Lectura: Colosenses 3:1-11
No mintáis los unos a los otros…. –Colosenses 3:9.
Mi joven amigo acababa de decirme una gran mentira, y yo no iba a permitir que saliera triunfante de aquello. En realidad pareció alegrarse cuando lo detuve. Tembloroso, me confesó que mentir era una debilidad para él y me pidió ayuda.
Lo interesante era cómo se había desarrollado su mentira. Comenzó con una pequeña exageración. Luego creció y creció hasta que culminó en una mentira colosal.
Si tienes problemas con la mentira, he aquí cuatro buenas razones para que cambies tu conducta:
1. La Palabra de Dios nos manda a no mentir (Éx. 20:16; Lv. 19:11; Col. 3:9).
2. La mentira muchas veces es un intento de ocultar nuestros sentimientos de inseguridad, pero a la larga nos hace lucir peores, no mejores (Gn. 12:10-20; 20:1-18; 26:6-16).
3. La mentira no funciona. La gente miente para protegerse o para tapar su trayectoria. Pero Dios siempre se asegura de que la verdad salga a la luz de todas maneras (Nm. 32:23; Pr. 10:9).
4. La mentira crea una red. Una mentira lleva a otra. Olvidamos cuáles mentiras hemos dicho y a quiénes, y terminamos atrapados y avergonzados.
Las exageraciones y las mentiras son hábitos nacidos de la inseguridad y del temor. Invoca a Aquel que es la Verdad. Él te ayudará a vencer la mentira y te capacitará para decir la verdad.
Si siempre dices la verdad,
nunca te atraparán en una mentira.
NPD/--DCE