Viviendo Por Cristo En Servicio
Texto: 1 Pedro 4:1-11
Encontrarremos formas para servir a Cristo, haciendo su voluntad, viviendo por su Palabra y buscando sólo su gloria.
Versículo clave: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.Amén.” 1 Pedro 4:11
UN VISTAZO PRELIMINAR
Todos los hombres están restringidos por el tiempo. Le guste o no, vivimos en una prisión de tiempo. Nuestros relojes y calendarios miden el tiempo que nos queda hasta que seamos liberados. La eternidad es ahora, no ayer ni mañana. En muchos sentidos la constante prisa de la vida moderna es un simple recordatorio de que no nos queda mucho tiempo y que necesitamos usarlo sabiamente., Pedro fue único al respecto. Jesús le había contado a Pedro específicamente acerca de las cosas que marcarían el fin de su vida (Jn. 21:18). Al saber esto, Pedro quería procurar que la vida que le quedaba contara para Cristo. Éste debería ser el deseo de todo hijo de Dios. Viviremos hasta que muramos o hasta que el Señor vuelva por nosotros. Debemos tener el deseo de usar nuestro tiempo sabiamente.
Una gran lección que podemos extraer de las Escrituras es que Dios no está tan preocupado por nuestra felicidad como porque su voluntad sea hecha en la tierra. Para muchas personas su felicidad personal es su única meta. Lamentablemente, cuando sacrificamos el hacer la voluntad de Dios por nuestra felicidad, ni haremos la voluntad de Dios ni encontraremos la felicidad.
Sin embargo, hay un mejor camino. Es posible, atractivo y práctico vivir por Jesús. Estos versículos nos ofrecen una instrucción práctica y sabia en cuanto al uso del tiempo que damos en la tierra al servicio de nuestro Señor y Maestro.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
I. Para qué somos salvos
1 Pedro 4:1, 2
1. Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,
2. Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las con-cupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
Nosotros no debemos esperar que el mundo nos trate mejor que lo que Jesús permitió (Jn. 15:20). Puesto de otra forma, debemos esperar sufrir al vivir por Jesús. Jesús no vino al mundo para disfrutar una vida de placer. Vino como siervo para sufrir y morir, y nosotros debemos tener esta misma actitud. A menudo cuando las pruebas y las tribulaciones nos llegan, preguntamos: “Señor, ¿qué sucede aquí?” la verdad es que nada está mal. El sufrimiento y los malentendidos son situaciones normales en las vidas de los hijos de Dios. Saber esto es como levantar una espada preparándose para la guerra. Estamos listos para lo que sea que suceda.
Entonces aprendemos una lección valiosa sobre nuestra propia conducta. El sufrimiento físico es un gran impedimento para la conducta pecaminosa. Para pecar necesitamos un tipo de paz mental y física, al menos en nuestras mentes. Cuando usted tiene un dolor intenso, lo único en su mente es aliviarse el dolor. Claro, cuando el sufrimiento termina en la muerte, toda la oportunidad de pecar más, se acabará. Cuando morimos, nuestro destino está determinado. Después de la muerte no tenemos más decisiones morales que tomar.
Tener la misma actitud de Jesús hacia la vida nos permitirá escoger entre los únicos dos estilos de vida posibles. O viviremos nuestras vidas en las lujurias de los hombres o viviremos en la voluntad de Dios. Las lujurias de los hombres son los muchos deseos de la vida que nos dan cierta cantidad de felicidad física. En sí mismas éstas pueden ser cosas buenas y correctas, pero cuando las llevamos al extremo, vienen a ser pecaminosas. Por ejemplo, es bueno comer. Necesitamos comer y nuestros cuerpos tienen que recibir alimentos para sobrevivir; pero si comemos al punto de convertirnos en glotones, hemos pecado. No estamos sirviendo a Dios cuando en cualquier situación satisfacemos en exceso nuestros apetitos.
Por otra parte, podemos usar nuestro tiempo en la tierra buscando la voluntad de Dios para nuestras vidas. Uno de los pensamientos que más liberan es saber que Dios tiene un plan para su vida. Usted no es un accidente, y no está viviendo según una serie de sucesos aleatorios sin control. Dios tiene un plan específico para cada uno de sus hijos y nosotros podemos vivir de acuerdo a ese plan. Si lo hacemos, nuestras vidas realmente contarán para algo en la eternidad.
