Lectura: Juan 15:9-15
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. –Juan 15:14.
Dick Sheppard trabajó como capellán del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. Una noche, mientras se encontraba tendido en la densa oscuridad en tierra de nadie, escuchó pasos que se acercaban a él. Incapaz de ver quién podría ser, se sintió tentado a gritar: «¿Amigo o enemigo?»
Años más tarde, en otra noche oscura ya de vuelta en su tierra, Dick recordó aquella experiencia al contemplar el cielo y preguntarse acerca del Dios del universo. Volvió a sentir deseos de gritar: «¿Amigo o enemigo?»
Muchas veces, en la oscuridad de una de esas pruebas que nos dejan perplejos, incapaces de discernir los propósitos de Dios, nos sentimos tentados a cuestionar su bondad. Algunos incluso se preguntan si hay Dios; y si lo hay, si se interesa por nosotros.
Los que creemos en la Biblia sabemos que el Todopoderoso y eterno Creador se ha revelado a Sí mismo como un Padre amante, y que se interesa por nosotros infinitamente. Y por medio de su Hijo, ha demostrado ser amigo de pecadores (Mt. 11:19). Cuando alguien acepta por fe el sacrificio expiatorio de Jesús, esa persona recibe la promesa de que nunca será abandonado por Dios (He. 13:5). Qué privilegio saber, en nuestro más oscuro momento, que cuando gritamos: «¿Amigo o enemigo?», Jesús contesta: «¡Soy tu amigo y siempre estoy contigo!»
Si Cristo es tu amigo
no tienes nada que temer.
NPD/--VCG