Viviendo Por Cristo En Persecución
Texto: 1 Pedro 3:13-22
Seremos fieles a Cristo aún si tenemos que sufrir por ello, ya que las pruebas de la fe se convierten en fuentes de fortaleza y oportunidades para un testimonio mayor.
Versículo clave: “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. 1 Pedro 3:14, 15
UN VISTAZO PRELIMINAR
Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, puede que esperemos que nuestros problemas se acaben. Cuando nos dedicamos verdaderamente a seguir y a servir a Dios, nos sometimos al bautismo escritural y nos unimos a una iglesia nuevo¬testamentaria, puede que creyéramos que las cosas darían un giro hacia algo mejor y que durante el resto de nuestra vida en la tierra no habría dolor ni tribulación. Nada puede estar más lejos de la verdad.
La Biblia es clara en este asunto. En 2 Timoteo 3:12 leemos: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”.
La Biblia claramente declara en Job 14:1: “El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado de sinsabores”. Nosotros debemos comprender que no hay nada extraño ni inesperado al tener problemas en nuestras vidas. Saber qué esperar nos librará de muchas frustraciones. De igual manera, las expectativas irracionales e imprudentes nos llevarán a desanimarnos.
La lección de hoy nos ofrece una instrucción maravillosa y alentadora sobre lo que tenemos que hacer cuando somos perseguidos por lo que creemos. Debemos observar cuidadosamente que estos versículos no se refieren a problemas que tengamos debido a nuestra conducta pecaminosa. Tampoco se refieren a los problemas que naturalmente son parte de la vida. Después de todo, llueve sobre los justos y sobre los injustos. Nosotros no podemos echarle la culpa a nuestra fe por todos nuestros problemas y nuestras pruebas, pero hay persecuciones que son únicas de los cristianos.
Si sufrimos meramente porque creímos y seguimos a Jesús, debemos sentir consuelo en las instrucciones de estos versículos.
UNA MIRADA MÁS CERCANA
I. Los cristianos deben esperar oposición
1 Pedro 3:13-16 13.
13. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño,si vosotros seguís el bien?
14. Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis,
15. Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y rev-erencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
16. Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
Uno de los mejores aislamientos contra la persecución es la conducta justa. Esto no eliminará los problemas, pero hará que la persecución sea irracional ante los ojos de la gente razonable. Sin embargo, aunque estemos haciendo el bien, los problemas aún vendrán. Debemos estar seguros que si sufrimos, no estemos sufriendo por algún pecado que hayamos cometido, sino por haber vivido una vida santificada. Entonces, podremos gloriarnos en nuestras tribulaciones.
¿Cómo podemos estar felices si estamos sufriendo? Eso parece contradictorio, pero recuerde que esto es precisamente lo que Jesús nos enseñó a hacer. Él dijo en Mateo 5:11, 12: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos: porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. Jesús ligó nuestro sufrimiento por su causa con nuestra recompensa en el cielo. Aquellos que sufrieron mucho recibieron un gran galardón. Pablo resuena esta idea en 2 Corintios 4:17: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.
Aquí está la clave para alegrarse en el sufrimiento. Nosotros tenemos que comprender que el sufrimiento que atravesamos aquí nos está haciendo ganar un galardón incomparable en la eternidad. Entender esto realmente hará una diferencia cuando enfrentemos los problemas y las persecuciones en nuestras vidas. El resultado es que no tendremos temor ni nos sentiremos atribulados cuando las pruebas nos lleguen. Las veremos por lo que realmente son—oportunidades para ganar galardones en el cielo.
Además, veremos los problemas como oportunidades para un servicio mayor. Pablo escribió sobre esto en Filipenses. Ahí él nos dice que algunos estaban avergonzados por su encarcelamiento, pero él usó la ocasión para testificarles a todos en el palacio de César y muchos se convirtieron debido a las oportunidades que Dios le dio a Pablo durante su encarcelamiento.
Nosotros jamás debemos olvidar que es privilegio nuestro ser testigos de Jesús. Debemos estar listos para responder o testificar sobre lo que creemos cuando tengamos la oportunidad. Debemos ser testigos con mansedumbre y temor, o respeto. Nunca debemos jactarnos como si fuéramos superiores por el hecho de ser creyentes. La vida se trata de Jesús no de usted ni de mí.
Si soportamos nuestros problemas alegremente, y si sufrimos inocentemente, demostraremos que nuestros espíritus son realmente diferentes. El testimonio más poderoso es un comportamiento cambiado. Un buen estilo de vida que refleje el carácter y la enseñanza de Jesús nos permitirán ser testigos aún y cuando los hombres malos prevalezcan en nuestras vidas
o en el mundo.