A muchas personas les preocupa lo que dejan atrás en la tierra después de irse. No importa lo que dejemos atrás, todo será destruido. Debemos preocuparnos por lo que enviamos anticipadamente a la eternidad. Dios nos pide que renunciemos a un mundo que está pereciendo con el fin de que ganemos galardones que jamás se desvanecerán. Es lamentable ver cuanto lloramos por lo que no podemos guardar cuando Dios nos está ofreciendo bendiciones que jamás cesarán.
II. De qué somos salvos
1 Pedro 4:3-6
3. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.
4.A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
5. Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
6. Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
Vivir en la voluntad de Dios es un estilo de vida que la gente perdida simplemente no entiende. Es importante que observemos que un hombre perdido sencillamente no puede vivir una vida cristiana. Para vivir como un cristiano, nosotros tenemos que primero ser cristianos. Tenemos que nacer de nuevo. El cristianismo no es una filosofía que adoptamos, o una mentalidad que adquirimos; es un cambio espiritual permanente que tiene lugar en nuestros corazones cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y confiamos en Jesús como nuestro Salvador. Sólo cuando eso sucede nuestra conducta y nuestra actitud pueden cambiar de manera permanente.
La gente perdida se satisface con las lujurias de la carne. Lo hacen porque eso es todo lo que conocen. La única forma para que un hombre perdido pueda ver las bendiciones que da la salvación es a través de la vida cambiada de un creyente. Pedro nos dio una lista parcial de la conducta de los hombres y las mujeres perdidas. La palabra clave aquí es exceso. No es malo comer ni beber, o celebrar, pero cuando estas cosas se convierten en la única razón para vivir, son malas. Por supuesto, la idolatría siempre es mala, pero la idolatría a menudo se usa como una explicación para tal conducta excesiva. Los hombres que no quieren obedecer al único Dios verdadero sencillamente inventarán para ellos mismos un dios que les permitirá hacer lo que quieren. La adoración a los ídolos es una religión hecha por hombres.
Estos adoradores de ídolos, cuya adoración era excesiva, pensaron que era extraño que los cristianos no se les unieran en la orgía. Aquí no hay una perspectiva profunda hacia la mente humana. ¿Cómo determinamos lo que es correcto y lo que no lo es? Puede que muchos tengan una determinación basada en su propio prejuicio. Lo que nos gusta es correcto y lo que no nos gusta es incorrecto. Por eso es que los gentiles encontraron extraño que los cristianos no se les unieran en su forma de vivir carnal.
Los cristianos determinan lo bueno y lo malo basados en la Palabra de Dios. Éste es un parámetro que jamás cambia y nunca dejará de ser. Muchas cosas pueden verse bien para la carne, pero el fin de esas actividades puede ser mortal. La verdad de la Biblia perdura de siglo en siglo y jamás pasará. En contraposición a los caprichos cambiantes de la moda moral.
Recuerde, Dios es el juez final y el resultado del juicio no se basa en quién la pasó mejor en la tierra; es un asunto de quién hizo la voluntad de Dios.
El propósito del evangelio es anunciarle al mundo que hay un mejor camino aquí. El camino del placer al exceso terminará en desánimo y muerte, pero Dios envió a su Hijo para que podamos tener vida, y tenerla en abundancia. La vida que Jesús da es abundante en todos los niveles.
El evangelio es un mensaje que da vida. Nosotros lo necesitamos porque sin Jesús estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Muchos confesarán que son débiles y que tienen problemas morales, pero Dios dijo que sin Jesús estamos muertos. La única oportunidad que tiene un hombre muerto es la resurrección. Y éste es el poder que Jesús da para efectuar en nuestras almas. La nueva vida es el poder maravilloso del evangelio, y si el evangelio tiene el poder de salvar nuestras almas, de seguro tiene el poder para guiar nuestras vidas.
III. Para lo que somos salvos
1 Pedro 4:7-11
7. Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
8. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
9. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
10. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
11. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.Amén.
Hay dos grandes fechas límites en la vida. Una es nuestra cita con la muerte (He. 9:27). La otra es la pronta venida de Jesús de vuelta a esta tierra. De cualquier manera, el fin de todas las cosas está cerca. Debido a que enfrentamos estas fechas límites inmovibles, debemos hacer algunos cambios en nuestra actitud los cuales reflejen el cambio que ya ha tenido lugar en nuestras almas.
