombres.
***El nacimiento de Jesús trajo a Dios hasta los hombres, pero fue necesaria su muerte para llevar a los hombres hasta Dios.
***El arrepentimiento no nos salva; esto lo hace únicamente Jesús y su sacrificio. Pero nuestro arrepentimiento abre la puerta a la gracia de Dios.
***Cuando oremos, no le demos órdenes a Dios, presentémonos para recibir las suyas.
***Donde el Señor trabaja, el diablo no se queda cruzado de brazos.
***Todas las religiones de los hombres se pueden resumir de esta manera: primero hacer algo para Dios, luego recibir de él lo que se estima haber merecido.
En cambio la verdadera religión consiste primero en recibir de Dios, para luego ser capaz de hacer algo para él.
17 Febrero
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Os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.
Hechos 27:34
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Un viaje accidentado
El capítulo 27 de los Hechos presenta uno de los relatos más interesantes y al mismo tiempo más instructivos acerca de la navegación en la antigüedad. Acompañado de algunos amigos creyentes, Pablo, prisionero de las autoridades romanas, iba por vía marítima a Roma, donde debía ser procesado.
Durante ese viaje el barco se halló en gran peligro antes de encallar finalmente frente a una isla. Estando en esa desesperada situación, Dios prometió al apóstol que no sólo él, sino también sus 275 compañeros de viaje, serían salvos, aunque el barco se estrellaría. Era una sorprendente afirmación, si se piensa en los deficientes medios de seguridad marítima de aquel tiempo. Pero ocurrió lo improbable: todos fueron salvos porque Dios así lo había anunciado.
Poco antes de encallarse el barco, después de 14 días de tempestad, cuando no quedaban más recursos humanos para salvarse, Pablo exhortó a sus compañeros a que tomasen alimento. Ellos habrían podido pensar: ¿Vale la pena comer algo ahora? En esa situación desesperante ¡qué tranquilidad emanaba de Pablo en medio de la tempestad, especialmente cuando agradeció a Dios y empezó a comer! Entonces los demás también se animaron.
Hoy, igualmente, Dios se preocupa por los seres humanos, ante todo por nuestro destino eterno. ¿Está el «barco de la vida» del lector en peligro y amenaza “encallar”? Dios quiere salvarle del juicio que usted merece a causa de sus pecados.
18 Febrero
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¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas… que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho!
Isaías 5:20-23
Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Santiago 2:10
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¿Una nueva configuración?
En su número de diciembre de 1997, una célebre revista publicó una encuesta sobre «los siete pecados capitales». De ella resulta que lo que en otros tiempos se consideraba como un pecado, no lo es forzosamente en la actualidad. Pero también se constata el fenómeno inverso, es decir, la aparición de «nuevos» pecados. Se pasa del pecado individual al pecado social. Hoy en día, sólo puede ser considerado como pecado lo que evidentemente daña a los demás. Por ejemplo, el alcohólico sólo sería culpable al volante de un vehículo. Entre compañeros tolerantes, la inmoralidad no le importa a nadie.
A decir verdad, esas conclusiones son sorprendentes. ¿Ha cambiado Dios de opinión? ¿Ha caducado la ley que dio a los hombres? ¿Ahora acaso son las criaturas quienes determinan las exigencias del Creador? ¡Cuidado! Sin duda, ser indulgente con los demás es algo bueno. Pero, ¡no nos engañemos! Según la «configuración» definida por Dios, la única que él reconoce, todos somos pecadores. Todos necesitamos un Salvador. Y ese Salvador no puede ser otro que su Hijo Jesucristo. Vale la pena abrir la Sagrada Escritura para conocer más al respecto.“Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lucas 19:10; 15:7).
© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)