II. Los cristianos deben animarse por la victoria de Cristo
1 Pedro 3:17¬19
17. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
18. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muer¬to en la carne, pero vivificado en espíritu;
19. en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.
Si creemos en la Biblia, entonces el sufrimiento es inevitable. Esto significa que o sufriremos por hacer el bien o sufriremos por hacer el mal. La opción debe ser clara para cualquier hijo de Dios. Si evitamos hacer el mal, jamás podremos sufrir por él.
Esta simple verdad vuela en la cara de los legalistas que creen que nuestra conducta por sí sola determina la calidad de nuestras vidas. La idea ahí es que si guardamos todas las reglas y vivimos una vida limpia y recta, no sufriremos. El otro lado de la moneda fue expresado por los amigos de Job. Ellos pensaron que su sufrimiento estaba directamente relacionado con algún pecado inconfeso en su vida, y que si él admitía sus faltas, su sufrimiento acabaría. Éste no fue el caso con Job y no necesariamente es el caso con los cristianos que sufren hoy día.
La mala conducta puede de hecho traer el sufrimiento, pero nosotros también podemos ser perseguidos cuando no hayamos hecho nada malo. Jesús es un ejemplo de esto. Jesús procuró lo mejor para todas las personas que conoció. Nada de lo que hizojamás le hizo daño a nadie; no obstante, Él sufrió. Él no sufrió porsus propios pecados; él sufrió por los nuestros. Él fue justo y sufriópor los injustos para poder traer a Dios a todos los que creen en Él.
La persecución de Jesús eventualmente le llevó a la crucifixión. No obstante, cuando Jesús murió físicamente, aún estaba vivo espiritualmente. Fue ese espíritu el que les había testificado a los hombres a través de los siglos y el que aún hoy ministra los corazones de los hijos de Dios en todas partes del mundo. A través del Espíritu Santo, Dios predica a quienes están encarcelados por todo tipo de cosas. Hay prisioneros del odio y el prejuicio así como muros de piedra que encarcelan nuestros cuerpos; pero no hay prisión alguna que contenga el evangelio. Ninguna prisión puede evitar que una idea entre o salga.
El Cristo resucitado está vivo y tiene poder y su Espíritu puede obrar en cualquier situación, sin importar cuan oscura pueda ser.
Cuando Jesús murió, a Pedro y a los otros apóstoles les pareció que todo había terminado; no obstante, en tres días y tres noches Jesús estuvo vivo para toda la eternidad; y en verdad todo había comenzado a cambiar cuando Jesús murió en la cruz. La gran ilustración aquí es que las horas más oscuras de nuestras pruebas y nuestra persecución pronto darán paso a la mañana resplandeciente de la resurrección. Entonces, las pruebas de la vida se verán como cosas insignificantes si las comparamos con la gloria que nos será revelada. Así fue conJesús, y así será con todos los que crean en Él y sufran por causa de su nombre.
III. Los cristianos deben andar por fe, no confiar en los resultados
1 Pedro 3:20-22
20. Los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esper¬aba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca,en la cual pocas personas,es decir,ocho,fueron salvadas por agua.
21. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no qui¬tando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.
22. Quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.
El mundo antes del diluvio era un lugar horrible. Los pensamientos de los corazones de los hombres eran continuamente el mal. Ésta era una situación tan mala que la única forma para salir de eso era la destrucción de la vida humana en el planeta. Pedro usa esto como un ejemplo de cómo pueden ser las cosas malas para el pueblo de Dios. De los vastos números del pueblo vivo antes del diluvio sólo ocho personas se salvaron de la destrucción. Aquellos que confiaron en el Señor y actuaron en su Palabra siempre serán una minoría, pero la verdad es verdadera y siempre prevalecerá.
La verdad no es un asunto de decisión democrática. Una mala idea con la que todos están de acuerdo sigue siendo una mala idea. Dios es paciente y Noé predicó por ciento veinte años mientras el arca estaba siendo preparada para el diluvio que vendría. Noé predicó sobre un diluvio en un mundo donde jamás había llovido. Su mensaje debe haber parecido insensato para quienes lo oyeron, pero el mensaje de Noé fue justamente preciso. Dios sí envió un diluvio y el arca fue el único lugar seguro cuando lo hizo.