Primero, debemos ser sobrios. Esto significa vivir una vida en control de nuestras emociones. Lo opuesto de sobrio es el término griego, mania, el cual significa “frenesí o locura”. Una persona sobria enfrentará la vida de manera realista. Vivirá una vida de propósito y no estará constantemente desviándose de una idea a otra. Tendrá un sano juicio en cuanto a los asuntos espirituales así como los asuntos prácticos de la vida.
Pensar sobriamente nos llevará a una espiritualidad práctica, esto incluye la oración, nuestra cuerda vital a Dios; y por encima de todo, la sobriedad está motivada por el amor. El amor nos ayudará a lidiar con los momentos más difíciles y con la gente. El amor nos llevará a la hospitalidad y eliminará la actitud rencorosa, egoísta y crítica que tienen muchos cuando son confrontados con las necesidades de otros.
La forma de pensar sobria hará que comprendamos que realmente no poseemos nada. Meramente somos mayordomos de los dones que Dios nos ha dado. Hemos recibido todo lo que tenemos, y debemos ministrarnos los unos a los otros usando lo que Dios nos ha dado para hacer su voluntad en nuestras vidas y en las vidas de otros.
La gracia de Dios es multifacética. Dios no nos ha dado los mismos talentos a cada uno de sus hijos. Esto no quiere decir que Dios prefiera a uno más que a otro, sino que significa que no somos intercambiables como las piezas en una gran máquina. Dios tiene una voluntad y un plan específico para su vida y sólo usted puede alcanzar ese plan.
La forma de pensar sobria nos llevará a hablar correctamente. Cuando decimos la verdad que aprendemos de la Palabra de Dios, debemos hacerlo con seriedad. No todos pueden ser predicadores ni maestros, pero todos pueden ser testigos y cuando Dios nos da esa oportunidad, debemos hablar de manera convincente y con seriedad acerca de la esperanza que está en nosotros.
Observe también que cuando Dios nos da un mandato, Él también nos da el poder para llevarlo a cabo. Jesús les pidió a los hombres que hicieran muchas cosas diversas. Él le pidió al hombre cojo que tomara su lecho y caminara. Él le pidió a un hombre ciego que fuera y se lavara en el Estanque de Siloé. ¿Cómo iban a alcanzar estas tareas estas personas disparejas? Jesús les dio el poder para hacerlo como Él lo había mandado. Cuando ejercitamos los dones que Dios nos ha dado, nosotros podemos contar con que Dios nos ha dado la capacidad que necesitamos.
UNA PALABRA FINAL
El Maestro determina el galardón, no los siervos. El juicio no es con jurado presente donde se ofrece una defensa y luego se toma una decisión. Sólo Jesús determinará si hemos sido fieles a Él, o no. La base para esa decisión es si hemos guardado su Palabra, o no (Jn. 12:48).
Hay muchas joyas en este precioso pasaje, pero la amonestación por el amor las sostiene a todas. Si realmente esperamos la venida de Jesús, nos amaremos los unos a los otros. Este amor será ferviente, activo y trabajador. Nosotros jamás tenemos que subestimar el testimonio que damos cuando simplemente nos amamos entre nosotros (Jn. 13:35). Nuestro mundo está hambriento por el tipo de amor que todo hijo de Dios tiene en su corazón. Si simplemente permitimos que la luz de ese amor brille a través de nosotros, el tiempo que nos queda en la tierra será precioso y nuestra obra será recompensada.
De una u otra manera gastaremos el tiempo que nos queda en la tierra. Tomemos la resolución de hacer el mejor uso de nuestro tiempo y nuestros talentos en el servicio de Dios y de amar al mundo como lo hizo Jesús.
PARA DISCUSIÓN
1. ¿Qué significa para usted hacer la voluntad de Dios? ¿Cómo puedes diferenciar si estás en la voluntad de Dios?
2. ¿Lo han criticado alguna vez los así llamados “amigos” por no compartir actividades pecaminosas? ¿Cómo lo hizo sentir?
3. ¿Qué quiere decir ser “mayordomo” de la multiforme gracia de Dios?
4. ¿Qué tipo de mayordomo es usted? Hable sobre formas de ser mejores mayordomos de la gracia de Dios.
Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.