El punto es que los espíritus desobedientes oyeron la verdad, pero no respondieron apropiadamente a ella. Esto nos enseña que nosotros no debemos desanimarnos cuando testificamos y los hombres no nos creen. Demasiadas personas esperan resultados inmediatos ante cualquier acción. Nosotros queremos decisiones inmediatamente. Queremos crecimiento inmediatamente. Queremos un alivio instantáneo cuando oramos. Nos desanimamos si se nos pide esperar por algo o por alguien. No obstante, Dios requiere paciencia y la paciencia es producida por la tribulación.
El mensaje de Noé fue cierto y las aguas del diluvio destruyeron el mundo y salvaron a Noé y a su familia. Éste es un cuadro, una ilustración, que resuena en la experiencia de los cristianos en el bautismo. El bautismo sólo puede dar como resultado un cambio en la parte exterior de una persona. El agua puede quitar la suciedad del cuerpo, pero no puede cambiar a la persona por dentro. Sólo Jesús puede hacer eso. De igual manera la inundación destruyó el mundo. Salvó a Noé, pero no hizo ningún cambio en el alma de ninguno. Noé creyó a Dios y esa creencia le contó para justicia. Es la respuesta de una buena conciencia hacia Dios que hace la diferencia en nosotros, no lo que nos sucede en el exterior.
El bautismo es importante y todo creyente debe bautizarse. Esto no se debe a que el bautismo salvará nuestra alma, sino porque es una indicación externa de lo que ya ha sucedido dentro de su alma. Jesús no se convirtió en Hijo de Dios cuando se bautizó, pero se sometió al bautismo para que la justicia fuera cumplida.
El bautismo retrata la resurrección de Jesús, y es esa resurrección la que desencadena el poder de Dios en nuestros corazones para permitirnos hacer cosas que de otro modo encontraríamos imposibles.
UNA PALABRA FINAL
Una lección primordial que debemos obtener de estos versículos es el poder y la autoridad de Jesús de verdaderamente hacer que las cosas estén bien en nuestros corazones. Jesús a menudo fue humillado y perseguido mientras estuvo en la tierra. Se le mal interpretó y ridiculizó mientras estuvo en la cruz, pero ahora está a la diestra del Padre y está en control de ángeles, autoridades y todos los poderes que funcionan en el universo.
La maravillosa promesa para nosotros es que nosotros podemos compartir en este reino celestial. A través de toda la Biblia se presenta un hilo de esperanza de que un mejor día vendrá cuando la verdad y la justicia finalmente sean hechas. Las cosas malas se corregirán y toda deuda será cancelada por completo. Ese día está llegando rápidamente, y en ese día lo único que importará será nuestra relación con Jesús. Si lo conocemos, todo será grandioso, y si no lo conocemos, nuestras vidas terminarán en un desastre.
En la primera parte de los Hechos, leemos que los cristianos primitivos realmente se alegraron en sus sufrimientos. Se alegraron porque fueron contados dignos para sufrir por la causa de Cristo. Y aunque fueron golpeados y maltratados, se fueron alegrándose porque Dios los habían contado dignos para sufrir por su causa (Hch. 5:41). Ésta es una verdad transformadora que hará posible que nosotros soportemos el sufrimiento, y más que eso, que en realidad nos levantemos por encima de éste en gozo triunfante.
Nuestros sufrimientos duelen, y no estoy tratando de mitigar el terrible dolor físico y emocional que trae la persecución. Puede ser horrible, casi insoportable. Su intensidad puede aumentar a tal grado que pensemos que ya no lo soportamos. Pero 2 Corintios 4:17 nos enseña que la intensidad del sufrimiento que experimentamos no es ni siquiera una gota en la cubeta comparado con la intensidad de la gloria que nos espera.
El poder que levantó a Jesús de la tumba está disponible para usted y para mí cuando enfrentamos pruebas por causa de nuestra fe. Cuando aplicamos el poder de la resurrección a nuestros sufrimientos, podemos ser más que vencedores por medio de Jesús.
PARA DISCUSIÓN
1. ¿A quién conoce que esté sufriendo por la causa de Cristo?
2. ¿Por qué es importante manifestar esperanza durante el sufrimiento injusto?
3. ¿Le ha pedido alguna vez alguien que le dé una razón de la esperanza que está en usted? Comente las circunstancias y sus respuestas a ellas.
4. ¿Qué simboliza el bautismo con agua? ¿Cuál es el mensaje que lleva?
Preparado por D. Robinson; COMITÉ BAUTISTA ESCUELA DOMINICAL de A.B.A.